EL LIBRO DE LOS QUE NUNCA MUEREN
Luis Sexto
Juan Antonio Martínez de Osaba ingresa un nuevo título en su ya abultada bibliografía. Y con este nuevo libro titulado Inmortales del beisbol cubano, Juanito, más que Martínez de Osaba, es Martínez Osa, quiero decir, que “osa”, que su osadía sigue desafiando el tiempo y continúa acumulando méritos como historiador del deporte.
Martínez de Osaba es admirable como ser humano: cordial, generoso, y sobre todo dedicado al trabajo, prueba ejemplar de su generosidad. Como escritor que es, además de profesor, permanece doblado muchas horas del día sobre el teclado o sobre antiguos periódicos o raros libros buscando el dato para sus proyectos.
Ahora, con Inmortales del beisbol cubano, publicado con el sello de Hermanos Loynaz, y recién presentado en la Feria Internacional de Libro de La Habana, ofrece a los aficionados a la pelota, un volumen, profusamente ilustrado, de unas 260 páginas, que sintetiza, en rasgos cualitativos, la crónica o la historia beisbolera de nuestro país. No dudo de que algún conocedor pueda añadir algún nombre más a esta vitrina de letras y papel; vitrina de una especie de "salón de la fama" creado desde la literatura sobre el beisbol.
Desde luego, Martínez de Osaba -nacido en Pinar del Río en 1947- no ahíla nombres a capricho o según el parecer personal. Su relación parte del momento en que los peloteros que aparecen en este libro inscribieron su nombre y plasmaron su rostro, unos en el salón de la fama abierto en los Estados Unidos, y otros bajo el techo de los fundados en Cuba, incluido el último, en 2014.
Además, cada pelotero calimbado con el título de “inmortal”, descansa en este libro sobre la base de sus hechos, y sobre juicios especializados, entre estos los del propio Osaba, que legitiman la exaltación al terreno paradisiaco de los que no mueren en el beisbol. Esto es, siguen vigentes ejemplificando cómo se ha de jugar a la pelota para perpetuarse en la memoria de la conciencia nacional.
Aquí, en Inmortales del beisbol cubano, el lector hallará nombres muy conocidos, y se topará, al menos el lector menos avezado en las interioridades del diamante, con jugadores no tan mencionados hoy. Por supuesto, cada personaje, como ya dije, está justificado, no sólo con el brillo del salón de la fama, de aquí o de allá, sino por las cifras conquistadas con el bate, el guante o la bola. Pero tantos números se reaniman mediante la alquimia de la vida que distribuyen los textos de índole biográfica con que Martínez Osaba enriquece su obra.
Osaba sabé qué le interesa al lector y cómo entregárselo.
En fin, a mi me placen los libros de Juan Antonio Martínez de Osaba y Goenaga. Este ex pelotero, que “generosamente” le cedió la segunda base a Urquiola en un equipo pinareño, tiene el derecho a lanzar nueve innings, o a ser cuarto bate en la novena de los historiadores.
Amigos: Mi última recomendación: Inmortales del beisbol cubano es un volumen que, después de leído, uno debe conservar entre los textos de consulta.
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