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PATRIA Y HUMANIDAD

BUSH, EL LOBO Y LA CAPERUCITA ROJA

BUSH, EL LOBO Y LA CAPERUCITA ROJA

Por Luis Sexto
El grito de alerta implica la certeza, la cercanía del peligro. Ahí viene el lobo. Porque verdaderamente el lobo existe. Vamos a demostrarlo. George W. Bush reinstaló  el mesianismo como política exterior de los Estados Unidos. Y según la percepción predominante de las conciencias más activas e inquietas en aquel momento, el discurso del presidente de los Estados Unidos en su segunda toma de posesión fue una especie de declaración de guerra, principalmente contra los países del sur donde perviven casi toda la piel negra, todos los estómagos mendicantes y todos los pies descalzos del planeta.
Las palabras –dirán algunos- son palabras: volátil derroche de una filosofía vana y pedestre. El refranero de numerosas lenguas apela al consuelo de establecer un trecho entre el dicho y el hecho. Pero no siempre acierta, porque las palabras componen a veces un hecho. Y por momentos un hecho irresponsable. Aquel discurso del presidente no fue una pieza preelectoral, ni los fuegos fatuos de una reunión de vecinos o correligionarios. Tampoco un texto político, porque no hay actividad política sin programa. Y así el documento carecía de las acciones concretas -las tareas previstas- que todo gobierno traza prospectivamente. Fue, en cambio, una declaración ideológica que progresivamente se ha encargado de enfatizar. Abundaba en justificaciones doctrinales sobre la actitud de los Estados Unidos en sus relaciones con el resto del mundo, invocando el "destino manifiesto" que rigió hasta hace un siglo el cálculo expansionista y que a partir de los primeros años del XX orienta la estructura imperialista.

A esta distancia, nadie dudará que el mesianismo –esa convicción de ser llamado a decidir el destino de los demás- implique un peligro cuando se desplaza de lo individual para encarnarse en un gobierno, en un país. El ejemplo más cercano es el milenarismo del Tercer Reich, que se envolvió en una espiral mesiánica y contagió a Alemania de la creencia en una humanidad más pura, sin mezclas, ni escorias raciales. Y como comprendieron los sobrevivientes -y sabemos por los libros y las memorias los que nacimos después siendo también sobrevivientes de una guerra que casi nos impide nacer-, tanto fervor por una humanidad “pur sang” estuvo a punto de apurar, entre 1939 y 1945, la extinción de la especie.

Actualmente los estereotipos se han modificado. La obsesión aria del Fuhrer ha sido sustituida por la libertad convertida en fetiche. "Dejaremos la alternativa clara a todo gobierno y a toda nación: la opción moral entre opresión, que siempre es equivocada, y la libertad, que es eternamente correcta", advirtió Bush en su habitual lenguaje tecnocrático, inmune a cualquier emotividad, porque, a fin de cuentas, el proyecto de "acabar con la tiranía en el mundo" es asunto de pragmática y aséptica precisión. Este tipo de mesianismo engendra inevitablemente la guerra. Porque no se puede ofrecer la alternativa entre la libertad y la opresión con un misil -nuevo garrote- hincando el pecho del sometido, ni conservar el orden observando a todo el orbe a través del cañón de una escopeta. De ese modo, como ha demostrado la historia, la libertad perece. Y también se quiebran las alas de la paz.

He insistido en la condición ideológica del discurso habitual del presidente W. Bush. Y lo hice convencido de que ideología y política no son sinónimos. La política, como equivalente de táctica, método, programa, puede modificarse; la ideología, que atañe más bien a lo estratégico, a los conceptos, a la interpretación de la sociedad, se resiste a transformaciones que implicarían también, como resultado de última instancia, cambios de intereses geopolíticos en el Estado y en la posición económica, y por tanto de clase, de los gobernantes. Desde luego, el andamiaje ideológico de Bush y su equipo pretende maquillarse con los cosméticos de un lenguaje moral y religioso. De lo cual resulta –sea dicho sin intenciones profesorales- que el mesianismo de los Estados Unidos surge de un "encargo de Dios", una tarea celestial de "pueblo elegido".

Pero de qué Dios habla Bush, a qué Dios ora. No nos cansemos de formular esta pregunta: ¿tiene Bush a Dios o no lo tiene? Preguntémonoslo en el silencio de nuestra vida interior. La respuesta desembocará en esta verdad: uno suele dar lo que tiene. Y me parece que habitualmente Dios se convierte en una caricatura al servicio de ciertas manipulaciones. El presidente de los Estados Unidos invoca y reza a un dios concebido a imagen y semejanza de sus ambiciones de predominio unipolar. No estoy abordando un tema teológico; me falta competencia. Simplemente analizo el comportamiento cristiano del presidente y el gobierno norteamericanos, con un instrumental ético. Sería válido recordar cuando, cinco o seis siglos atrás, Su Católica Majestad y el Rey Cristianísimo elevaban preces por la victoria en una de las usuales batallas por oro y poder entre España y Francia. Qué compromiso para Dios recibir rogativas por la victoria de los dos rivales en la misma acción bárbara de la guerra. Y Bush ha metido a Dios en otro trance peliagudo convirtiéndolo en su cómplice. ¿Misión divina matar? ¿"Nación elegida del Altísimo" aquella que oprime y acusa al oprimido de opresor, aquella que destruye y acusa al destruido de destructor, aquella que pretende aterrorizar y acusa a la víctima de terrorista? ¿No lo vemos claro también con Israel en el Medio Oriente?

Los Estados Unidos pueden ahora descabezar la libertad mediante la violencia, exportar a la fuerza su cultura, extender mediante truculencias su democracia de millonarios. Pero afortunadamente Irak les demuestra que el papel de Mesías del Viejo Oeste, tiene su precio en la resistencia del invadido. No puedo contarlos, pero me parece que muy pocos creemos ya en el lobo disfrazado de Caperucita Roja.
 

3 comentarios

Ricardo -

Hablando de locos que se creen tocados por el dedo de Dios, ahora mismo además de este pirado de Bush tenemos al no menos loco y fanático de Bin Laden. Me imagino un mundo en el que Bin Laden tuviera las mismas armas que Bush y es para ponerse a temblar. Los dos invocando a Dios y Ala y lanzando misiles y bombas.

Los dos creen que Dios les habla. Los dos son abstemios. Beber es pecado. Es curioso, creo que por no beber les viene su mala leche. ¿Cómo nos podemos fiar de dos hombres que no son capaces de tomarse una cervezita?

No estoy de acuerdo en la comparación entre Bush y el emperador Carlos I que hace Don Luis. Hay una gran diferencia entre Carlos I y Bush. Dice la historia que el emperador hastiado ya de tantas guerras entre Francia y España, de tanta muerte y tanto sufrimiento le mandó un emisario al Rey de Francia proponiéndole que sus diferencias las dirimieran en un combate singular entre ellos dos, en un torneo de honor, y el que ganara se quedaba con los territorios. ¡Ay amigo! El Rey de Francia se cagó por la pata abajo, y es que conocía lo que se le venía encima. Carlos I era el primero en entrar en batalla al frente de sus tropas, nada de retaguardias para el. Los caballeros que tenían que formar el acompañamiento y escoltar del Rey sabían que les iba tocar entrar en lo más duro de la batalla. Y es que cuando Tiziano pinto al emperador encima de su caballo con armadura y lanza no fue un invento. Miren que diferencia con el comemierdas de Bush que se pasó toda la guerra de Vietnam debajo de las faldas de su madre.

Mientras Carlos I para ahorrar las vidas de sus súbditos retaba en duelo, exponiendo la suya propia, Bush se quedaba debajo de la cama mientras otros van a luchar. Es que Carlos I era un Rey guerrero valiente y con un par, y este tío Bush es un cobarde que da asco. No me los comparen.

Propongo un duelo en OK corral entre Bush y Laden, a ver si tenemos suerte y la diñan los dos. Y que les vayan dando

Bush no nos engaña. Ya pocos creemos en el lobo disfrazado de Caperucita, entre otras cosas porque todos sabemos que de lo que se disfrazó es de Abuelita. Además ¿Cómo se iba a disfrazar Bush de Caperucita si es “roja”?

Dayana -

Saludos profe: Tal vez no se acuerde mucho de mi. Fui su aluma en la Facultad hace como cuatro años. Me alegra mucho poder leer sus post en el blog. Saludos de la pinareña

Fabian Pacheco Casanova. -

El lobo en este caso trata de protejar a su pueblo agredido, a la caperucita roja.....El mesianico sabio y conocedor de lo que en cada momento necesita es el pueblo de los E.U.A. que lo eligio, despues de un acto terriblemente despiadado y criminal. El mesianico fue el pueblo agredido que voto mayoritorimente a favor del que les proporcionaba seguridad y al lado hecho` ese pueblo la demagogia de otros, y la poliqueria para encontrar mas seguridad de los BARBAROS, racistas fundamentalistas. El agredido dejo de ser agresor y matar inocentes, y por este hecho despues de ser agredido el criminal no dejo de ser agresor solo neutralizado por la fuerza de la razon. Mis hijos nietos y amigos viven y nacieron aqui y deseo seguridad al maximo en este pais y le aseguro que el discurso de toma de posicion en su segundo mandato del Honorable SR. Presidente Jorge W. Bush fue el mas idiologico-patriotico con compacion pero con firmeza que en mis treinta anos en este pais escuche por presidente elegido; Conocedor el Sr. Presidente para lo que fue elegido por sus ciudadanos.... Lo que si es de lamentar que Ud. o el que ilustra la pagina de SU escrito, ofenda a tantos millones de escapados, emigrantes buscando libertad, al poner la SRA. de la luces con su gran antorcha en la mano,simbolo del perseguido buscando LIBERTAD en la desembocadura del RIO HUDSON en secuenza de caida, cosa que le aseguro esto nunca OCURRIRA..... Saludos Sr. Luis Sexto, Fabian Pacheco Casanova.....EX-preso politico # 27088. Miembro Ejecutivo del Partido del Pueblo Cubano. (Ortodoxo)