JUANES, EL CONCIERTO Y LA PRENSA DE MIAMI
Por Lorenzo Gonzalo
Desde Miami
Escribir sobre el Concierto por la Paz organizado por Juanes en La Habana, desde la perspectiva de Miami, es difícil.
Comenzando porque la cobertura realizada por la cadena Univisión, a la cual el gobierno cubano le autorizó enviar un equipo a la Isla, tuvo algunas concesiones poco profesionales. Esta conducta de la prensa en general es la que exagera los asunto cubanos y le da vida a una fantasía que algunos llaman exilio.
Mientras el trabajo noticioso del equipo enviado a Cuba, realizado por el personal que desde allí transmitió, daba la impresión de cumplir sus deberes con objetividad, el personal de Miami lo desmentía. No vamos a descalificar a la Empresa Univisión, pero sí señalaremos la conducta errante de su trabajo.
Los principales presentadores encargados de describir el evento, se lamentaban de no haber sido invitados, al tiempo que sus comentarios estuvieron cargados de críticas políticas al gobierno de Cuba, sin respeto alguno a la integridad profesional que requiere una obertura periodística.
Es precisamente por esa conducta militante política que están impedidos de cubrir cualquier evento, en un país que ha sido asediado e incluso atacado directamente por la nación más poderosa del mundo. En Cuba no se trata de un estado y un gobierno que viven una situación normal de paz fronteriza. Nadie que se respete así mismo puede negar los ataques sufridos por la Isla, desde territorio estadounidense. Mientras la prensa y algunos artistas mantengan esa militancia pertinaz, que sobreponen sus trabajos profesionales a sus criterios políticos, no habrá posibilidad de que unos u otros sean autorizados para viajar a Cuba.
La falsa polarización que esa prensa y los mencionados artistas intentan reflejar, en lo que ambos llaman exilio, no permite tomarlos en serio.
Realmente no hay una división entre los exiliados. Existe un sector pequeño, muchas veces mencionado por nosotros, con mucho poder político y suficiente control sobre los dueños de negocios, que se autoproclaman exiliados. Existe además otro conjunto muy nutrido, de cientos de miles de cubanos que viajan a Cuba y otros que no han podido viajar por las limitaciones de las leyes estadounidenses y las no menos arbitrarias disposiciones migratorias cubanas, que están a favor de las mejores relaciones.
La división en Miami, sobre el Concierto por la Paz, organizado por Juanes, ha sido entre ese pequeño grupo de origen cubano y la gran mayoría de cubanos que son emigrados y nada tienen que ver con ellos. En una manipulación continuada, con la ayuda de la pobre prensa existente en el Condado Miami Dade y de la cual forma parte esa mayoría que fungió como presentadora del Concierto para el sur de la Florida, la palabra exilio ha sido impuesta, aceptándola incluso personas racionales. Algunos de los periodistas que la utilizan están convencidos de formar parte de esa oposición visceral al gobierno de Cuba y otros simplemente la han incorporado por oportunismo económico.
Dentro de ese contexto, informaron los periodistas de Univisión encargados de transmitir el Concierto desde Miami.
Esa transmisión contrastó con la de los profesionales de esa misma empresa que, desde Cuba, hicieron el papel para el cual fueron designados. Un ejemplo de esto es la pregunta de Mario Vallejo, desde la cabina de Miami, a Tony de Andrade, que transmitía desde Cuba, sobre si había visitado a disidentes y qué información tenía sobre las supuestas prohibiciones tomadas con ellos por las autoridades, para evitar que formaran disturbios en el Concierto. Andrade contestó que no había sido enviado para tales menesteres y que su campo de acción se especializaba en asunto culturales. Segundos después, Alina Mayo, desde su cabina en Miami, comentó que lógicamente Andrade no podía saber eso, por las limitaciones impuestas a los periodistas por el oficialismo cubano. O sea, manifestó algo que nada tenía que ver con la declaración de Andrade, cuya respuesta fue tajante e incluso manifestada con gesto molesto, por haber sido expuesto a una agenda que
no es la suya.
Esta fue la prensa utilizada para la cobertura local. La existencia de periodistas militantes, en una idea que no admite objetivismo profesional, so pena de perder su trabajo, es lo que impide a un país bajo amenaza de guerra y agresión desde el exterior, como Cuba, admitir al territorio cubano, a periodistas o artistas de esa naturaleza. Este enfoque, que puede coincidir con el oficialista, es perfectamente entendible para quienquiera que sepa la historia de agresiones a Cuba desde el exterior y los escasos recursos para defenderse de un vecino tan poderoso.
Otro de los aspectos de la cobertura local fue vender la idea que las canciones de contenido social eran canciones políticas. Esto no sabemos si lo manifestaron por incultura o como método para confundir.
Antes del Concierto, Olga Tañón y Juanes fueron acosados por esa misma prensa, quienes hicieron lo indecible por doblegarlos a los intereses de ese grupo de origen cubano. Debemos hacer la salvedad que hoy, ese grupo nada tiene que ver con la gran familia de emigrados cubanos que viven en el sur de la Florida.
Nadie pretende que periodistas o artistas estén despolitizados. Sin embargo también es parte de la realidad, saber ejercer los criterios sociales, políticos y aun ciertos pensamientos personales en el momento adecuado. A ningún cantante que sea ateo, se le ocurre abogar por el ateismo cuando es invitado a cantar en un centro religioso. Mientras eso no se entienda y sobre todo mientras no haya la seguridad de que las agresiones desde Estados Unidos serán perseguidas y condenadas por la Administración de turno, es poco probable que puedan evitarse las prohibiciones de entrada al país, impuestas por el gobierno a ciertas personas.
Por último la otra gran pifia profesional de la Empresa Univisión fue permitir que la militancia periodística de procedencia cubana que hizo la cobertura local, rebautizara el Concierto por la Paz, con el nombre de Concierto de la Discordia.
Este transfiguración del nombre sabemos que fue para complacer a ese sector que gusta de ejercer la Represión Social en Miami y que se ha etiqueteado así mismo con el nombre de exilio. Etiqueta que ya resulta ridícula o al menos fuera de contexto y de la realidad.
El Concierto de Juanes fue un gran éxito. Una parte del triunfo lo debe a esos furiosos militantes de Miami que como siempre, volvieron a sumarse a la causa injusta. Una vez se opusieron a que un padre recobrase a su hijo; otra aplaudieron la voladura de un avión civil en pleno vuelo; abogan por el derecho de invadir la Isla; trataron de impedir la visita del Santo Padre Juan Pablo II a Cuba; han quemado banderas mexicanas, destruido obras de artes de pintores que no piensan como ellos, discos de Juanes y han sido actores de un sin fin de calandradas más que, por razones de espacio, ya no podemos mencionar. Pero a pesar de ese grupo y quizás, gracias a ellos en alguna medida, la visita de los dos Juanes a Cuba, la del Papa Juan Pablo II y la del cantante, han sido exitosas.
Seguiremos hablando de lo mismo, porque hay mucha tela por donde cortar.
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Normandio Ciano. -
Normandio Ciano. -