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PATRIA Y HUMANIDAD

EL CASCABEL DEL GATO

EL CASCABEL DEL GATO

 

Por Luis Sexto

Rápida opinión sobre otra opinión

La web repite ahora la misma receta: circula un nuevo artículo sobre la prensa cubana, escrito por un intelectual tan respetable como los autores de los textos anteriores, y con quien  he coincidido habitualmente por la hondura y el saber de sus enunciados. Pero no por el prestigio del articulista, he de renunciar al derecho de exponer mi parecer como parte del problema, aunque hasta el momento no integro la solución.  Y como veremos,  los que juzgan a la prensa, sin conocerla desde dentro, solo desde la percepción del lector, aunque de sabio lector, se quedan en la periferia y por tanto suelen no oler las esencias.

La prensa cubana es uno de los aspectos superestructurales en que aun mentes sólidas, cultas, incluso especializadas yerran con frecuencia cuando la enjuician.  Y de cuanto uno ha leído sobre las deficiencias e insuficiencias de la prensa, casi todo termina en maledicencia, porque no toca el fondo. Arremeter contra la prensa compone, por supuesto, un modo muy superficial, y por ende cómodo,  de expresar la beligerancia crítica en nuestra sociedad. Lo sabemos: un periódico, una revista, un programa informativo de la TV o la radio son un producto de consumo. Incluso, como la mercancía, se realizan en la circulación. Un periódico impreso que permanezca en los sótanos del poligráfico, sin que ningún ojo humano lo lea, no existe como documento informativo. De modo que, si existe, es susceptible de servir de diana a la opinión de los receptores.

Ahora bien, los criterios que justificadamente descalifican a la prensa cubana en su efectividad como producto informativo, adolecen de un enfoque astigmático al indicar que si la escriben o la hablan los periodistas, estos son los culpables de esos periódicos y espacios noticiosos de TV y radio sin interés, repetitivos,  grises. Y uno entiende que  nos invalidan como competentes profesionales. Los más aptos son los que no escriben en los medios. Y el doctor Esteban Morales, autor del artículo que comento, señala algunos nombres.

Y qué sería llegar al fondo del problema. Que excuse el doctor Morales si, tras leer  su artículo dos veces, no lo he interpretado cabalmente. Pero en vez de aludir a periodistas y editores o emisores -a veces clara o subliminalmente- como los únicos responsables de la mala prensa y de que, incluso, no respondamos afirmativamente la invitación o exhortación de Raúl  a terminar con el secretismo, habría que  sumergirse hasta el lecho de la charca en que se debate nuestra prensa, y reconocer que  discurre por los carriles de  un sistema en el que los profesionales de la información somos, simplemente, instrumentos. No nos corresponde trazar las estrategias.

Los que critican la prensa actual han de saber que un medio depende fundamentalmente de las fuentes. Si las fuentes se cierran, el periodista o el reportero quedan con una información mediatizada, inofensiva, o sin ninguna. ¿Saben acaso quienes escrutan  nuestro proceder que  por norma nos han impedido  la entrada hasta en una escuela primaria si no llevábamos un permiso del ministro? Imaginemos, así, cuánto significaría cruzar la puerta de una fábrica, o de una oficina de vivienda con fines de investigar periodísticamente sus realidades interiores. ?Fue responsabilidad de Radio Reloj que no dijera rápidamente las causas del  apagón  casi general en el país la noche del 9 de septiembre próximo pasado para que al menos se enteraran los radioescuchas que poseen receptores de baterías? Razonablemente,  esa u otra difusora debieron esperar a que la Unión Eléctrica averiguara las causas de la falta del fluido y las comunicara en una nota. Ese proceso de indagación, según la hora en que fue firmado el breve informe oficial, duró algo más de dos horas, y si se pudiera considerar tardío, la demora no fue obra de Radio Reloj o de otro medio.

Algunos de nosotros, intentanto ser más efectivos,  han acudido a fuentes alternativas, pero  afrontan un obstáculo: que estas no digan la verdad, o no pueda confirmarse, o que los editores no tengan confianza en la información, o hayan recibido instrucciones superiores de no publicar nada sobre cualquier tema o acontecimiento.

La falta de transparencia y el secretismo que tantas veces Raúl ha cuestionado, no es obra de los periodistas. Al menos, si formamos parte de un sistema, mucho de cuanto hemos de decir corresponde decidirlo a ese sistema. Hemos de saber, para adquirir luces, que en Cuba aún existe la percepción de que fue la prensa la que derrocó el socialismo real. Muchos políticos y decisores tienen esa convicción. ¿Y no estarán nuestros medios limitados en sus posibilidades, no de demoler el socialismo, sino de ayudarlo a construir, por ese enfoque tan elemental?  Como dijo, poco antes de fallecer, Carlos Rafael Rodríguez: Ya sabemos que la disolución de la Unión Soviética fue obra de un socialismo mal concebido y peor aplicado.

Y veamos lo más  curioso de las acusaciones a nuestra prensa y a sus periodistas: algunos de cuantos las formulan por escrito u oralmente, fueron algunos de los que, en un tiempo, te decían: eso no se puede publicar… Ejercían entonces como directores o presidentes de instituciones y a la vez como censores. ¿Podemos describir lo que  haya detrás de una pared,  sin abrir un hueco o tratar de entrar por una puerta? Sepamos definitivamente que los medios no componen una cooperativa de profesionales de la información, dirigida endógenamente. Los periodistas nos debemos a una regulación exógena. Ah,  y conozco a numerosos periodistas tan buenos como esos que el doctor Esteban Morales señala. Y  también los conozco mejores, sin desdorar a los mencionados, cuyo periodismo suele hacerse para el extranjero.

Sostengo, además, que el congreso de la UPEC no podrá darnos más espacio. No le corresponde, porque no tiene capacidad política. Los delgados, estoy seguro, sí reclamarán lo mismo que el doctor Esteban Morales y otros sobresalientes intelectuales: el derecho a construir una prensa que se parezca a nuestro país, y satisfaga todo cuanto nos demandan lectores, televidentes y radioyentes. En ello estamos de acuerdo con nuestros contradictores. Tal vez, entre todos, pongamos el cascabel al gato.

ALGUNOS RETOS DE LA PRENSA CUBANA.

Por: Esteban Morales,

Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC)

Todo parece indicar que ya hay dos prensas en Cuba. La que algunos pretenden que todos leamos y otra, al alcance solo de un 10% de la población, pero cuyos resultados se retransmiten por medio de "radio bemba", que como diría el propio Raúl Castro en una ocasión, trasmite mejor que el Instituto Cubano de Radio y Televisión. Solo que desde que el Cro. Raúl Castro dijo eso, hasta hoy, ya existen el correo electrónico e internet, que resultan medios muy eficientes para hacer circular la información que nuestra prensa aun no se atreve a publicar.[i][i]

La primera, la prensa escrita, que tiene dos periódicos principales nacionales, muchas veces lo que hacen es duplicar las noticias, que bastaría con sacarlas en uno de ellos.[ii][ii] Una prensa, que el pueblo compra todos los días, con la esperanza de ver reflejadas de manera abierta, fresca y franca, tanto los principales acontecimientos y especialmente sus preocupaciones. O sea, lo que todo el mundo habla en la calle. Qué pasa con la corrupción; donde está el cable; cuándo la agricultura va a dar resultados satisfactorios para que bajen los precios; cuándo se darán los cambios en las regulaciones migratorias algo tan prometido; cuándo conoceremos el texto de la ley tributaria; qué pasará con el cúmulo de opiniones negativas que existen sobre las más recientes regulaciones aduanales, etc.

Se trata de una prensa que en verdad no parece cubana. Demasiado esquemática, secretista, insípida. No tiene casi nada que ver con la idiosincrasia del cubano que se ríe hasta de sus propias desgracias; una prensa que con tal de sacar lo negativo de Estados Unidos, pone a veces en primera plana noticias de ese país, que no la reflejaría ni en su décima página el U.S.A Today, el periódico más popular en los Estados Unidos. Sin dudas, últimamente, se nota que nuestra prensa hace un esfuerzo, pero está muy lejos aún de satisfacer las expectativas del ciudadano medio. Ello se observa en alguna medida en la sección de los viernes de Granma y con algunos artículos publicados esporádicamente. El anunciado congreso de la UPEC inevitablemente tendrá que tomar el "toro por los cuernos", si es que de verdad queremos lograr una prensa acorde con los tiempos que estamos viviendo. Una prensa que se convierta en instrumento eficaz para la crítica, el perfeccionamiento del modelo económico y el cambio de mentalidad que se ha pedido por la máxima dirección del país.

Pero no obstante, haber modestos avances, es lamentable ver, cómo nuestros periódicos nacionales van perdiendo adeptos. La población los compra casi por inercia, o porque no hay otros, esperando encontrar en ellos algún día sus inquietudes o aquello sobre lo que desea saber e informarse. No es para dudar, que con una prensa así, las batallas a librar están pérdidas de antemano, por las razones siguientes: - La población termina por cansarse de leer una prensa que no refleja nuestras realidades, ni con amplitud lo que está pasando. - La separación entre lo que esa prensa refleja y la realidad introduce la desconfianza. - El ciudadano se mueve buscando otras alternativas para informarse mejor. Lo cual es muy peligroso. - El ciudadano apela a la radio nacional, que siempre es más espontánea. De ahí pasa a las emisoras extranjeras que nos rodean, alguna de las cuales transmiten incluso en español, estando muchas de ellas diseñadas para intentar que sean escuchadas en Cuba. La peor de las cuales es la mal llamada Radio Martí.[iii][iii] - Se va generando una mentalidad que busca afuera la información que debiera recibir adentro. Regalando muchas veces la inmediatez de las noticias e informaciones.[1][1] - El ciudadano se hace entonces más sensible a las llamadas bolas y a las distorsiones de la información.

Una sociedad, que en medio de la revolución de la información, regala los oídos y ojos de sus ciudadanos no sobrevive. Recuperar la confianza del pueblo se va tornando muy difícil. Porque la población reacciona ante la ausencia o calidad de la información, como ante algo que le pertenece, que debe recibir y que alguien le está robando o está tomándose la atribución de negarle. Ese es un sentimiento que peligrosamente ya va ganando espacio entre nosotros. Legítimo por demás, porque ha sido la propia máxima dirección del país, la que ha criticado a la prensa, hablando de sus deficiencias y entre ellas, del secretismo. Ha sido el propio Presidente, el que ha abierto los canales de la crítica y ha presionado para que la prensa partidaria le acompañe. Pero no se produce el cambio y la gente espera cada vez más impacientemente, por lo que no acaba de llegar. Sin embargo, una nutrida intelectualidad revolucionaria encuentra espacio en la intranet y en internet y aunque los que tienen posibilidades de acceder a ese medio son pocos aun, sus artículos y comentarios, se divulgan internamente a través de los correos electrónicos y llegan a una cantidad de personas mayor que la que se puede suponer. Pero lamentablemente, internet se beneficia de ello, rebotando hacia Cuba las informaciones y comentarios que el propio país debiera reflejar. Ese es el daño que nos hace el "exceso de celo" con internet, que es más dañino que el propio daño que internet pudiera hacernos.

Dentro de este mundo en que vivimos, para lograr sobrevivir, es una exigencia afrontar los riesgos de estar dentro del. ¿Cómo lograr invertir esa ecuación, donde los medios nacionales también comienzan a perder prestigio internacionalmente? Las deficiencias e insuficiencias de la prensa y medios informativos cubanos, tienen también repercusiones negativas en el exterior, donde existe gran interés sobre los acontecimientos y la situación de Cuba, por las propias preocupaciones que la crítica realidad cubana despierta y porque el discurso oficial las reconoce. Incluso muchos extranjeros amigos de Cuba, están preocupados por lo que ocurre en la Isla, pero sienten que no reciben información fidedigna y suficiente de nuestras realidades, se percatan de que la prensa cubana no las refleja, y que es más realista informarse sobre Cuba a través de internet, la intranet y de otros medios alternativos.

Los blog, revolucionarios o no, las publicaciones digitales, como Espacio Laical, La Ceiba, Observatorio Critico, Moncada, SPD, Café Fuerte, Havana Times, La Joven Cuba y otros, se mueven hacia delante, copando la atención de lectores que fuera de Cuba buscan una información más objetiva, atrevida, critica, en general más acorde con los retos que se sabe por todos enfrenta el país y que no encuentran en la prensa escrita nacional, que por lo general, presenta una imagen casi idílica, carente de suficientes críticas, las dificultades e inconformidades; que apenas refleja nuestra realidad y de manera aun timorata, secretista y restringida. Impidiendo por esa vía, que nuestros potenciales amigos fuera de Cuba, conozcan lo suficiente, no solo de cuáles son nuestros problemas, sino también los argumentos para apoyarnos.

Se trata de un fenómeno, del que no creo la prensa nacional se percate claramente, porque muchas veces esos amigos, adolecen de los mismos problemas que nosotros en Cuba: la defensa a ultranza, la autocensura, el insuficiente reconocimiento de lo negativo, la apología, la solidaridad ciega. Vicios que nosotros mismos, los revolucionarios cubanos, les hemos inoculado desde Cuba en no pocas ocasiones. ¿Cómo salir de ese atolladero desinformativo, para que la defensa de la revolución cubana hoy sea más realista, más consciente, más acorde con los desafíos que ahora enfrenta el país, para que nuestro pueblo confíe en ella y nuestros amigos en el extranjero nos puedan ayudar más a enfrentar la avalancha de la crítica contrarrevolucionaria? Crítica contrarrevolucionaria que es sin dudas, en estos tiempos¸ más inteligente, más científica, puesto que no se apoya muchas veces en la simple mentira, la burda distorsión de los acontecimientos o la sobredimensión de nuestros problemas, sino que toma nuestros problemas reales, para presentarlos de manera más sofisticada, mas finamente manipulada, buscando el desaliento, la confusión y la desconfianza en nuestras soluciones.

Pienso, que existe solo un camino, para que nuestra prensa termine por superar esas situaciones. Nuestra Prensa a todos los niveles de su gestión: - Debe ser más realista, democrática, abierta, eliminar definitivamente el secretismo, la autocensura, el discurso viejo, dogmático y apologético. - Debe abrir espacio a la intelectualidad cubana revolucionaria, reflejando su discurso más realista, crítico abierto e inteligente. Aliándose con aquellos que enfrentan la crítica contrarrevolucionaria desde posiciones que reconocen nuestras deficiencias, antes de que el enemigo nos las tire a la cara y las convierta en armas de una diplomacia subversiva, apoyada por la política del "Cambio de Régimen" preconizada por la administración norteamericana actual. - Debe ganar conciencia de que la superioridad técnica del enemigo no tiene por qué ser una desventaja para nosotros, si sabemos utilizar de manera inteligente las armas de la verdad, la coherencia, la sistematicidad critica, y el valioso potencial científico e intelectual revolucionario de que disponemos. Mientras no logremos esa alianza, cada cual seguirá por su lado, con sus arma, algunas muy melladas por cierto y seremos solo una tropa dividida por la desconfianza, el dogmatismo, la apología y el elitismo de algunos que adoptan, desde sus posiciones de poder, la actitud de defensores "puros", mientras consideran a los otros, como unos simples liberales que quieren regalar el discurso de defensa de la revolución a sus enemigos. Septiembre 8 del 2012.

[2][1] La noche del 9 de septiembre del presente año, una parte
importante del país quedo a oscuras  y Radio reloj era incapaz de
informar a la población que  estaba pasando. Lo cual hace algunos años
no ocurría.

[iv][i] Existen excelentes periodistas como Jorge Gómez barata, Félix
Sautié, Fernando Ravsgber, con cuyos artículos nuestra prensa  ganaría
mucho. Sin embargo ninguno  es bienvenido en ella. No pocas veces
cuando se publica un artículo de fondo sobre los problemas del mundo
actual, se hace con refritos de artículos de  autores  extranjeros,
cuando en Cuba sobran quienes puedan publicar sobre esos temas.
Observándose un verdadero divorcio entre la llamada prensa oficial y
la intelectualidad  del patio.

[v][ii] Sin dudas hay un problema de personalidad entre los dos
periódicos, que afecta fundamentalmente al periódico de la juventud.
Que ineludiblemente dedica mucho espacio a  repetir noticias que no le
correspondería publicar, si ya han aparecido en el órgano oficial del
Partido y muy poco a los problemas de los jóvenes.

[vi][iii] No se habla aquí del fenómeno de la proliferación del CD con
programas de todo tipo que circulan en la red nacional. Lo cual
responde a un  problema  parecido al de la prensa plana, pero en
nuestra televisión, Sumamente criticada y no por falta de recursos,
sino de creatividad.

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