SI NO TE LO LLEVAS TÚ, SE LO LLEVA OTRO
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Luis Sexto
Diccionario de frases célebres
Dos veces deshonrosa, esta frase pretende allegar certeza, valor, justificación presumiendo que tu semejante, cualquiera, hará lo que tú dudas en hacer. Y roba, así, con las dos manos: primero el crédito a los demás y, luego, la propiedad que pertenece a otros.
No hablamos del ladrón que quiebra cerraduras o aprovecha la puerta vacía, o el bolsillo en el tumulto de un ómnibus. Tal tipo deslinda la circunstancia. Yo, ladrón, de este lado; ellos, las víctimas, del otro. Una cuerda división de posiciones. No intenta diluirse, confundirse. Deja su firma en el modo de obrar. Yo, el ladrón. Quiere decir: un ciudadano que se autoexcluye; que viste y habla, por lo usual, con ropas y palabras diferentes, y hasta emplea un caminaíto también diferente. Y que se opone a los demás, pues pretende vivir de los demás.
Pero la frase de hoy, susurro de Mefistófeles, encuadra al que roba o hurta, y continúa sintiéndose persona decente, y prosigue andando en el medio donde tira su tendencia a andar en puntillas, como una ballerina, y expresándose con altura. Si su conciencia, en un escueto momento de reflexión, lo demandara y le halara la oreja, llegaría, a lo sumo, a clasificarse sólo como un sujeto un tanto más vivo, más rápido que los otros, porque cualquiera de ellos podría hacerlo. Total, todos andamos en lo mismo. Y como la vida es de los que “dan primero”, de los que están al tanto “de la que se cae”, yo me adelanto. Y así van empatándose juicios de desvalor para integrarse en el código de la doblez, del deshonor, propios de delincuentes de dedos finos, de vocabulario ortodoxo, y sin antecedentes penales. Delincuentes integrados a la sociedad.
No exagero. La frase campea con rastrera presencia en nuestros círculos, particularmente en los laborales. ¿Usted acaso no conoce de sobres con el dinero del mes o de la quincena que desaparecen, se desubican, vuelan del buró o de la cartera de aquel compañero o de aquella compañera? Ocurre, ¿no? Y desde el almacén o de la misma línea de producción de la fábrica, doblan la esquina objetos, recursos, y por momentos con papeles que justifican la estampida, como diciendo: todo está bajo control.
En definitiva, la frase insinuante y tranquilizadora recomienda especialmente operar en la propiedad social, y si lo hace en la personal, actúa como al descuido para, de paso, instruir al descuidado con una lección punzante y perdurable: que no sea bobo.
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