EL MEDIO Y EL ÁRBOL
Por Luis Sexto
Suele el bosque ocultar los árboles, cuando el conjunto estorba reparar en lo individual. La frase, así, alude al juicio que engloba y no concreta, que masifica y no particulariza. Hoy quiero empezar poniendo esta frase al revés: a veces los árboles impiden ver el bosque. Sería entonces como decir que lo singular opaca, anula a la pluralidad.
Apartémonos, sin embargo, del intelecto y vayamos a lo físico. Los árboles ocultan al bosque cuando no abundan o no existen. Esa es la visión que me ha acompañado durante un viaje de diez días que partió en La Habana y terminó en Guantánamo. Y el recorrido, de ida y vuelta, no me hastió. Por el contrario, aparte de alegrarme por el reencuentro con colegas queridos y conocer a otros, refrescó mis ojos mediante la descripción topográfica que nos facilita un vehículo.
Yo amo el paisaje de mi tierra. Pero no vacilo en afirmar que le faltan árboles cuya repetida presencia pueda atestiguar la existencia de bosques o bosquecillos. Claro que la Autopista del Sur o la Carretera Central propician apreciar una franja del campo, y no sería justo hablar, con tan reducido cuadro a la vista, de un país en crisis forestal. En crisis permaneció hasta 1959. Entonces solo el 14 por ciento de la superficie de Cuba se cubría de bosques después de que en 1492 el 85 por ciento de nuestra tierra se sombreaba, como bajo un techo total, con especies preciosas y frutales.
El hacha de los colonizadores taló aquí la madera para la Flota Invencible, que resultó al fin vencida, y para el lujo monárquico del Palacio de El Escorial. Luego el filo de los hacendados despejó la espesura para sembrar la caña de azúcar, sobre principios agrícolas extensivos.
La Revolución ha logrado forestar hasta el 23 por ciento del país. Pero, a mi modo de ver, todavía no es suficiente. Y es más: creo que la reforestación avanza con lentitud. Hace años que yo, periodista, repito esa cifra. Hay vocación y conciencia forestal. Cierto. Mas no creo que todos los cubanos sintamos la misma inquietud por plantar un árbol o conservarlo. Fíjense si así es que solo del diez por ciento de los árboles que en la capital promueve el departamento de áreas verdes, sobrevive. El resto fenece bajo la indisciplina y la desidia.
Ah, cuánto perduran las herencias negativas. Con cuánta indiferencia un ciudadano cualquiera aporrea una planta, o lo corta. Cuánta insensatez e ignorancia nos abruma al no reparar que la falta de árboles nos vela la visión de los bosques. A veces incluso los culpamos de los vientos. Pero Los ciclones vienen aunque los árboles falten. Pero si faltan, la lluvia se demora. O no viene... (Publicado en Juventud Rebelde)
12 comentarios
Ricardo -
Que no. Que no. Que ni los árboles fueron talados para construir la Invencible, ni para el lujo monárquico de el Escorial, ni después de 1959 se fomentaron los bosques, ni Stalin fue un militante honesto y consagrado (vaya tela marinera), ni si todo el mundo viajara se arma el carajo en los cielos, ni tu ahora no entras en un hotel porque antes solo entraba los ricos y ahora no entra ni Dios porque todos somos iguales, y ahora paz y luego gloria. Que no. No es eso.
Hombre, podía decir que la tala de bosques fue debida a la explosión demográfica, a la necesidad de tierras de cultivo, y eso aquí y en la Conchinchina, que algunos barcos se construyeron para defender las costas cubanas de asaltos de piratas que degollaban y secuestraban con enorme placer, que allí se construyó el barco mas hermoso que han surcado los mares, que la corte de lujo monárquica de Felipe II era lo mas soso que te puedes tirar a la cara, tan austera que los embajadores se daban de hostias para no venir a este palacio-monasterio de lo mas aburridísimo, que ya quisieran muchos que se llaman revolucionarios ser la décima parte de austeros que aquel rey dueño de medio mundo y que no era socialista, que Stalin no fue honesto, sino un HP esférico y un cabrón con pintas, que cuando se inventó la lámpara eléctrica algunos dijeron que eso era un lujo para unos pocos no para todo el mundo, que de lo que después del 59 los bosques y la agricultura se han arreglado, de eso tampoco digo nada. Podía decir, pero no lo digo, me callo. Hoy no quiero que me tiren del cimbel.
Yo digo que ya está bien de hacer leña del árbol caído. Ya está bien de dar leña al mono.
Fabian Pacheco Casanova... -
Fabian Pacheco casanova... -
Enrique R. Martínez Díaz -
Gabriel -
Le puedo asegurar con toda convicción que yo personalmente jamás he hecho nada malo contra ningún cubano.
Por otra parte no siento en absoluto ninguna responsabilidad por lo que hayan hecho otros españoles en Cuba hace más de un siglo, por varios motivos.
Lo único que me une con esas personas es el hecho de que naciesen en el mismo fragmento de lo corteza terrestre que yo.
Con ellos no me une ninguna sangre, ya que Valmaceda, Weyler y compañía, vivieron en Cyba y dejaron sus descendientes en Cuba.
Por tanto, ustedes los cubanos son de la misma sangre que Valmaceda y Weyler, mientras que los españoles hemos dejado de compartir su sangre hace más de un siglo.
Un saludo.
Carlos -
Con respecto a la cen sura de la BBC y el NYT no lo puedo estar pues los leo y los veo y los "blogueo" constantemente y la unica cen sura que ponen es a las malas palabras o terminos politicamente incorrectos (entiendase sociolinguisticamente incorrectos) como peden ser palabras ofencivas a la raza, el genero, la orientacion sexual , la religion. Despues de eso y con decencia, usted puede escribir de y como le venga en ganas. Esa libertad de prensa y de expresion es algo que no se puede negar, si se habla en serio.
Enrique R. Martínez Díaz -
Enrique R. Martínez Díaz -
Fabian Pacheco Casanova -
Fabian Pacheco Casanova... -
Fabian Pacheco Casanova -
Fabian Pacheco Casanova -