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PATRIA Y HUMANIDAD

MAÑACH, EL SATANIZADO

MAÑACH, EL SATANIZADO

Luis Sexto

En el curso académico que recientemente concluyó, una estudiante de la facultad de comunicación de la Universidad de La Habana, basó su tesis de graduación en Jorge Mañach y la revista de Avance. Durante la investigación previa, me dirigió estas preguntas

1-¿El hecho de que Mañach hubiera recibido su formación académica en tierras foráneas pudo haber incidido en su Periodismo?

Posiblemente, la formación de Mañach en Harvard y en La Sorbona tuvo que ampliar sus límites culturales desde el punto de vista del conocimiento teórico. Tengamos en cuenta, además, que haber residido necesariamente en otros países para estudiar, lo puso en contacto con otras lenguas;  con otra prensa, es decir, con otras formas del hacer periodístico y de entender el estilo del periodismo. Ese intercambio, para un hombre de talento, implica enriquecimiento de la base original. En el  ejemplo de Mañach, cualquier influencia extraña sirvió para mejorar lo propio, más que para modificarlo en esencias.

2-¿Qué características tuvo el periodismo mañachiano en sus inicios?

Lo primero que uno puede apreciar es el cuidado formal. Mañach mostró usualmente su voluntad de estilo, que para él implicaba hacer evidente en sus enunciados lo que Martí llamó “los esmeros de la forma”. Pero, en sus textos primeros, digamos, en la década de 1920, se aprecia, a mi parecer,  cierto amaneramiento de la expresión, como una influencia de un esteticismo todavía no liberado.  También se evidencia apego a viejas formas de la tradición española. En esos años todavía la prosa de Mañach no es cubana. Todavía, como otros autores, escribe en vos, es decir, usa el “voseo”, entonces relativamente común. En ese sentido, Ambrosio Fornet  escribe  apreciaciones muy atinadas en su imprescindible libro En blanco y negro.

3-En los inicios de la década del ´20 Mañach escribe algunos cuentos, y una obra teatral titulada Tiempo Muerto, la cual fue criticada y llamada tiempo perdido. ¿Cómo califica la incursión de Mañach en estos géneros?

Afortunadamente, Mañach renunció al cuento y al teatro, para perdurar en el ensayo y el artículo ensayístico, incluso en la crónica, aunque en este género  el ensayista también muestra su bisturí intelectual. Evoquemos, por ejemplo, a Estampas de San Cristóbal, que para mí son crónicas, acercamiento sensible a cosas, costumbres  y figuras de La Habana, sin transitar por los caminos del costumbrismo. Más bien, junto con el trazo cordial, emotivo, periodístico y literario, asoma el punto fino de la vocación reflexiva. Ahora bien, si carecía del talento del cuentista, ganó el primer premio compartido con Alfonso Hernández Catá –este sí cuentista- en un concurso de la década del 20. La obra se llamó O.P. Y en verdad, el lenguaje es impecable. Incluso plástico. Pero frío. A mi modo de ver, le falta agilidad, adecuación del tono al medio y al lenguaje en la acción narrada. Resumiendo, si su cuento compartió el premio con un cuentista hecho y derecho como Hernández Catá,  no ganó el cuentista: Mañach no lo era.

4-Mañach fue uno de los editores de la Revista de Avance, ¿qué pudo haberle aportado a Mañach pertenecer a la generación vanguardista fundadora de Avance?

Ser uno de los editores de Avance, le aportó a Mañach el crédito de hombre de progreso y promotor de cultura, aunque no haya sido revolucionario en política. Además, le cimentó su crédito como prosista de pensamiento creador y original.

5-¿Qué género periodístico fue el más utilizado por Mañach en la Revista de Avance?

El que le fue, a mi juicio, habitual: el ensayo y el artículo ensayístico. Las ideas que se hacen acompañar de  las calidades del estilo exigen estos géneros.

6-¿Qué temas fueron los más recurridos en su discurso periodístico?

Mañach se define por su vocación social y política. Trató de literatura, de filosofía. Pero su obra se distingue por afrontar los problemas de la política, de  la ética, y los rasgos distintivos de nuestra sociedad en lo caracteriológico. Era, en suma,  un humanista.

7-¿Qué representa el estilo en Mañach? ¿Impuso Mañach un nuevo estilo dentro del Periodismo?

Mañach impuso su estilo, en consonancia con las renovaciones en el siglo XX. Y lo articuló con recursos de la herencia clásica de la lengua y en el renuevo de la vanguardia, pasando por Martí. No podemos obviar, Incluso, la influencia que en su estilo ejerció la Generación del 98. Unos le hallan resonancias de Unamuno. A mi parecer, con quien más tuvo analogías estilísticas y personales, dicho un tanto desde la intuición, fue con Ramiro de Maeztu. Pero ya en los inicios de la década de los 30, Mañach ha renunciado al “voseo”, y ha incorporado a su diccionario términos populares cubanos. Me parece que la colección de artículos publicados en Diario de la Marina en los tres primeros años de esa década, componen la prueba del rumbo definitivo de su estilo periodístico: más fluido, más democrático por cercano, sin que por ello deje de estar influido por un propósito  literario y culto. Mañach es uno de nuestros pioneros en la mezcla de literatura y periodismo. Al leerlo hoy nos parece, pues,  que todavía nos da lecciones de claridad, concisión y brevedad sin apartarse del tino que hace de cada uno de sus enunciados un texto ejemplar por armónico y deleitable, aunque sean profundos o elevados. Quizás, contrariamente, los disfrutemos también desde lo artístico  por profundos y elevados, en plena conjunción entre concepto y forma.

8-¿Pudo haber estado su periodismo en de Avance influenciado por alguna posición ideológica en particular?

Mañach fue hombre de ideas,  de ideología. Incluso, una ideología que osciló por momentos entre la derecha moderada y ciertas tangencias con la izquierda. Pero  heredamos una visión satanizada de Mañach. La polémica literaria y política, expresada candentemente, aunque con brillo,  en aquellos años de los 30 y los 40, incluso los 50, echó sobre el autor de Indagación del choteo una sombra de reaccionario contumaz. Es decir, que la polémica a la que era tan afecto y su ironía a veces tan punzante a pesar de  las finezas  de su estilo, lo cercaron con el (des)prestigio de ser enemigo del pueblo y de Cuba como nación. Transcurrían años muy complicados: Machado, la injerencia norteamericana, la pobreza, el desempleo,  la corrupción política…

En suma, fue un intelectual políticamente muy discutido, sobre todo por polémico. Sin embargo, supo adoptar posiciones de avanzada. Su apoyo a los prisioneros por el asalto al cuartel Moncada, su trabajo como editor de la primera edición de La historia me absolverá y su apoyo durante el primer año de la etapa de liberación nacional de la Revolución de 1959, definen a Mañach como un hombre que supo responder, en momentos cruciales, a las necesidades de Cuba. Y aunque no podemos pasar por alto contradicciones y ambivalencias, es legítimo afirmar –y yo rectifico parte de mis antiguas opiniones-  que si no fue un revolucionario, tampoco un contrarrevolucionario. Su partida a Puerto Rico en 1960 se debió, principalmente, a que se evidenciaba ya la orientación hacia el socialismo y hasta ahí podía llegar el respaldo de Mañach a los cambios revolucionarios dentro de su concepción republicanista.  No debemos ya aceptar, por tanto,  lo que el apasionamiento político de muchos de sus contemporáneos, tan brillantes como él, nos legaron como definitivos en medio de la lucha ideopolítica previa a 1959. Me parece que en ese sentido, el libro de Rigoberto  Segreo y Margarita Segura, titulado: Más allá del mito: Jorge Mañach y la Revolución cubana (Ed.Oriente, 2012), ha venido a esclarecer la historia y la obra del autor de Filosofía del quijotismo.  Este estudio coadyuva en considerable medida a quitar de la vida y la obra de Jorge Mañach los trapos de la demonización. Segreo y Segura demuestran que muchos de cuantos intentamos explicar a Mañach desde la política obramos en algún momento como ecos, como víctimas de una tradición peyorativa. 

9-¿Fue esta una etapa decisiva en la consolidación de Mañach como periodista e intelectual?

En efecto, los años 20 y los 30, etapa también fundamental para el afianzamiento de la identidad y la cultura nacionales, sirvieron para consolidar el crédito de Mañach como periodista, ensayista y polemista, más condenado cuanto más polémico. En esos tiempos, escribió algunos de sus textos definitivos, como Indagación del choteo y su biografía de José Martí, insuperada hasta hoy en sus calidades estilísticas.

10-La vida de Mañach fue un tanto polémica en el campo literario ¿Cuáles fueron las polémicas más importantes de las que fuera protagonista?

Mañach fue polémico como regla. Sus artículos y ensayos parten de problematizar el tema. Sus ideas generaban desacuerdo, y su tendencia pugnazmente reflexiva lo empujó a participar en discusiones políticas y literarias. Famosa la que sostuvo con Raúl Roa sobre Martínez Villena, poeta. También con Lezama Lima. Incluso, por polemizar, lo hizo también con  el jovencísimo Enrique de la Osa, más tarde agudo periodista de Bohemia. Enriquito le tiró el guante. Y Mañach no lo menospreció, sino que le respondió y elogió  su talento y su audacia juvenil.  Podría citar  polémicas sordas. Es decir, las veces que respondía a contradictores que él no mencionaba. Recuerdo el artículo donde se defendía de una acusación de ser enemigo de los cubanos negros. En conclusión, el debate fue el medio natural  donde su obra se integró y creció.

12-Inicialmente, Mañach se mantuvo al margen de la política, pero en la década del ´30 tomó lugar dentro de este ámbito ¿De qué manera se evidencia esto en su periodismo?

Habría, me parece, que puntualizar qué entendemos por política. Si no la consideramos sólo sinónimo de participar en elecciones o en actividades partidistas u ocupar cargos en el gobierno, me parece que Mañach siempre estuvo ligado a la política como actividad ciudadana. Hacia mediados de los 20,  sus glosas en El  País, repletas de cultura, también se mechaban de política, política como expresión de ideas que intentaban conceptualizar a la república. A principios de los 30, sus artículos de La Marina, que en 1939 integraron un libro titulado Pasado Vigente, insistían en explicar el origen de los problemas nacionales de aquella época, o interpretar fenómenos sociales como la bola y la bolita, o el deporte como aspiración trascendente de aquellos años de pobreza. Todo ello, se asentaba sobre una base política, además de sociológica, pero sobre todo con el método del ensayista, esto es, del escritor que piensa sobre aquello de lo cual carece de especialización.

Después, fue ministro, miembro de la asamblea Constituyente en 1940, miembro del Congreso. Esa fue la política de partido y de gobierno. Pero nunca dejó de ejercer su más afilada arma política: el periodismo y el ensayo.

13-¿Su militancia en el partido político ABC fue un factor que incidió en la opinión negativa que en torno a Mañach se conformó?

Su militancia en el ABC ha pretendido definirlo como ultraderechista. Sin embargo, hay que tener en cuenta la verdad histórica. Si en el pasado se tildó al ABC de fascistoide, no parece, según demostró recientemente  el investigador Jorge Domingo, que ese partido tuviera tangencias con el fascismo de Mussolini. Pero, aparte de ello, el militante del ABC fue sucedido por el militante del partido Ortodoxo de Chibás. Es decir, se precisa situar los actos políticos de Mañach como un todo, incluso en circunstancias específicas, considerando lo positivo y lo negativo de sus acciones y sus ideas, y sobre todo el valor exacto de las organizaciones políticas donde militó. De ese modo evitaremos juicios parciales que, como sabemos, carecen de objetividad para determinar una cabal definición .

14-¿Cómo influyó la política en el periodismo mañachiano y viceversa?

Fueron inseparables. Una determina al otro y este a aquella.

15-¿Qué diferencia existe entre el Mañach de Diario de la Marina, Avance y Bohemia?

A mi parecer, visto desde las impresiones, es el mismo Mañach, con algunas adecuaciones mediáticas. Más culto en Avance; más incisivo en La Marina; más extenso y prolijo en Bohemia. Pero en sus textos publicados en cualquiera de esos medios, mantiene la unidad estilística y conceptual que lo distinguió. Obviando las modificaciones normales de un pensamiento en lucha, Mañach sostuvo principios como intelectual orgánico de la burguesía liberal, enraizado en el pensamiento de la independencia y el republicanismo. En algún momento llegó a señalar el daño que los Estados Unidos le causaban a Cuba con la tutela económica y política. No pretendo ahora exonerar a Mañach de los deslices e inconsecuencias que su propia filiación política  y su origen de clase podrían condicionar. Pero juzguémoslo por cómo obró y escribió y no por cómo quisiéramos que haya obrado y escrito. Simplemente, Mañach, con su obra política como periodista y pensador, enriquece el pensamiento nacional y el estilo de nuestra cultura.  Como escritor y periodista, quizás  haya tenido  escasos pariguales después de su muerte en 1961.

16-¿Qué factores pudieron haber incidido en la exclusión de la obra de Mañach después del triunfo revolucionario?

Los factores mencionados. Su postura equilibrada  de derecha frente a la postura de izquierda. Su capacidad polémica y su talento para zaherir al contrincante. Indudablemente, el encono político entre unos y otros fue arrastrado al futuro y lo recibimos como herencia. Muchos se sintieron obligados a combatir a Mañach. Incluso, aun en 1959, escribiendo a favor de la Revolución, fue denostado. Hay autores que son polos de atracción para el dardo y la hostilidad. Tal vez pagó el precio  de ser mucho más que una medianía.

17-¿Ha habido una reinserción de su obra en los últimos años?

Desde hace más de veinte años, las obras de Jorge Mañach se han publicado en Cuba: Martí el Apóstol, Estampas de San Cristóbal y varios de sus  ensayos fundamentales. También libros de exégesis que han tratado de hacerlo nuestro, como paradigma de estilo y cultura, a pesar de las injusticias condicionadas por la visión negativa tradicional con que políticamente lo hemos juzgado.  Mañach, ahora, me parece más nuestro, porque nunca dejó de ser cubano en una Cuba necesariamente diversa, pero esencialmente patria de todos.

3 comentarios

rogerio moya -

escríbeme tu dirección electrónica
casualmente encontré un trabajo tuyo sobre Carlos Aguirre y me sirvió para corregir un error de una crónica mía
Te menciono en mi blog.
Escríbeme para mantener el contacto y para darte la dirección del blog y mandarte esa crónica etc etc etc
moya

Daniel Franco -

De nuevo muy brillante Sr. Sexto.
Como lamento que esta apertura a las ideas no se hiciera presente en mi epoca de juventud, donde tuvimos que convivir con la mas completa cerrazon que nunca habia imaginado.
Si las cosas hubieran sido como ahora con esta apertura sin perder la cubania ni la justicia social, estoy seguro que no estaria ahora fuera de mi patria que tanto anoro.
Pero de lejos me recreo con el futuro brillante que vendra sobre CUBA.

Daniel Noa -

Martí ha dicho:...¨Nuestro vino, de plátano, es agrio, pero es nuestro vino¨...¨Honrar, honra...¨...y ahora usted, Maestro Luis, con esta excelente clase de ética, recorre pasajes de la vida y obra de un personaje, que a mi modo de ver, solamente con su trabajo ¨Martí el Apóstol¨ merece nuestro respeto y consideración...Me ha gustado mucho aprender tantos detalles acerca de Mañach, pero sobre todo la forma juiciosa con la que usted aborda todo lo que durante mucho tiempo ha sido contradictorio...Gracias por ese enfoque que ojalá sirva de ejemplo para evaluar todo nuestro pasado, el presente y el futuro de muchas figuras relevantes en diversas esferas de nuestra vida nacional.
Mis respetos y mi admiración.