BÉISBOL: LA LUZ Y LA OSCURIDAD
Luis Sexto
Notas desde la zona de foul
Una vez señalé lo que muchos sostienen: la crisis de nuestra sociedad se manifiesta también, y con el énfasis de nuestra idiosincrasia, en el béisbol. La impericia, la indisciplina, la falta de concentración en lo que el momento exige se convierten en un remolque que retrasa la comprensión de nuestros problemas económicos y sociales, y consecuentemente retarda las soluciones. Y en el béisbol, como veríamos si quisiéramos ver, pasa lo mismo: nos entretenemos festejando un play off colmado de insuficiencias y carencias entre las cuales parpadea, de vez en cuando, el chispazo individual, y echamos a un lado, o aplazamos el análisis de las causas de por qué en Cuba se juega una pelota mayormente deslucida, disminuida en técnica y táctica de la clavícula hacia arriba, según la frase afortunada de Jesús Guerra, para referirse a la inteligencia con que el pitcher debe lanzar, el bateador hacer rebotar la bola y correr, y el fildeador engarzarla y tirarla de modo que la cajita de los errores no ensanche su volumen.
Habitualmente, como expresé en Granma digital, gastamos más tiempo y palabras en condenar a Víctor Mesa y sus defectos –los que posee como persona y director, y los que le achacan- como si el manager de Matanzas fuera el culpable de cuanto daña hoy al deporte y al espectáculo en cuya realización sobre la arcilla y la hierba parece que apostamos hasta el prestigio. ¿A dónde se ha ido la sensatez? Más que en insultar a Víctor Mesa hace falta ponerse a pensar cómo vamos a recobrar la calidad de nuestra pelota. Cierto, Víctor Mesa es un tanto desmesurado en sus gestos y palabras, inquieto, combustible, pero ha habido en Cuba managers así: discutidores, intransitables. ¿No hemos oído contar de las decisiones drásticas de Adolfo Luque, capaz de sacar a un pitcher que empujaba la pelota por el centro como si fuese "una bailarina invitando a un vals", y luego encerrrarse con él a discutir? ¿No recordamos a Fermín Guerra, que sentaba al bateador que no convirtiera sus piernas en una motocicleta para correr hacia la primera base? Los directores son también actores del juego. Pero atengámonos a una verdad: Cuando vemos desde las gradas o la pantalla de la TV, a Mesa gesticular y hablar, ¿nos consta que insulta a sus jugadores y los maltrata? Si fuera de esa manera, cómo, pues, podríamos explicarnos que en un trienio un equipo vencido, casi inexistente, sin autoestima, llegara a ocupar, desde el duodécimo lugar, el tercero y luego ser dos veces subcampeón?
Lo equilibrado sería admitir que todo ese palmarés que algunos quieren minimizar reprochándole no haber ganado el campeonato, ha sido posible porque los jugadores, el público y los dirigentes de la provincia apoyaron a Víctor Mesa, y creyeron en su concepto del juego y de la disciplina técnico táctica. Cuando un equipo está descontento con su dirección lo manifiesta de cualquier manera y no precisamente ganando y adscribiéndose entre los favoritos.
Para mí Pinar del Río y Urquiola lograron ahora lo que han conquistado tradicionalmente, después de que Vueltabajo alcanzó su mayoría de edad. Urquiola, hace unos años maltratado por la estupidez de algunos, confirmó cuanto sabemos: su crédito como director. Nadie puede borrarle su historial de manager, como tampoco olvidar su etapa como una de las más hábiles y carismáticas segundas bases del país. Su estilo como director es diferente al de Mesa: permanece sentado en la cueva, concibiendo las carambolas sucesivas de una jugada. Porque, sea repetido, Alfonso Urquiola dirige la pelota como un ajedrecista sus piezas: moviendo un alfil y calculando que la dama rematará dos o tres jugadas más adelante.
Matanzas, en cambio, ha venido recuperando sus números, su vieja gloria ¿Acaso no es el envión de los últimos tres años también obra de Mesa? Aseguro -ojalá me equivoque- que el año que viene, si Víctor Mesa no dirigiera, Matanzas volverá a ser un equipo de abajo, sino halla otro director creativo, audaz, heterodoxo, convencido de que la pelota se domina en el ejercicio técnico y en la disciplina táctica. El recto sentido nos dice que todavía no es un equipo excepcional, sino que, salvo unos pocos jugadores con vocación de estrellas, aprende a jugar pelota día a día con un maestro que, primeramente, se exigió como pelotero lo que exige a sus pupilos. Sabe cuánto decide. Y se atreve a concretarlo aunque yerre. Aparte sus desplantes, que repetimos y amplificamos como si fuera el único en actuar de esa manera. ¿Quién no entiende que a veces una palabra fuerte o un gesto brusco es como un acicate para que nuestros hijos o subordinados con problemas se eleven sobre ellos? No, no parece que Mesa vaya al box a insultar a sus lanzadores, sino a exigirles.
Ya vemos cuán parciales y subjetivos somos los cubanos. La escolaridad y la educación se han quedado en muchos de nosotros como un papel amarillento. Por otra parte, hemos visto como el play off entre Pinar y Matanzas, aunque fue ardiente, tenso, careció de problemas en las relaciones de ambos equipos en el terreno. Nadie se acuerda, sin embargo, que si Villa Clara tuvo problemas en Matanzas, también los tuvo en Ciego de Ávila, y si se habla del condenable batazo a Lunar, se olvida de que en Ciego de Ávila quien salió con el bate en la mano fue precisamente Lunar. Hace falta, por tanto, que la afición beisbolera no se convierta en fanatismo. Porque el fanatismo es propio de culturas donde la vida, las ideas y la obra de los hombres valen poco. Y donde la palabra equilibrio no es sinónimo de racionalidad.
He de aclarar, porque los artilleros de infundios y ataques de baja costura podrían dirigir sus órganos de (im)puntería contra este periodista acusándolo de ser amigo de Víctor Mesa, o por lo menos que me han pagado para defenderlo. Vaya uno a saber. Aclaro, por tanto, que nunca he visto en persona a Mesa. Pero he leído mucho de cuanto han dicho y escrito sobre él. Y lo más curioso es que quienes le piden cuentas por sus actos groseros, son groseros al atacarlo. Incluso, tengo opiniones negativas sobre el manager de Matanzas. Poniéndome en su lugar con la experiencia que he acumulado en relaciones humanas, y sobre todo entre cubanos, un hijo mío no jugaría, ni trabajaría, donde yo dirigiera. Porque aceptarlo en mi equipo, aunque responda al interés de un padre por el futuro del hijo que lo sigue en vocación y cualidades, se suele interpretar como un privilegio.
Ahora bien, Víctor Mesa no ha sido culpable de los desajustes y dislates que han caracterizada la serie nacional 53. ¿Quién no preparó la entrega del trofeo en Matanzas como se ha solido organizar? ¿Quién determinó que el público se marchara, y los ganadores del segundo lugar, incluso los del tercero, no estuvieran en el Victoria de Girón para recibir sus premios? Por supuesto, no parece que haya sido Víctor Mesa. La comisión Nacional de Béisbol debe explicar… Explicar tantas incongruencias al aplicar hasta las reglas.
En fin, dicho esto, me resta recordar al poeta José María Heredia cuando en una fábula de cuyo título no me acuerdo, un sabio vio a los pájaros del bosque caerle en bandada a una lechuza. El sabio, intrigado, le preguntó: Por que te atacan si tú lo único que haces es dormir de día, y cazar de noche cuando los demás descansan. Y la lechuza respondió. Por eso mismo me atacan: por ver claro en lo oscuro… ¿Acaso no ha tenido Víctor mesa en Matanzas, sea segundo o primero, claridades en la oscuridad? Recomiendo, a título de periodista, que seamos exigentes con nuestros actos y palabras. Porque uno de nuestros defectos como pueblo ha consistido en rechazar, en cierto momento, a quienes han visto claro de noche. Preguntémosle a nuestra Historia. Y sin intentar comparaciones entre valores incomparables, nos percataremos de un Céspedes negado, un Martí calificado con atributos injustos… Cualquiera podría escribir sobre esta insensatez un manual de defectología.
23 comentarios
Antonio -
García Valcarcel -
Juan perez gonzales -
García Valcárcel -
Juan perez gonzales -
Vigo -
Carballido -
Novales -
Jorge García Valcarcel -
Juan perez gonzales -
Daniel Noa -
Algunos comentaristas se quedan en la rama y la hojarazca y no en el mensaje central que asocia los odios con la oscuridad y el amor y la concordia con la luz...Yo me sumo a su llamado con una alegoría a décimas que escuché de pequeño...y no digamos jamás ¨solavaya¨ a esas lechuzas que en las noches...alegres cantando cruzan...
Unamos el amor y la cordura y eliminemos odios y rencores...Nuestra educación y cultura y lo mejor de las tradiciones cubanas han de florecer y germinar en pro de una sociedad mejor...donde la excelencia en todos los oficios nos lleve a la eficiencia que necesitamos para el desarrollo socioeconómico del país. Mis felicitaciones, Maestro Sexto...
Norman -
Jorge Alfonso -
Benjamín -
Armando Yero La O -
Tuyoimío -
Roquefuentes -
El Duendea -
Lea usted.
Una carta publicada este martes en el sitio web de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) solicita el pronunciamiento de las máximas autoridades del gremio sobre hirientes expresiones de Víctor Mesa Martínez.
Una carta publicada este martes en el sitio web de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) solicita el pronunciamiento de las máximas autoridades del gremio sobre hirientes expresiones de Víctor Mesa Martínez, y a la vez exhorta al mánager de Matanzas a que «se retracte públicamente de sus infelices declaraciones que insultan a nuestra escuela de periodismo y en particular a la cantera que se está formando».
A través de la misiva, Jesús Hernández Villapol, de la Delegación UPEC de Prensa Latina, pide una respuesta a Antonio Moltó Maturell, presidente de la UPEC, sobre el hecho ocurrido en la conferencia de prensa del pasado sábado 12 de abril, tras el partido en que Matanzas venció 4-3 a Pinar del Río e igualó 2-2 el play offs final por el título de Cuba.
En el citado encuentro con los cronistas deportivos, Mesa Martínez acostumbrado a juzgar públicamente a los periodistas expresó:
«Yo admiro mucho a este hombre (Sergio Ortega, conductor de la conferencia), aunque él no lo sepa. Cuando me enteré que él iba a dirigir aquí, me puse muy contento. Creo que debe ser así; cuando es así, hacemos 40 entrevistas como estas, porque son coherentes, porque son gentes conocedoras, no son muchachos que están estudiando periodismo ( ). Eso es lo que estamos buscando, que las entrevistas sean tan grandes como el pueblo, no ponernos a hacer preguntas inadecuadas, y que un poco que hieren, porque el que pierde no contesta como el que gana ( )».
Hernández Villapol se pregunta: ¿Cómo permitir que un funcionario determine que a una conferencia de prensa solo debe asistir el ganador, contrario a como se hace por lógica en todo el mundo?, y pide que «cada uno de los miembros de nuestro gremio desde la más modesta redacción, debe cerrar filas para enaltecer nuestra bella profesión».
Texto de la carta
Quiero referirme a unas declaraciones del mentor de Matanzas, Víctor Mesa, en la conferencia de prensa del pasado sábado 12 de abril, tras el partido que su equipo le ganó a Pinar del Río dentro de la final del Campeonato cubano de béisbol y que considero un desacierto imperdonable.
Al final de la referida conferencia el director del equipo yumurino expuso ante las cámaras de la televisión «que consideraba que de esa forma es que deben hacerse ese tipo de encuentros con la prensa, con personas que saben de pelota, y no cuando participan también estudiantes de periodismo, porque hacen preguntas que resultan incómodas, porque no da las mismas respuestas el que pierde como el que gana».
Sin dudas no puede estar en una misma posición anímica el ganador que el perdedor, pero ahí radica la grandeza del deportista, el ser humilde en la victoria y digno en la derrota.
Al parecer, el también director del equipo Cuba olvidó que él también fue joven e inexperto, y le recordamos que hizo muchas cosas inadecuadas dentro del campo de juego por su falta de experiencia, tanto a nivel nacional como internacional, que no olvidamos los seguidores del béisbol, pero que entendemos como el proceso lógico de la vida. Pero lo más curioso es que con mayor madurez también las hizo.
Olvida el director de Matanzas que negar a los jóvenes es negar el desarrollo, pero también es temerle a las preguntas espontáneas sin compromiso y sin miedo a perder cargos y privilegios, propias de la intrepidez de los que comienzan.
Es cierto que dirigir un equipo de béisbol no es tarea fácil, pero tampoco lo es realizar un trasplante de riñón, conducir una orquesta sinfónica o dirigir una termoeléctrica, pero quien asume esa responsabilidad debe estar consciente de que se enfrenta al escrutinio público.
Hasta cuándo el periodismo cubano, y en particular el deportivo, va a permitir ser vilipendiado, lo exhorto a exigir que Víctor Mesa se retracte públicamente de sus infelices declaraciones que insultan a nuestra escuela de periodismo y en particular a la cantera que se está formando.
¿Cómo permitir que un funcionario determine que a una conferencia de prensa solo debe asistir el ganador, contrario a como se hace por lógica en todo el mundo?
Es mi criterio que cada uno de los miembros de nuestro gremio desde la más modesta redacción, debe cerrar filas para enaltecer nuestra bella profesión.
En espera de su atención, le saluda.
Jesús Hernández Villapol
Delegación UPEC Prensa Latina
Visto 5391 veces Modificado por última vez en Miércoles, 16 Abril 2014 23:35
Tomado de CubaSi.
Gasparin -
Carballido -
Bienvenido -
Yosiel Guiérrez -
El Duende -
Mientras otros jamás tuvieron carta abierta para hablar a rajatabla de sus pupilos, Víctor Mesa tuvo micrófono abierto para expresarse sin mesura sobre Alexei Bell o Ariel Pestano. Y no pasó nada.
Mientras otros estrategas Lourdes Gouriell, Ermidelio Urrutia, Luis Giraldo Casanova, Marcos Fonseca- jamás tuvieron el privilegio de ver a sus hijos enfundados con el mismo número que colocaban en sus dorsales mientras dirigían- Víctor Mesa recibió la inusitada prerrogativa que le permitía usar contra el reglamento, incluso- el mismo 32 que su vástago Víctor Víctor.
No comentemos el inusual cambio de traje de Matanzas en medio de la serie, ni sus conocidos desmanes contra varios peloteros, ni su irreverencia hacia algunos árbitros, ni sus gestos fuera de liga en mil partidos.
Ahora, como si todo eso fuera poco, este admirable jugador pero cuestionado manager, ha dicho que él es el show. Pero no aquel show-man que se robaba el home o se tiraba contra la pared sin colchones para capturar un batazo, sino el show capaz de decir, con inmensa modestia, que el estadio se llena porque va a verlo a él y solo a él.
Pero eso resulta mínimo. Víctor Mesa tuvo la ¿capacidad? de decirle al joven reportero Carlos M. Álvarez, para la revista On Cuba, que aunque va a seguir en el país si me sacan de aquí (de la dirección), yo tengo para dónde ir. Hasta para Estados Unidos me están buscando, imagínate, y estoy aquí.
Y señaló que puso a sudar a los comentaristas en la televisión cuando transmitieron el último programa al Duro y sin guante; que él país (¿quién será el país?) es sabio y por eso le van a dar el espacio que él quiere (no sé si en la TV); que no le importa que lo enjuicien; que él es el director y hace lo que entienda; que todos los periodistas son iguales Bueno, en esto último, teniendo en cuenta la prensa aburrida que hacemos, tal vez tenga razón.
En fin, en esa entrevista que ya está en diversos sitios digitales, titulada El show soy yo, Víctor pretendió dar la idea de que está por encima del béisbol cubano. Echa así por tierra la idea del colega Oscar Sánchez, del periódico Granma, quien sostuvo que nadie por encima de la pelota nacional.
Víctor, por toda la gloria que le dio a la nación, tiene miles de seguidores y los tendrá; incluso cientos que aplauden sus métodos y maltratos verbales. Cientos que, pese a todo, todavía lo quieren ver como timonel de Matanzas y de Cuba. Pero la simpatía no debe conducir a la ceguera. Sería como aprobar el desatino y la insolencia, justificando ambas cosas con el cariño y la historia. Los puestos se ganan, no se merecen porque sí por mandamiento.
Torres más altas y más endiosadas han caído y eso lo debe tener en cuenta la Explosión Naranja, aunque a él no le importe y consiga dar la imagen -intencionalmente o no- que tiene un padrino que le cuidará la espalda. Torres más elevadas y creídas terminaron como agujas en el piso y eso lo debe tener en cuenta Víctor Mesa aunque él no entienda en este momento el precepto martiano de que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.
Encuesta del momento, el 61% de los participantes opino que Víctor no debía ser director del equipo Cuba
Estas son las principalews causas de que el pueblo en inmensa mayoria y en rechaso a injusticias y falta de imparcialidad en la aplicacion del reglamento se manifieste en contra de Victor Mesa, y continuara hasta que ocurra algo mucho, peor o sea sustituido como director del Cuba, dejando ese alto honor para quien cada año sea acredor del mismo.
sera que usted se considera mas sabio que toda la sabiduría acumulada en amplia mayoria de los aficionados y el pueblo.
Ademas existe otras fuertes motivaciones entre ellas el mal manejo en la conformacion del equipo Cuba, y las mentiras en la expulsion del lanzador Yasiel Laso, sobre el tema lea Desanudando un Lazo (I)y (II).
Pero analisemos las deficiencias de Victor como gran director y conocedor del Beisbol:
¿Por qué no fue Pestano?( El receptor más defensivo y que mejor conoce a los lanzadores del Cuba y sabe dirigirlos al pedir los lanzamientos ( Víctor ante cámaras de televisión afirmo sobre una supuesta enfermedad, lo cual fue desmentido personalmente por Pestano), así que además de todas características negativas, ya mencionadas y conocidas, ahora resulta que también es un mentiroso, pero eso no fue algo que alertara a nadie y los principales medios de comunicación pasaron por alto. Esta represalia en contra de Pestano con quien tenía Víctor problemas personales es una muestra de su infame y mezquino proceder.
Dígame la participación y protagonismo de Andy Ibáñez y Luis Felipe Rivera en este equipo lleno de figuras improvisadas, pero contrario a ver esto como un aspecto negativo en aras del objetivo principal de lograr triunfar o igualar el resultado del 1er clásico.
¿Cómo explica usted que el Jardinero central del Cuba esté en el banco y mantenga jugando en el equipo de Matanzas a su hijo que batea para menos de 230 de promedio?. No sería inteligente si Heredia es tan bueno como para integrar el equipo Cuba fuera regular en el equipo de Matanzas, o pasarlo a otro equipo donde pueda jugar, o simplemente fue muy mal seleccionado al Cuba mientras que otros con más historia y mayor rendimiento histórico no fueron seleccionados y se quedaron en Cuba.
Alexis Bell, probado en multiples ocasiones en eventos internacionales corrió el riego de ser excluido, y al igual que a pestano, descalificado por su director ante las cámaras de televisión por tener problemas en su brazo, faltando a todo tipo de principios éticos. En esta ocasión fue desmentido por Bell y demostrado así en las oportunidades que tuvo de jugar, por lo cual nunca le han pedido cuenta los medios ni él se ha dignado a darlas.
Del cuerpo de lanzadores elegidos por el mejor seleccionador de Cuba, 5 no lanzaron, hicieron mal papel o tuvieron una participación pírrica ellos son: Odrisamer Despaigne, Diosdani Castillo, Yadier Pedroso, Darién Núñez, Leandro Martínez, mientras se quedaron muchos lanzadores experimentados y con buenos rendimientos en su labor histórica en series Nacionales, de Clásicos anteriores por mencionar algunos no se tuvieron en cuenta a Lahera, Jonder Martinez, Odelin, y Yuliesky Gonzalez.
Lo unico que se puede alegar a favor del Director de Matanzas es que no solo el es culpable de las grandes divisiones y descontento que existe entre los aficionados, peloteros de otros equipos y Directores hoy menospresiados en su trabajo, tambien estan fuwertemente cuestionados el CNB Higinio Veliz y su equipo de dirección.
Quizas usted no quiera verlo asi, pero hasta en el caso Fredy Asiel existen fundamentadas sospechas que detras de todo esta la mente maquiavelica de Victor, desencadendando la accion de agresion con el bate por parte de uno de sus jugadores, mientras su hijo en vez de correr para primera cuando fue ligeramente golpeado, "sin saber" porque nada habia ocurrido entonces corrio para su refugio, se cruzo con su padre y este nada dijo, mientras miraba de reojo para ver si su homicida ya habiasalido con su bate en ristre.