AUDACIA Y REALISMO, ¿LA FÓRMULA CUBANA?
Por Luis Sexto
Raúl Castro tendió el 26 de julio de 2007 un ramo de olivos a los Estados Unidos, por segunda vez en menos de un año. ¿Político o impolítico? ¿Táctico o estratégico? ¿Coherente o inconsecuente? Las respuestas necesitan mucho más que encerrar en un círculo el SÍ o el NO, como en un fácil examen escolar. Cuba no es una asignatura simple. La complejidad la acompaña, con su teoría de equívocos, pistas falsas, deseos admitidos como verdades y verdades deslegitimadas como falsas aprehensiones.
Un análisis con alguna posibilidad de certeza ha de partir admitiendo que la mayor desgracia que el futuro podría depararle a Cuba, sería que los norteamericanos fueran saludados nuevamente “como libertadores”. Con derecho a imponer su paz, su orden, su cultura, como en 1898, después de haberse servido de la debilidad de España y la ingenuidad –no exenta de incapacidades materiales- de los luchadores por la libertad. En aquel momento frustraron la independencia política y el desarrollo autónomo de la economía nacional, aprovechándose de esa situación que en la punzante, desenfadada y natural lengua de los cubanos se sintetiza en “coger los mangos bajitos”, esto es, sin subir a la mata o levantar una vara: solo estirando un palmo el brazo.
Sin embargo, es advertible que toda la culpa no fue de ellos, incluso habría que, en justa evaluación, reconocer los beneficios que le aportaron los norteamericanos a la Cuba de la posguerra: arruinada por la contienda independentista y limitada por 400 años de coloniaje. También los cubanos, en particular sus dirigentes, posteriormente a la aprobación de la Enmienda Platt –cuya aceptación era previsiblemente inevitable, porque el rechazo a ese apéndice constitucional habría perpetuado el ejército de ocupación-, adoptaron decisiones que anudaron aun más la dependencia. ¿Por qué el congreso de la república no aprobó la propuesta de Manuel Sanguily, ardiente y lúcido intelectual independentista, de rechazar el Tratado de Reciprocidad con los Estados Unidos en 1903? La defensa de su tesis fue tan apasionada, tan preclara, tan profética, que un poeta y periodista allí presente escribió un soneto -luego célebre por otra razón: fue falsamente acusado de plagio- que comparaba al agudo coronel del Ejército Libertador con Don Quijote: “Que siga el caballero su camino/ agravios desfaciendo con su lanza; / todo noble tesón al cabo alcanza/ fijar las justas leyes del destino”. Estaba, al cabo, defendiendo a la “Más fermosa.”: la patria.
Quiero decir, en síntesis, que los cubanos a partir de 1902, a pesar del sometimiento jurídico y efectivo de la república al protectorado estadounidense, tuvieron espacio, aunque fuese mínimo, para la maniobra, para la resistencia inteligente. Habría que indagar, modificar un tanto ese enfoque catastrófico, rígido y unilateral con que a veces enjuiciamos el pasado, y poner las coyunturas también bajo la responsabilidad de las acciones que debían haber limitado la absorción de nuestra república y quedaron en el paraíso de las ideas sin realizar, a influjos de un anexionismo solapado o del predominio de ambiciones y egoísmos de partidos y familias, y las posturas soberbias de algunos titulados “hombres fuertes” que mantuvieron a la sociedad cubana dividida, como escribió el fenecido ensayista Joel James, “contra sí misma”.
No se trata de exonerar a los Estados Unidos de haber empezado en Cuba, a título de estreno mundial, la dominación neocolonialista, ni de pretender anular las palabras del jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez, cuando escribió en su Diario que los norteamericanos en Cuba no iban a dejar un adarme de simpatía. Pero no tan poca dejaron. Como advirtió Martí, el anexionismo, ese ver en la propia disolución dentro de Norteamérica la solución de los males y las insuficiencias de la república, seguiría encandilando en el futuro a una porción de cubanos. Hoy, efectivamente, no solo continúa entreteniendo al millón de emigrantes que radican en territorio de la Unión, y al grupo de presuntos “dirigentes del exilio”, sino también a los que en Cuba aspiran a emigrar o desean el predominio de Mc Donald’s, Malboro y Hollywood en la Isla.
Hubo, desde siempre, una vanguardia que, abroquelada en el antiimperialismo martiano, arriesgo vida, hacienda e intelecto para conquistar definitivamente la independencia y un desarrollo creadoramente nacional. La revolución de Fidel Castro, en cuya ideología participan postulados martianos y marxistas-leninistas afincados en una tradición revolucionaria antidictatorial, nacional liberadora y socialista, consiguió en 1959 establecer todo el espacio para que las fuerzas del progreso quebrantaran las manquedades heredadazas en los inicios del siglo XX, entre las cuales, desde luego, figuraban las impuestas por la influencia neocolonial de los Estados Unidos. Y le enseñó al pueblo a desprenderse del miedo y hacer suyo cuanto era suyo por derecho.
Liberar a Cuba, rescatar sus riquezas y ventajas naturales de la apropiación extranjera, implicaba, necesariamente, golpear los fundamentos del predominio yanqui, para quien Cuba y sus islas y cayos adyacentes venían siendo reputados, desde el primer lustro del siglo XIX, como una especie de traspatio. Quitárselo, es decir, nacionalizar lo que a Cuba en derecho pertenecía, implicaba que el águila soplara los clarines de la guerra. Pero, por otra parte, ¿los sucesivos gobiernos norteamericanos habrían aceptado una cesión pacífica, cordial, compensada de las propiedades que adquirieron en Cuba a precio de liquidación? Parece que no. Al menos se negaron a recibir la compensación a pesar de que, como es conocido, el tribunal supremo de la Unión declaró el derecho de Cuba a la nacionalizar las propiedades extranjeras.
Y en los últimos 48 años, pues, ha sido la guerra. Una guerra a veces caliente; otras, fría. Siempre la hostilidad en actos o en retórica. Siempre efectiva en leyes bloqueadoras del comercio o de la economía cubana. Cuanto digo es conocido. Y vemos que la mayor conquista de esa política de intervención permanente ha sido circunscribir a Cuba dentro de los ámbitos de la resistencia numantina, en una apuesta a la ruleta del tiempo, cuyo número predicho es la ataxia y el deterioro. Al final, cuando se detenga el vertiginoso giro, los “americanos”vendrían, al igual que en 1898, como los salvadores de una circunstancia material incivilizada. ¿Quién les negará el Ave César de los libertadores? Ingenuos, y necesitados, habría como para levantar la mano.
La propuesta de Raúl Castro -tendido de puente a la administración que en 2008 se encargará de gobernar al enorme y desarrollado país- resulta, pues, un acto coherente, positivo. Junto con la preparación para rechazar cualquier amenaza militar, quién podrá estimar de impolítica o desmesurada la oferta de negociar el diferendo en términos de igualdad: de país soberano a país soberano; no de grande a pequeño; no de tiburón a sardina, como reza la imagen clásica.
Cuba, y parece que el propio Gobierno Revolucionario lo admite, necesita “cambiar lo que haya que ser cambiado”, según una de las ideas de Fidel al definir la esencia de la revolución. Sería mejor cambiar lo necesario sin la hostilidad de los Estados Unidos. Pero no creo que sea conveniente condicionar la aplicación de cualquier fórmula que ayude a fundamentar un socialismo cuyo horizonte no sea la pobreza repartida, la precariedad como estrategia, a la tranquilidad en nuestras costas, mares y aires. A mi modo de ver, la normalización de las relaciones con Washington, no provendrá principalmente de que ellos altruistamente lo acepten, sino de cuanto se haga dentro de Cuba, sobre todo en la economía, para liberarnos del caballo de Troya de la pobreza, el deterioro, la distribución igualitarista y las limitaciones que reducen la democracia, cuya extensión se ha aplazado hasta hoy en aras de la unidad nacional ante una probable agresión militar.
El círculo, inevitablemente, se ha vuelto vicioso. Cuántas generaciones tendrán que sacrificarse aún; cuánta sangría más en una emigración, politizada en ambas orillas, que es primordialmente económica porque busca espacio para el bienestar: casa, transporte, abundancia de alimentos, libertad de movimiento, descentralización, y el fin de la excesiva intervención del Estado en su vida. Aparte del papel facilitador, estimulador de la ley de ajuste cubano, la mayoría de cuantos emigran, según mi óptica, salen a encontrar lo que no hallan dentro de su país, a pesar de todo lo positivo que la revolución ha creado. La sociedad cubana está internamente bloqueada por una madeja de prohibiciones burocráticas y oficinas y pasillos herméticos que reducen el papel de las potencialidades culturales y científicas que la revolución desató y preparó. Cuánto gente de ciencia y técnica, hábil y culta, pervive supeditada a la inanidad. Por ello, enjuiciar la emigración como un balón que únicamente permanece en el terreno de los Estados Unidos, supondría tapiar las claraboyas que favorezcan iluminar los hechos para precisarles sus causas más profundas. Los cantos de sirena pudieran no afectar o afectar menos, si Ulises se sintiera satisfecho donde está.
Merece los calificativos de audaz y valiente la propuesta que Raúl le formuló a la Casa Blanca en nombre de Cuba. Pero audaces y valientes habrán de ser igualmente los estudios y reflexiones que tiendan a implantar estrategias, resortes y estructuras que ayuden a trascender el plano de pobreza generalizada en que nos hemos desenvuelto. Pobres y acusándonos interna y mutuamente, en voz baja o a gritos de dejar perder la revolución es en cierta medida el estado a que las presiones norteamericanas pretenden conducir al país rebelde y paradigmático, cuya revolución surgió como reivindicación histórica de todo el daño que los yanquis y sus aliados internos, por acción u omisión, habían infligido a Cuba.
Cuba ganará la guerra con audacia, que es también cordura y sentido, como ha dicho Fidel, “del momento histórico”. Un frente de esta guerra puede despejarse a tiros y cañonazos, que es lo más fácil para nosotros, aunque no para ellos. El otro frente habrá que ganarlo con realismo y audacia, porque resulta más exigente, más complicado, más sutil, más urgido de la inteligencia y de una unidad nacional que implique avanzar, pues la unidad para el estancamiento tiende a agrietarse por su rigidez. O el paso adelante que distribuya el poder democráticamente anulando anticuadas teorías y prácticas que hoy solo benefician a la distorsión burocrática o… el camino continuará y nosotros quedaremos en la cuneta, viendo la marcha prepotente de los “nuevos libertadores”.
49 comentarios
CHE...TUMADRE -
¡NO A LA OPRESION! ¡VIVA CUBA LIBRE! ¡FIDEL, TE QUEDA POCO TIEMPO!
Pistolita -
Fabian Pacheco Casanova -
Gualterio Nunez Estrada -
Enrique R. Martínez Díaz -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Pepe -
albertoelier -
Históricamente hablando, el concepto de patria se asocia a la evidencia de perdidas de derechos de los nativos de un lugar en relación a los foráneos.
Me explico,
Todas las guerras independentistas se basaron en lograr reivindicar derechos económicos de los colonos en relación a sus metrópolis. El concepto patria surge cuando existe la posibilidad de que, al actuar de forma independiente un grupo humano, logre ventajas económicas que manteniendo su status actual. Es por eso que Latinoamérica se sacude del yugo Español, y la India, EEUU se sacuden la dominación Inglesa, e incluso, el concepto Patria en Cuba surge por las diferencias legales entre los colonos y los colonialistas.
Por lo tanto, el concepto Patria tan venerado por muchos, tiene una razón bastante más capitalista que idealista, por lo que debe tener un precio.
Hay quienes intentan convencer de que Patria es un concepto cultural, pero, ¿será eso cierto?, si fuese así, ¿Son inválidas las republicas latinoamericanas? ¿Son inválidas las republicas Africanas? ¿Las asiáticas?, porque todas comparten las mismas raíces culturales...
¿O alguien duda de la diferencia cultural entre La Paz y Santa Cruz de la Sierra en Bolivia?
¿O la diferencia cultural entre La Habana y Santiago de Cuba?
¿O la similitud cultural entre Colombia y Panamá?
Entonces, ¿Cuál es el precio de una patria?
Según mi opinión, una patria tiene sentido de ser mientras, como unidad logre generar y distribuir de la mejor forma posible bienestar a sus habitantes. En el momento en que el costo de mantener dicha unidad político-económica sea superior a los beneficios que entrega (siempre al largo plazo), comienza a ser el concepto Patria un estorbo y se evalúa en la población la alternativa anexionista.
Jorge Martínez Rodríguez -
Enrique R. Martínez Díaz -
Patria es un concepto diferente. Los hombres son seres sociales; la base de la sociedad humana es la familia; por encima estaba la gens ó tribu (todavía existen en muchos lugares); surgieron despues las etnias y/o las nacionalidades; estas tiene mas elementos en común: idioma, religión, cultura, histora, e incluso un territorio (originario, ocupado o conquistado). de la existencia de estos lazos surge, a mi juicio, el concepto de Patria (ver artículo de Luis Sexto sobre Martí en el Juventud Rebelde de hoy).
Las corrientes del nihilismo (la negación de todo) y del anarquismo tampoco son nuevas; fueron muy populares en Rusia en el siglo XIX. También los conceptos de Niechtze (¿) sobre el superhombre, que no tiene que ajustarse a ninguna ley y prevalece sobre los otros (ó al menos, tal fue la interpretación que le dieron lo nazis); la sobrevaloración de individuo, la no necesidad de nada que no sea la satisfacción personal de las necesidades físicas del hombre, por encima de su existencia social. La filosofía no es precisamente mi fuerte, prefiero la Historia, pero es mi intento de abordar de forma rápida lo que dijo el sr. Alberto Elier.
Fabian Pacheco Casanova -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
chucho -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Fabian Pacheco Casanova -
alberto elier -
Sinceramente, ¿Cual es el valor de la patria? ¿Cuánto vale una república?
Espero que sus respuestas no sean tan sublimes ni morales, sino practicas.
Gualterio Nunez Estrada -
Sospechón -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Enrique R. Martínez Díaz -
Para el supuesto Coronel, le diré lo mismo que a otros: los muertos que vos matáis, gozan de buena salud. Mas pronto morirán sus esperanzas de regreso a Cuba de la República de la Chambelona y del Palmacristi, de los manengues y de todo lo que no volverá jamás.
Coronel -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Ricardo -
Hay que cambiar cosas para que puedan ser conservadas las conquistas sociales alcanzadas en Cuba. Cambiar las cosas que deben ser cambiadas. Continuar los logros a los que no se deben renunciar: sanidad para todos los ciudadanos, educación gratuita para todos como inicio a partir de la cual y según el esfuerzo y merito de cada uno se puedan conseguir mayores beneficios, dando a todos las mismas oportunidades de partida. Una Seguridad Social que proteja los casos de necesidad: viudedad, invalidez, enfermedad, jubilación, etc.
Estos logros actualmente están tan arraigados en el pueblo cubano, como lo están el sentimiento de libertad y autonomía respecto a su poderoso vecino. No creo que nadie logre borrarlos del corazón de los cubanos.
Les deseo que puedan cambiar la actual economía repartidora de pobreza por otra donde se pueda crear riqueza. Que puedan profundizar en la democracia. Que puedan iniciar la apertura de la libertad de expresión. Que el Estado ceda a la iniciativa privada las parcelas en las que es el único amo. Que acaben con la burocracia y el ascenso de los pelotas, ineptos, cuyo único mérito es aplaudir a los Jefes. Que den oportunidades a los verdaderamente preparados que ahora permanecen en el ostracismo. Que comprendan que los que piensan diferente no son enemigos a perseguir y encarcelar. Que lleguen a entender que para conseguir ser justo hace falta ser infinitamente sabio, y que ninguna ideología ni ser humano es omnisciente.
Les deseo pragmatismo, valentía, astucia e incluso hasta una pizca de picardía entre tanta ingenuidad innata del cubano, ingenuidad que se hace patente cuando piensan que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Pero mas que nada les deseo suerte, mucha suerte. La van a necesitar porque tienen cerca a mala gente y son muy poderosos.
La suerte no se la deseo por los cuentos de Caperucita de una inminente invasión, que no se producirá, (deseo acertar) no por falta de ganas de los yanquis, sino porque estos gringos ganarían la guerra, pero perderían la posguerra, y porque un conflicto tan cerca de sus fronteras les traería mas perjuicios que beneficios. La suerte se la deseo porque la estrategia de esos energúmenos de EEUU será la desestabilización sin importarles lo que sufran los cubanos, esta gente no tiene escrúpulos, es ahí donde les deseo fortuna.
Les deseo un cambio con pragmatismo, valentía, astucia y suerte. Casi por ese orden. Sin prisas, pero ya.
Fabian Pacheco Casanova -
Fabian Pacheco Casanova -
Gualterio Nunez Estrada -
Fabian Pacheco Casanova -
chucho. -
Enrique R. Martínez Díaz -
Muchos de los problemas que plantean los srs. Alberto Elier y Chucho tienen base, son reales, aunque no son ni tan apocalípticos ni irresolubles como pesimistamente plantean (casi incluyo en lo de pesimista al sr. Núñez); nosotros creemos que tenemos todavía la fuerza, el apoyo y la decisión de mejorar y rectificar muchas cosas. Pero en todo análisis, nunca dejen de ver las dos partes del problema; sin la oposición norteamericana, la guerra económica, que es real, objetiva, asfixiante y constante, muchos de los problemas que tenemos serían mas fáciles de resolver (independientemente de las cosas que se hacen mal, del autobloqueo de la burocracia y otras cosas más); por cierto, les recomiendo a todos que lean un artículo de Nicolás Pérez en el Miami Herald que se llama "Pero son mis ciegos" ; aunque no estoy totalmente de acuerdo con él, es un enfoque diferente a lo que hablan algunos por allá.
Otra cosa: lo del envejecimiento de la población es real, aunque tiene aristas. Por un lado, pobres viejos, los malos comunistas logran que la gente viva muchos años a costa de hacerlos sufrir con mas atención medica (con sus deficiencias, pero no se mueren) y su deficente alimentación (que no los mata de hambre, como sucede en mas de 150 países de los 190 que tiene el mundo, donde solo unos 30-40 son países ricos); ese mismo problema lo tiene la muy culta y desarrollada Europa, mas peor, porque en el caso de Cuba, para el 2050 se cree que tendrá una población equivalente a la actual, mientras Europa habra decrecido en un 5-8% (el problema es tan grande, que en España le van a dar 2 500 euros a cada mujer que para un niño); otra arista es que, si ud. logra incrementar la productividad del trabajo mediante la ciencia y la técnica, con un menor porciento de población activa puede sostener su economía (cosa que no hemos logrado, pero que debemos hacer antes de bajar los brazos, rendirnos ó ahorcarnos); además otra arista, ahora, la mayoría de las personas con mas de sesenta años, e incluso, los de mas de setenta, tienen mejor salud y e incluso trabajan, hacen ejercicios y otras cosas (eso se conoce como Calidad de Vida, ¿No es así?) Incluso que no haya guaguas no es tan malo, así la gente camina, lo que es bueno como forma de enfrentar el sedentarísmo (un poco de ironía siempre hace falta). Claro que el futuro para los que quieren llegar a millonarios, tener yates y cosas así en Cuba es irreal, pero tampoco la cosa es tan negra como la pintan.
Fabian Pacheco Casanova -
chucho -
Fabian Pacheco Casanova -
alberto elier -
Respecto a los yankees, creo que, aún teniendo los mangos bajitos no los van a tomar porque esos mangos bajitos están embetunados de mierda (demasiadas deudas pasivas, demasiados problemas estructurales como para querer meter mano). La solución del problema cubano se encuentra en Cuba como única opción.
¡Ojo! Como única opción, será la republica de Cuba la única que pagará los costos de su imprudencia, quizás hayan países que hagan donativos, pero no creo que ninguno se involucre en una solución estructural. Demasiada demagogia, demasiados daños, demasiados errores superpuestos.
¡Ojo! La única opción de Cuba es hacerse cargo de sus propios errores, los amigos de hoy aman demasiado al dinero como para ser amigos del mañana, y los enemigos de hoy tienen demasiados problemas como para autogestionarse uno más.
Mi amado país, deberá sangrar aún más a sus habitantes, y quizás ni toda esa sangre alcance para pagar sus propias deudas.
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Piolín -
En mi estadía en ese pobre país, muchachas lindas, de familia, se me ofrecían por unos pocos dólares. Incluso llegaban a desocupar las covachas donde viven para tener sexo. Los bañor eran asquerosos : debido al racionamiento de agua no era posible evacuar los retretes. La inmundicia, por supuesto, estaba ahí....Cazé una infección y tuve que ir al médico. Pagué 50 dólares por la consulta....(gratis ni el aire) Las jineteras, ni hablar. Soplones por todas partes, cada una casa un soplón, los homosexuales todavía asustados por el tiempo en que eran perseguidos y asesinados, o mandados a trabajos forzados por el tirano y sus cómplices. El hombre que hacía de taxista me confesó que ni siquiera el miserable taxi era de él, sino que del partido. Estando en una playa para turistas, se me acercó una señora, hablando como si fuera una criminal, medio disimulada, haciéndose la que aquí nada pasa, para pedirme ..... UN JABON Y PAPEL HIGIÈNICO...
A ese nivel de indignidad se vive en ese socialismo decadente y que se desmorona solo.
Gualterio Nunez Estrada -
Enrique R. Martínez Díaz -
Por lo demás, para el escandalizado sr. Núñez: cuando alguien te habla en un idioma vulgar, contestarle con finezas es inútil: ellos sólo entienden el lenguaje de las novelitas de espionaje, de las Selecciones del Reader´s Digest y de los editoriales de Radio Mambí. Envenenada el alma y retorcido el hígado, fustrados, fracasados y arrastrando su derrota; rumiando ante mesitas de dominó, de siló ó vasitos de aguardiente; de tanto mentir supuestas hazañas y de alabarse unos a los otros, viven en el fantástico mundo de sus mentiras y sus sueños; han hecho maletas mil veces; ¿qué les queda?; vegetar y seguir sirviendo la causa de los otros, los que a cuenta y gracias a ellos, se hicieron millonarios en Miami y viven vacilando en los yates, las mansiones, hoteles y casinos; esperando que les suelten unas limosnitas para hacer sus fiestecitas y sus acticos en la calle 8 de la Little Havana. Como diría el poeta: Después de haber vivido la mitad de la muerte, hay que seguir muriendo lo que queda de vida.
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
reyhavana -
Gualterio Nunez Estrada -
Fabian Pacheco Casanova -