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PATRIA Y HUMANIDAD

"NOSOTROS" EN LA MIRA

"NOSOTROS" EN LA MIRA

Por Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga*

A propósito de la presentación del libro Nosotros que nos queremos tanto, efectuada el 14 de diciembre de 2011, en la sede de la Unión de Periodistas de Cuba en Pinar del Río.

Luis Sexto y Pedro Viñas Alfonso, son un par de viejos zorros del periodismo, que saben encontrar agujas en pajares y noticias donde las haya; o se puedan crear. Y ahí radica lo esencial de sus obras. Nada rehúyen ni escapa a sus pupilas afiladas en busca de horizontes poco o mal trillados, esenciales para localidades perdidas en la bruma y en aquellas donde la luz es más opaca por el bullicio. Ahora nos presentan una especie de océano en el desierto, porque la existencia azarosa, precoz y acelerada de Pedrito Junco, ha sido tratada, pero es bueno decirlo, sin la necesaria separación entre esencia y fenómeno, única forma de hallar la ciencia, al decir de Carlos Marx.

   En Nosotros que nos queremos tanto*, el lector enfrenta una nueva forma de decir acerca del bardo, aquel que con influencias románticas de varias latitudes, bien pudiera haberse erigido en nuestro Agustín Lara, porque llevó una carga enorme de sensibilidad musical, con letras capaces de hacer diana en corazones desamparados, hambrientos de amor y fe, venturas, desventuras, remembranzas de requiebros y, sobre todo, dolor, mucho dolor del bueno y del menos bueno, que solo almas enamoradas pueden ofrecer.

   Complace la entrada a los ocho capítulos, con letras de las canciones de Pedrito Junco, que abren la senda para llegar al Pinar del Río de la época, entre figuras entrañables como El Niño Rivera, Miguelito Cuní, Tebelio Rodríguez del Haya y su Comité Todo por Pinar del Río, el doctor Pedro González Batlle, y tantos otros, que surcaron el espacio vueltabajero para abrir sendas al futuro de las presentes generaciones. En ellas se anida como el más fuerte exponente universal y, para colmo, por una canción.

   He ahí la trama de este reportaje-novelístico-poético y narrativo, de exquisita factura. El libro sigue la huella de Nosotros. Escarba con lupa de orfebre los resquicios, para entregarnos un fresco literario inédito, más abarcador y, hasta donde ha sido posible, científico. Y digo hasta donde ha sido posible, porque son escasas y a veces poco fidedignas las fuentes primarias, como suele suceder con alguien que solo comenzó a vivir la tercera década de vida.

   Los hermanos Amado y Aldo Martínez Malo, con Pedro Junco: viaje a la memoria, y Pedro Junco, soy como soy, abrieron la senda. El primero, fiel y entrañable amigo, culto, profesor insigne de Educación Física en el Instituto de Segunda Enseñanza donde aquel había estudiado; él tuvo el placer inmenso, y así me lo confesó en más de una ocasión, de presentarle a María Victoria Mora, la mujer que, entre tantas, más amó el músico. Aldo era un niño y llevaba sus cartas de amor. Pero ellos, en ese par de libros que debemos leer para acercarnos a una personalidad tan entrañable, en su intimidad para amamantar el mito, no pudieron estudiarlo de la mano de la ciencia. Imposible, por serles tan cercano. Entonces nos llega este libro, con un manojo de criterios bien calzados y argumentos irrebatibles, que nos llevan de la mano hacia vericuetos poco conocidos de una vida preclara y disipada en corto espacio.

   En Nosotros que nos queremos tanto, los autores nos introducen en amores, desamores y sueños del compositor, de puño y letra y en la de aquellas que lo amaron, donde descollaron dos: María Victoria y Rosa América Cohalla, poetisa matancera que lo quiso con locura, un alma donde Pedrito encontró el consuelo de la confidencia sobre un amor imposible. Imbuidos en las vicisitudes del artista, echamos a un lado el dolor de aquella que supo, por encima de todo, serle sincera y amiga, aunque desgarrara su sensible corazón.

   Alguna vez Pedrito le escribió: “Tú sabes bien que hay ‘alguien’ que sobre todas me gusta y ansío, pero debes saber que algo en ti también me atrae, algo que realmente no puedo explicar, quizás sea lo sincera, lo buena, lo dulce…” Estremece aquella mujer echada a un lado por “alguien”, que el hombre de su vida prefirió. No obstante, fue capaz de responder: “Te dije que soy tan sincera, que a veces soy ruda…” Y a continuación, apartándose del mal momento, requiere: “¿No has escrito nada?...” Bello título de novela.

   Dos encrucijadas nos asaltan en esta obra: ¿Para quién Nosotros? Y la verdadera causa de muerte. Acaso, quizás, como afirman los autores, pudo ser una inspiración entre novelones, boleros y canciones, que dejaran desierta la ofrenda. Todo es posible en corazón sensible y apasionado de poeta. Ejemplos sobran en la desidia, el desamor, el renunciamiento, el dolor y la ignorancia, abundantes en boleros y la vida misma.

   ¿Acaso Pedrito se sintió morir? Paradojas disímiles acompañaron su vida, llena de dudas, cual Hamlet en su laberinto. No solo en Nosotros delinea amargura existencial. En Santuario, dedicada a María Victoria Mora Morales, profundiza en la imposibilidad de ese amor. “Llegaste, / cuando menos lo esperaba yo. / Porque el destino quiso que sufriera yo…”

   No pueden los autores, casi siete décadas después, darnos la última palabra, no la tienen, por las cosas de la vida y la trascendencia, pero nos acercan a una personalidad que salta del mito a la leyenda. ¿La dedicó a María Victoria? ¿A Rosa América? ¿Al resumen femenil de su vida? Pudo ser a una o la otra, o a todas. Queda al lector escoger destinataria. Acierto de este libro con campos expendidos.

   ¿Y la muerte? ¿Cómo, por qué, dónde, repercusión? En el capítulo final se dice la que hoy es última palabra, en Certificado de Defunción: “Pedro José Buenaventura de Jesús Junco Redondas, falleció a consecuencia de anoxemia, bronconeumonía…” Por consiguiente, hasta que se demuestre lo contrario, queda excluida la tuberculosis que alimenta el mito hasta nuestros días. Esclarecedor hallazgo de los investigadores.

   Por último, porque siempre es así, quisiera disentir: Extrañé la iconografía, necesaria en cualquier acercamiento biográfico. Y también un párrafo en la página 103, donde se afirma: “Podemos concluir, pues, que Pedro Junco solo sintió amor a su ego, a su espléndido sentido del Eros…”

   Faltaría acercarse a la Divina Providencia, si es posible, para descubrir hasta dónde puede amar el corazón de un hombre. Por la propia oferta de este libro, se puede constatar que Pedrito fue un eterno enamorado de la vida, de sus semejantes, familia, amistades y, sobre todo, del sexo opuesto, aunque bien se afirme que en una suerte de rebelión hacia su fe religiosa. Fue tan grande su amor, que en una canción recorre el mundo y, con ella, nos lleva de la mano a los pinareños y a todos los cubanos.

   Quisiera disculpen el atrevimiento, pero cumplo con amigos a quienes reverencio y deseo, cuando sea mayor, ser como ellos.  Mucho se hablará de este libro. Algunos saltarán, otros lo mimarán, pero nadie podrá soslayarlo. Y es batalla ganada para el villaclareño Luis y el vueltabajero Viñas.

 

*Juan Antonio. Martínez de Osaba y Goenaga, escritor, autor de numerosos libros sobre deportes, el último se titula Lazo, el rascacielos de Cuba.

 *Editorial Bablo de la Torriente Brau, La Habana,2011

 

 

8 comentarios

Maximiliano -

Amigo Luis un favor queremos pedirle,salude de nuestra parte al periodista de Juventud Jose Alejandro (el companero Pepe),del cual hemos sabido que ha estado enfermo segun su nota escrita por el en el diario,este senor
cuya seccion "Acuse de recibo"es tema obligado para nuestros ciudadanos,goza tambien de amplia simpatia y respeto en estas orillas y muchos lo consideran un defensor de los menos favorecidos y vulnerables,rogamos a nuestra senora de la Caridad por su pronta recuperacion y su continuo desempeno,una persona que nos hace recordar
a Chivas con su lema de Verguenza contra dinero,bien podria ser en estas jornadas,Verguenza contra corrupcion y despotismo

Carlos -

Navarro, siento mucho que se sienta de segunda en un pais de primera. No se como se habra sentido en Cuba, pais de tercera cuando como ciudadano en mi epoca no le era permitido entrar a un hotel o salir del territoria nacional como turista barato a cualquier otro pais del tercer mundo, o como se sienten ahora en un pais que ya va siendo de cuarta y tuvo la desgracia de no nacer en la capital y lo persiguen y deportan en tren para las provincias como ilegal en su propio territorio.
Yo soy ciudadano americano y lo unico que no puedo ser es presidente, todo lo demas me es dado como privilegio de mi nacionalidad, asi que en mi caso, me siento de primera en el primer mundo. Lo siento por usted.

Navarro -

No seamos tan severos. En todas partes se cuecen habas. Mucho de lo que dice Luis Sexto, muchos de nosotros no lo publicaríamos en nuestros espacios. A qué eso de ponernos más liberales que los liberales. O nos conocemos o no nos conocemos_ Miami es grande, pero nos conocemos. Está bien que Luis Sexto admita algunas de nuestras cosas, casi siempre ofensivas, porque Miami tiene ese defecto: nos hace mirar las cosas con un solo ojo. Por lo demás, ni Finlay, ni Albarrán, ni toda esa caterva de científicos ha leído el libro que Juan Antonio, al parecer, presentó. Él, desde luego, sí lo leyó. Ah, esa costumbre nuestra de creer que la sabemos todas, a fin de cuentas somos un grupo de ciudadanos de segunda en un país de primera.

Salabarria -

Observen ustedes como de manera velada el senor,Juan Antonio,"le echa" al senor Luis Sexto por permitirle a otros que discrepan de sus ideas"poner estas cosas,en su blog",esas son algunas de las presiones que hombres con una vision mas progresista de la historia tienen que soportar para llevar a termino lo que se viene anunciando para nuestro pais,los reaccionarios son los mismos en todas partes,por otra parte mejor es que puedan acostumbrarse a los cambios
que de todas formas llegaran,o la vida loS echara a un lado,la lucha continua,la victoria es cierta amigo Sexto

Finlay -

Amigo Juan Antonio ,que pena me dan sus palabras,tan ilustrativas en lo referente al caudal de pluralismo que se avecina para nuestro pueblo con los tan largamente esperados cambios,pero si discutir sobre terminos medicos es cipayear,estamos listos entonces;por lo demas le reitero que hoy en dia no se puede hablar de tuberculosis si no se cuenta con un diagnostico microbiologico que corrobore las sospechas clinicas de que una persona esta"picada",pero no seria nada de extrano pues esta enfermedad pudiera decirse fue una constante para los seres humanos,en los primeros anos del siglo veinte y los finales del siglo diecinueve,condicionada en parte por los habitos extendidos de fumar y la ausencia de conocimientos y medicamentos,pero si usted se empena en afirmar que Junco no se murio de tuberculosis pues bien asi sea,ahora si amigo Juan cuando usted afirma que los cubanos que viven en Cuba"son los que saben y conocen de la historia de Cuba"...hombre disculpeme hay que estar bien bravito para que un escritor como usted se exponga a semejante ridiculo,por cierto saludeme a Lazo cuando tenga a bien verlo,somos sus grandes admiradores,le digo esto porque supongo que de vez en cuando le da una vueltecita y asi de paso evita que termine alcoholizado,como la gran mayorias de las glorias deportivas cubanas una vez que se retiran de los parques

Carlos -

Interesante, no sabia que la derivacion de cipayo era de Sexto. Por supuesto que usted no puede entender como Sexto permite la pluralidad en su blog. El esta en otro nivel de avance al que usedes no han llegado todavia. Yo veo a Sexto como algo positivamente anacronico y fuera de lo comun en la prensa cubana. Lo milagroso es que aun sobreviva en un medio tan intolerante, a lo que achaco el abismo estilistico entre su produccion literaria casual, brillante y apolitica y la otra que se siente tan comprometida, ingenua y exocentrica a su increible talento como escritor y ser humano.

Juan Antonio -

Lo que sucede, amigo Finlay, sabio maestro y experto en corregir, en su acepción menos cochambrosa, que usted tendría que haber estado allí, en la presentación donde se hablaron de las otras pruebas que descartan la tuberculosis. Es cierto que la asfixia y la bronconeumonía pueden derivarse de una tuberculosis, tampoco tienen que derivarse de ella, pero no habría tampoco por qué omitir la causa indirecta, es decir, la tisis en el documento. Lo que sucede es que Junco no murió en un hospital antibuberculoso, sino en una clínica privada y exclusiva. por lo tanto, aunque el certificado de defunción tiene solo un valor legal, haber muerto en 17 y j, Vedado, en vez de en el hospital de Las Ánimas o La Esperanza, donde falleció ese hombre ejemplar llamado Rubén Martínez Villena le da un alcance histórico al certificado. Por lo demás, tendría que leer el libro, pero imagino que usted no podrá. Así conocería otras valoraciones y documentos que, como dice la presentación, descartan la tubercolosis. Saben ustedes qué consiguen con estos comentarios vitriólicos: que los cubanos de aquí, los que piensan y conocen la historia de Cuba quieran, cada día verlos muy lejos. Esa furia contra todo lo que salga de Cuba, y sostendia desde otro sitio, se llama cipayear, el verbo es de Luis Sexto, que lo ha empelado más de alguna vez. Yo de verdad no me explico por qué Sexto les deja poner estas cosas. Eso usrtedes no lo harían.

Finlay -

Estimado Juan,no estas muy claro cuando dices que la tuberculosis puede descartarse,porque el certificado habla de anoxemia y bronconeumonia pues estos procesos son los componentes finales de la tuberculosis,por lo demas la anteriormente mencionada enfermedad es famosa por que agudiza los sentidos,y multiplica la inteligencia con la excepcion cubana de Villena que murio tuberculoso pero su intelecto nunca valio gran cosa