UN VIOLÍN EN REMEDIOS
Luis Sexto
San Juan de los Remedios, ciudad del norte de la provincia de Villa Clara, cumplirá el 24 de junio próximo, 500 años de fundada como asentamiento español en Cuba. Y qué son 500 años. Poco en la historia. Pero la historia de Cuba cuenta precisamente cinco siglos. Entre nosotros, pues, no es poco.
Remedios derivó desde sus inicios en un pueblo, una ciudad mágica. Desde antiguo, ciertos papeles hablan de que en la octava villa de Cuba –titulo que recibió en 1545- se apareció el diablo, aunque los fines que procuraba tal aparición envuelta en olor a azufre, era más bien económico, pues lo que el diablo recomendaba por boca de una posesa era trasladar la villa a otras tierras que pertenecían a determinados propietarios. Por tanto, cualquier cosa que tenga que ver con lo esotérico puede disponer de un escenario apropiado en Remedios. Y de ese rasgo local fantástico se sirve Jesús Díaz Rojas, escritor remediano nacido en 1958, a quien la editorial Capiro le publicó un libro de cuentos titulado también mágicamente: Un violín por las noches de luna nueva.
Un violín por las noches de luna nueva está compuesto de cinco cuentos que se explayan en 90 páginas. Es decir, no son cuentos breves. Para llegar al final hay que recorrer un espacio que el oficio de Jesús Díaz Rojas cubre con descripciones y detalles que justifican cada página de las historias que cuenta. Son historias, más bien tradiciones o leyendas que el narrador va recreando, va como agregándoles elementos, versiones que separan a Un violín por las noches de luna nueva de la intención folclórica para insertarse en la literatura. Son, me parece, como cuentos de cuentos de misterio. Por ejemplo, el libro lo abre el titulado La verdadera historia de la llorona de la calle La mar. Con el calificativo de verdadera parece evidente el propósito de ofrecer otra versión de la leyenda que aún alienta entre los remedianos.
Díaz Rojas emplea en este su libro el método del realismo mágico, esa combinación de lo real y lo onírico o lo mítico. Y debo decir que resulta muy acertado. Sabe el valor de lo que recrea, y como soporte de sus versiones a veces enervantes, y excitantes, particularmente en las escenas eróticas, coloca una base histórica que se expresa en el conocimiento de Remedios y de su arquitectura, sus templos y ermitas, fuertes y sitios signados por la tradición mágica. Tal precisión en los detalles visibles, facilita que lo fantasioso gane la limpieza de lo posible o existente.
En fin, si encontramos a nuestro paso Un violín por las noches de luna nueva, no lo apartemos. Entre sus páginas nos llaman La llorona, los fantasmas de la ermita, la bailarina fantasmal de la calle Jesús del Monte. En esos personajes está la definición de la interiorizada poesía que recorre a San Juan de los Remedios y su constante atmósfera de insólita presencia.
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