LA UNANIMIDAD ES GENERALMENTE SOSPECHOSA
Por José Luis Estrada Betancourt Entrevista al cineasta cubano Fernando Pérez “Cuando hago una película, no solamente acudo a la experiencia que he acumulado durante todos estos años, sino también a lo que no sé”, asegura Fernando Pérez, Premio Nacional de Cine, quien desde hace algún tiempo trabaja sin descanso en su próxima producción: un largometraje de ficción sobre la niñez y la adolescencia de nuestro Héroe Nacional José Martí. “En Madrigal me propuse contar una historia desde un lenguaje no naturalista, que buscaba deliberadamente la artificiosidad. Esta es una película donde la mayoría de los personajes, con excepción del que interpreta Yailene Sierra, no son absolutamente realistas, incluso sus diálogos forman parte de una pieza de teatro. Ese era un camino que a mí me interesaba transitar. Había visto películas de Lars von Trier, el cineasta danés, quien representa una realidad muy artificial, la cual resulta, al menos para mí, mucho más fuerte, que si se reflejara una impresión de nuestra realidad. Y yo deseaba recorrer eso camino”, explica el realizador de Suite Habana, Clandestinos, Madagascar y La vida es silbar. “Me gusta experimentar. Fíjate que en Madrigal me impuse empezar a contar otra historia: el cuento de Javier, cuando la película prácticamente había terminado y ese fue un gran desafío, pues estábamos violando un principio, pero no podíamos saberlo si no lo poníamos en práctica. Eso era lo que me interesaba. “Madrigal —y cada vez va siendo más su destino—, es una película que desconcierta a todo tipo de público. Dentro de ese desconcierto hay gente a quienes les gusta y hay a quienes no, pero la gran mayoría se enfrenta a una película que le despierta inquietudes y muchas preguntas. “No esperé tanto desconcierto, debo confesarlo, pero de alguna manera me reconozco en la película, porque estoy muy seguro de que ahí hay un camino. Quizá Madrigal sea un primer paso, aunque no sea el más firme, pero es un paso que puede enriquecer la diversidad estética del cine cubano”. -Para los críticos, después de Suite Habana, Madrigal fue un “chasco”, quizá porque esperaban una película por la misma cuerda... —Cuando hago una película trato de no pensar ni en la prensa ni en lo que va a provocar la película, sino en el espectador que soy yo, es decir, qué quiero expresar, cómo lo puedo expresar, qué película me gustaría tener a mí como resultado final. No porque me sienta el espectador como el centro del mundo, pero soy uno que tiene que ser la medida de lo que quiere expresar. “En el cine no existe una fórmula para el éxito, pero sí una para el fracaso: tratar de contentar a todo el mundo. La unanimidad es generalmente sospechosa, porque lo que abunda es la diversidad de criterios, que es lo que mueve el pensamiento. Una decisión absolutamente clara para mí era hacer una película totalmente distinta a Suite Habana —la experiencia creativa más fuerte de mi vida— yo estaba seguro de que tenía que cambiar de registro, probarme a mí mismo. “Lo curioso es que Madrigal fue un guión escrito antes de Suite Habana y cuando volví a él pensé que estaba ante la historia precisa. Por supuesto, no quise hacer un chasco, ese no era el propósito, pero sí estaba consciente de que, de alguna manera, Madrigal podía provocar, para aquel que no entre en ese tipo de propuesta estética, un rechazo absoluto. A mí no me gusta hacer un cine conformista, un cine complaciente, un cine que busque la unanimidad. No pretendo ser original, sino encontrar cosas que a veces uno no se imagina que pueden estar ahí”. Entre película y película está rompiendo. ¿Es que anda buscando un camino? Fernando Pérez, quien pretende comenzar a filmar entre mayo y junio el proyecto sobre los primeros años de vida de José Martí, está en estos momentos dándole los toques finales al guión de esta película que formará parte de una serie llamada Libertadores. Se trata de un proyecto de coproducción, donde participan varios cineastas de América Latina. Cada uno filmará una película sobre el libertador de su país. “A mí me ofrecieron hacer una sobre nuestro Héroe Nacional. Y aunque nunca pensé verme involucrado en un largometraje de esta envergadura, tengo que reconocer que la idea me apasiona. “Cuando me lo propusieron me asusté. Es que Martí es tan grande... Tengo que confesar que decidí contar mi historia a partir de la infancia y la adolescencia del Maestro, porque el Martí adulto me sobrecoge. Siempre he dicho que cada película que enfrento es la más difícil, pero ahora sí que es verdad, pues esta tiene como centro a la figura más descollante de nuestra historia. Y cada cubano tiene su Martí”. Según explicó Fernando, la película, coproducción entre la Televisión Española y el ICAIC, se rodará completamente en Cuba, pues, como explica Fernando, Martí vivió en la Isla los primeros años de su juventud (16 ó 17 años). Aunque todavía no tiene pensado quién será el actor que interpretará al autor de los Versos Sencillos, Pérez está convencido de que tiene que realizar un casting muy cuidadoso. “Ese es uno de los grandes retos, porque tenemos que encontrar a un niño que dé en pantalla de 9 a 12 años, así como un joven que parezca que tenga entre 15 y 17, y que, además, haya un parecido entre ambos. Nos ayuda que no está muy clara la imagen de ese Martí, a diferencia del adulto del cual todos tenemos referencia visual. Del niño solo existe el famoso cuadro donde aparece con la medalla, mientras que de su adolescencia hay solo tres imágenes. Algo sí tengo muy claro: lo que finalmente determinará la selección será la mirada”. Pérez adelantó que, además de la madre y el padre —“una relación que lo marcó tanto”—, aparecerán en la película personajes que fueron decisivos en la vida de Martí en esa etapa, como José María de Mendive y Fermín Valdés Domínguez, sin que descarte que tomen vida en el celuloide algunas de sus seis hermanas. “Creo que dos son las que se van a convertir en personajes con una determinada presencia. Estoy trabajando los personajes sin juzgarlos y tratando de convivir con ellos, de saber cómo fueron, cómo sintieron. Esa ha sido la tónica en el guión”.-La película sobre Martí ha partido de un encargo. ¿La motivación es la misma? “En un principio no estaba muy motivado, en verdad, me sentí desilusionado, como si me hubiera caído un cubo de agua fría, pero luego... Ya ves, surgió Suite Habana y sin embargo, la serie jamás se hizo. En fin, que a veces los encargos despiertan motivaciones que estaban dormidas, que uno no era consciente de que permanecían ahí, a flor de piel. Lo mismo me ha sucedido ahora con esta película sobre Martí”. -Supongo que ha tenido que investigar mucho... —Llevo unos cuantos meses de estudio en la Biblioteca Nacional, revisando periódicos de la época, ayudado por Gloria María Cossío. Sinceramente, me estoy sintiendo muy cerca de la niñez y la adolescencia del Apóstol. Como debes imaginar, también he leído mucho: su poseía, su epistolario —las cartas a su madre son una lección de vida—, sus Obras Completas... El proyecto que pretendo filmar debe durar entre hora y media y dos horas. Espero que sea libre y que no tenga ningún tipo de condicionamiento, lo que podría suceder si se tiene en cuenta que es una coproducción. -¿Le propusieron que el proyecto fuera un documental, un docudrama o ficción?
—Es que ese es el camino, pienso yo. Mira, a veces me pongo a pensar —no es mi tarea, pero como me haces la pregunta—, si tengo un estilo o algo así. Y sí creo que hay algo que se repite en mis películas, una determinada emoción, un sentimiento, un punto de vista. Al menos, yo hago cine para dejar un pedazo de mí, de mis sentimientos, más que de mi filosofía de vida. Me interesa hacer todo tipo de cine, conmigo no sucede como con otros cineastas en quienes puedes encontrar una impronta estilística o un género que repiten de una a otra película. A mí me gustaría, por ejemplo, hacer un musical. Por eso admiro tanto a Lars von Trier, quien en cada propuesta se renueva, aunque guarda una personalidad. No sé... a veces creo que este cineasta ve lo que uno no ve y sorprender es bueno.
“Entre mis planes está hacer una película que se titulará Nocturno, la cual quiero rodar con una camarita digital, sin el apoyo de la industria, de una manera independiente, por lo mismo que te he dicho: probar otros caminos”.
—Mira, Suite Habana también fue un encargo. No olvidaré que yo estaba esperando porque José María Morales, productor de cine español, llegara con la aprobación del presupuesto para filmar Madrigal. Y sí llegó, pero me dijo que todavía no era posible, así que me propuso que hiciera un documental para Ciudades invisibles, una serie para Televisión Española. Quería que en esa película, que debía durar 55 minutos, yo ofreciera mi visión de La Habana.
—No, fui yo quien se decidió por la ficción, porque mi interés no es hacer la biografía histórica de Martí, pues de ser así me hubiera ido por el documental. Es evidente que en este caso mostraré un Martí tal y como yo lo veo, un muchacho con una sensibilidad muy especial, pero también una persona común y corriente, como cualquiera de nosotros. (Tomado de La ventana)
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