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PATRIA Y HUMANIDAD

ELIJO YO; CANTA ÉL

ELIJO YO; CANTA ÉL

Luis Sexto

El propósito inicial era haber leído esta crónica en el cementerio de Santa Isabel de las Lajas, el pasado 26 de octubre cuando se clausurara el encuentro nacional de cronistas. Por razones personales, no pude formar parte de esa peregrinación al camposanto lajero. Resuene modestamente aquí.

Me preguntan sobre la música de  mis 22 años, y podría confesar que oí todo lo de Nino Bravo; ese que gritaba por Noelia, o que llevaba un beso y una flor por equipaje. Qué dramáticamente cursi fui cuando mi corazón alcanzaba el punto del caramelo releyendo las cartas amarillas de tantas palabras nunca dichas.  Podría  añadir  haber sintonizado algo de Schumann –romántico y clásico-, y  de Lecuona y Ankermann,  de Sindo y Delfín, de todo ese lirismo cubano desde donde  pestañea el cocuyo de  la nostalgia por lo que uno no ha vivido junto a la damisela encantadora o a la flor de Yucayo la bella, sufriendo las penas que a mí me matan sobre el tronco de un árbol en cuya corteza caben también nuestros nombres. O escuchar bajo la ventana  de Luz Vázquez si no te acuerdas gentil bayamesa que fuiste vecina de pelo negro y ojos límpidos del Padre de la Patria.  También  Gardel, en particular en aquella canción, o tango canción, sobre la mujer que moría en mis brazos cerrando los ojos en la emigración injusta mientras el mundo seguía andando y esperando el día que me quieras...

Pero de mucho más allá y acá de mis nunca bisiestos 22 años, arrastro un fonógrafo plural. Gira sólo con el viento de  una voz que resuena como si fuera todas las voces. Una voz pasquín pegada a todos los postes de nuestra existencia como pueblo. Timbre insólito instalado en cada casa como atalaya  mística de todos los tiempos. Los cubanos, sea dicho en tan honroso plural, sentimos al escuchar esa voz como un rebrote del sol y la lluvia, del azul y el verde del paisaje insular. Experimentamos el resplandor de la llama y la sangre,  la cordialidad y la independencia de nuestra historia. Y nos quitamos el sombrero ante la voz de Benny Moré. Ningún músico cubano -en país de músicos suficientes e inspirados- ha concentrado sobre su recuerdo tanta incidencia de la añoranza, el elogio y el afán de permanencia. Tan vigente está que cualquiera puede preguntar: ¿Dónde canta hoy?

Intuitivo, portador de una personalidad ritmática, descoyuntada, achispada ahora  y enseguida chispeante, el Benny  encarna la expresión sintética de toda la crónica de la música cubana. Desde lo campesino a lo bailable, desde el cabaret hasta el teatro, desde el salón hasta el barrio. Nadie como él ha podido captar la esencia popular, ni convocar la sensibilidad de las masas con sus movimientos improvisados en una originalidad cerrada bajo un código sin contraseña, ni dirigir su orquesta con la sola ciencia del oído.

Sentimentalidad y  frenesí sobre la misma tarina, en el mismo minuto, el Benny podía  haber dicho  lo cubano soy yo, y en  mí naufragan o despegan la alegría y el dolor, el amor y el despecho, el desaire y la contención. Pudo haberlo dicho sin ofender la modestia y sin deslizarse por la desmesura tan recurrente en nuestro carácter nacional.

 Fue, ante todo, un músico pobre y generoso. Deambuló por bares y esquinas, poniendo su sombrero ante el trasnochado buscador de la felicidad, para recibir unas monedas, como un antiguo juglar o trovador. Se arrimó luego a Matamoros y a Pérez Prado. Y en 1953, empezó a crecer en las aspas de la fama para tocar la punta del palo encebado de la gloria: articuló el formato jazz band de su orquesta. Banda Gigante la nombraron. Y el genio fundador y director, en su decir compañero y familiar, se refería a ella como La Tribu. En lo adelante, bastarán diez años para que plantara su leyenda en el alma del pueblo. En 1963 falleció. Tenía 42 años, edad con la cual aún se eleva el hombre a la condición de predilecto de los dioses. Y ha sido más. El paño donde se enjugan mil sensaciones disímiles: la felicidad y la pena, la decepción y la esperanza. Dejó los deseos enormes de tenerlo siempre cerca. Biografías, novelas, discos, programas radiales, documentales  lo mantienen vivo con la vitalidad de lo que no se toca ni se ve. Solo se oye. En la cauda de su voz choca el agua de la vida contra la piedra, y en la espuma se entrelazan la melancolía y el sueño, lo temporal y lo eterno.

 Desde mis 22 años, ya con el Benny viviendo su muerte, incluso  mucho antes, y ahora cuando ciertas orquestas y cantantes han soslayado la música para priorizar el ruido, deformando  lo más humano de los seres humanos, todavía hoy espero  que la voz del Benny descienda en su trono de nubes y luces, y con su cachimba, su flauta, su voz nos diga, como en un juicio final: Elije tú, que canto yo.  

  

10 comentarios

Leydi Torres Arias -

Ojalá el Benny hubiese escuchado esta crónica ese día...un bue homenaje. Yo, que soy adicta a las crónicas de Luis Sexto, siempre regreso sobre el papel (en caso de las publicadas en Juventud Rebelde)o a la pantalla (para leer las digitales) porque me sorprende cómo puede escribir sin repetir detalles. Cada una de sus crónicas es un aprendizaje.

Modesto Reyes Canto -

Al mal informado musicalmente P.Prado.Si me diera por hacer una lista con los nombres de los interpretes musicales prohibidos totalmente programarlos en Cuba décadas atras y todo en nombre de la fatídica frase "diversionismo ideológico", le aseguro que tendría material para una guía telefónica.Y se de lo que le hablo pues por casi diez año fui escritor, productor y director de distintos programas radiales en Radio Rebelde y Radio Progreso.Lo que si le digo es que no se puede vivir con tanto veneno.Modesto Reyes Canto.

caro -

Luis, hermosa crónica sobre el Benny, verdadero ejemplo de la inigualable música cubana. Coincido con algunos foristas en que sería bueno reivindicar a los grandes músicos cubanos, con independencia de ideologías o lugares donde hayan decidido vivir. A P. Prado, esa historia que Ud. niega lamentablemente ocurrió, y está ahí viva y fresca en la memoria de muchos cubanos que la sufrieron. No sé que tienen que ver Celia Cruz u Olga Guillot con los maestros ahorcados en el Escambray, y la tarea de divulgar a los músicos cubanos no es de las emisoras de Miami, es de Cuba, como mismo a los estadounidenses no les preocuparía que Michael Jackson o Steve Wonder no se divulgaran en la radio cubana, les preocuparía si no se divulgaran en la radio norteamericana. Gracias.

Alex23 -

P. Prado llamar a Celia Cruz y Olga Guillot contrarevolucinarias no es justo, se fueron por el derecho que tiene cada cubano a salir y entrar en nuestro pais, lo mismo que hacen los cubanos hoy dia. Cubanos somos todos y la patria es de todos no de un grupo selecto.

P. Prado -

Duarte parece que se fue de Cuba muy temprano. Porque Vicentico Valdés tuvo durante muchos años programas específicos en nuestras emisoras. Que Olga Guillot y Celia Cruz no, es lógico. Ambas se afiliaron a la contrarrevolución. ?No es razonable que las sacaran del aire en aquellos años de guerra, de alzados, sabotajes, ahorcamientos de maestros por parte de la gente como Duarte. Oor lo demás, superado el sarampión inicial de algunos estúpidos, al menos yo, joven, oí desde 1966 a todos esos grupos que dicen te llevaban a Vertientes. Eso le pasa a quien se va demasiado temprano. Sacúdete, que tú no oyes a Silvio en ninguna emisora de Miami, salvo en Radio Miami o en Progreso alternativo.

B.Duarte -

Como joven de esa epoca creci disfrutando la musica del Beny,cubano indiscutible que canto al pueblo y a sus ciudades,su musica ha quedado inmortalizada y todavia hoy lo podemos revivir cuando escuchamos sus grabaciones que facilmente se pueden obtener dondequiera,asi como ver sus videos(Youtobe).La orquesta Aragon,Pello el afrocan los Zafiros de la Habana,Los Memes y otros grupos cubanos junto con los cantantes y grupos espanoles tuvieron un lugar cimero en nuestras preferencias.Lamentablement un importante grupo de nuestros mas afamados artistas"murio"para nuestras emisoras cuando en una avanzada de lo que seria el exodo artistico,tomaron el camino del destierro,asi pues voces como la de Celia Cruz(Azucar),Olga Guillot,Vicentico Valdez y muchas otras voces,nos la prohibieron disfrutar.Ni hablar de los Beatles,Rolling Stones,Beach Boys...Este ultimo tipo de musica conllevava el riesgo de irla a escuchar en los campos de Esmeralda o Vertientes.

Daniel noa -

Felicidades, maestro...Un acierto más. Yo soy un Villareño, llevo en mi sangre el orgullo de haber nacido en Cienfuegos (1947), Las Villas...aunque desde 1962 vivo en La Habana...Desde pequeño sentí la frescura y la cubanía del Benny...Hoy, adulto entrando en la tercera edad, me maravillo de ver...como muchos lamentablemente no hacen, cómo un mulato pobre, de un pueblito pequeño como Santa Isabel de las Lajas fue subiendo a fuerza de tesón y sentimiento para cantarle a toda Cuba, a su Lajas, a Cienfuegos, a Manzanillo, a Pinar, a Matanzas....en fin, a Cuba...llevando su arte a brillar en latinoamerica y el mundo...Biografías como la suya debieran ser parte del programa de enseñanza a nivel de primaria o secundaria para que los jóvenes conozcan el verdadero arte autóctono y aprendan a gozar y difundir la cubanía, sin chovinismos, con orgullo, con belleza.

Jose Diaz -

Excelente su escrito maestro , espero algun dia haga justicia y escriba sobre Celia Cruz gloria junto al Benny de la musica cubana. Lo felicito por este articulo.

Luis Rojas -

Simplemente genial, muy bueno

Modesto Reyes Canto -

Como siempre digo y no me canso de repetir, Cuba es un acorde imprescindible en el pentagráma mundial de la música, producto de esa excelente mezcla musical que se logró entre lo espanol y lo africano. Hasta nuestras mujeres con su ritmico movimiento de caderas, a veces telúricos, dan una medida de la musicalidad innata en los cubanos, y dentro de ese arte de saber mezclar bien los sonidos, muchos se han destacado como es el caso de Benny Moré en la parte masculina y la también nuestra Celia Cruz como representante femenina. Ambos han hecho escuchar, apludir y mantener viva nuestra cubanidad, en todos los rincones del mundo.Su crónica dedicada al Benny, amigo Luis,es todo un homenaje a nuestra música en general. En una palabra; está escrita con ritmo muy nuestro. Un abrazo: Modesto Reyes Canto.