CUANDO LA CAÑA SE MOLÍA CON AGUA
Por Luis Sexto
Una estampa colonial
Don Nicolás Calvo de la Puerta y O’Farrill, al descender hacia el poblado de Güines, ordenó al cochero que detuviera la volanta. Lo acompañaba el técnico francés Julián Lardiere que, experto en la fabricación de azúcar, comentó eufórico mientras se extasiaba ante el lienzo de verdor de la llanura: “Nunca he visto tierra más propicia”. Ambos respiraron hondamente. Y don Nicolás, el prohombre que enterrarán en 1800 con la banda de los caballeros de Carlos Tercero, asintió formulando un propósito: “Tiene que ser nuestra”. Era, en suma, como la tierra prometida para su clase. Y allí mismo, el mañoso hacendado, plantó en su imaginación centenares de cañaverales que prometían, en unidad con 300 trapiches movidos por el agua, una riqueza que nadie antes había ambicionado, ni poseído, en Cuba.
El origen estuvo en el agua. Madre de la fertilidad y del movimiento, bajaba en el Mayabeque desde las distantes lomas de Jaruco, y al entrar en el valle se repartía, como una mano que multiplicara sus dedos, en zanjas y canales naturales para que los agricultores la domesticaran. Ese fue el origen del Alejandría, uno de los más poderosos ingenios de aquella “época feliz”, según la frase de don Francisco de Arango y Parreño al evaluar los tiempos cuando la industria azucarera en La Habana, aprovechando las ruina de la colonia francesa de Haití, tras la revolución antiesclavista, comenzó a desbordarse descuerando espaldas de esclavos. Y primeramente quemando vegas para, mediante el terror, expulsar a los cultivadores de tabaco hacia las tierras casi desconocidas de Vueltabajo y usurparles aquellas que, muchos años más tarde, los escolares cubanos aprenderán a reconocer como “las más feraces de Cuba”.
Estábamos a mediados de la década de los 80 del siglo XVIII. Históricamente preciso, en 1784. Hasta esa fecha sólo se erguían cansinamente en el valle del Mayabeque cuatro o cinco cachimbos. Hacia mediados del decenio siguiente, pasmaban por su capacidad de zafra ingenios como La Ninfa, de Arango y Parreño, a cuyo largo foco intelectual adjuntaba una notable habilidad económica; de él partió la idea de viajar a otros países con fines de inteligencia empresarial: ver cómo fabricaban azúcar para copiarles subrepticiamente los modos y las fórmulas. La Ninfa era el más poderoso ingenio del mundo en esos años. Sus mazas se movían al empuje del agua. Al igual que el vecino Nueva Holanda. Tal vez, el Amistad.
ENTRETELONES DEL PODER
El nombre de Amistad contenía toda la intención que entonces podía caber en los negocios azucareros de los hacendados criollos. Fue un regalo. Exactamente un gesto de “amistad” hacia el Capitán General don Luis de las Casas, quien, aunque promovió iniciativas de progreso como la Sociedad Económica de Amigos del País, gustaba del dinero y del lujo. Las leyes españolas le prohibían, como gobernante, intervenir en negocios, poseer propiedades en la colonia. Sin embargo, no iba a desdeñar el obsequio de aquellos criollos emprendedores ansiosos de transformar la Isla en un barracón y arruinar a cuanto labrador pequeño entorpeciera los caminos del azúcar. Y el Amistad, cuyo nombre perdurará hasta hoy en la zona, se cobijó en los inventarios de don Luis. Para burlar el posible rigor de un juicio de residencia, lo ocultó bajo la aparente propiedad de un tal Joaquín Aristaraín.
Pero no le bastó uno. Si un ingenio valía como un amigo constantemente útil y dadivoso, mejor eran dos. Y aproximadamente finalizando el siglo XVIII, el Alejandría, o el San Francisco de Alejandría, se irguió a un kilómetro y medio al sur de Güines. Aún ningún historiador ha indicado el año en el que se concluyó de construir. Quizás ya en 1800 sus trapiches horizontales trituraban la caña. Estadísticas de censos y réditos apuntaron ese año que don Pedro Pablo O’Reilly y de las Casas había producido determinada cantidad de azúcar. Don Pedro Pablo aparecía como propietario del Alejandría, aunque el documento no menciona que el azúcar se hubiera fabricado en este ingenio. Este hacendado fijó su nombre en Güines hacia l783. Y llegó allí remolcado por la dote de siete caballerías de tierra que aportó al matrimonio doña María Francisca Calvo de la Puerta, tercera Condesa de Buenavista. Un apellido recurrente. Recurrente también el segundo del consorte. Don Pedro Pablo era sobrino de don Luis de las Casas.
Desde l794 había recibido la Real Carta de Sucesión que lo habilitaba como segundo Conde de O”Reilly. Procedía de una familia irlandesa que, en los inicios del XVIII, se trasladó a España para servir militarmente al Rey. A mediados de la centuria, varios de los O’Reilly se radicaron en La Habana. En l8l5 don Pedro Pablo recibirá el grado de Mariscal de los Ejércitos Reales. Ahora, al comenzar el siglo XIX era un hacendado rico, sobrino de otro más rico. Y el tío, quizás para proteger la propiedad del Alejandría, usó al sobrino como testaferro. Pero don Luis, esta vez, no disimuló. Relevado como Capitán General en 1796, mientras se edificaba el ingenio, revisaba los trabajos y ordenaba ejecutar detalles de la que entonces se ganará el crédito de “sin par obra de la ingeniería”. El nombre tal vez provino de Alejandro O’Reilly, otro sobrino del ilustre déspota. El predilecto.
UNA VISIÓN INDESEABLE
De cuantos ingenios se levantaron en la acuosa y en algún trecho cenagosa llanura del valle del Mayabeque, sólo permanecen los restos del Alejandría. Fue demolido en l889. Y los indicios permiten aseverar que hizo zafras hasta casi esa fecha. Álvaro Reynoso, el sabio agrónomo, pasó por allí el 10 de enero de 1885. Ya entonces el ingenio había cambiado varias veces de propietario. Reynoso se lamentaba y se asombraba que el agua empleada para hacer girar la “hermosa rueda hidráulica”, haya que verla explayarse por la finca sin que se utilizarara para regar los cultivos. La concesión solamente autorizaba el empleo del agua como energía. “Parece imposible, comenta en sus apuntes, que los primitivos dueños del Alejandría hubieran cometido el descuido de no pedir la concesión para regar.”
El periodista está ahora en el sitio del ingenio. “En todo tiempo ha habido hombres inteligentes”, dice Francisco Díaz Carballo, trabajador de la hoy finca Alejandría. Vino a este paraje “muy chiquitico”. Ahora lo alejan de aquellos tiempos 75 años. Pero bueno es haber vivido. Y Francisco dice recordar a un mayoral que vio moler a este ingenio. Sí, viejo. Eran hombres inteligentes los que lograron que el agua empujara a las mazas del ingenio, que allí cerca someten el hierro fundido de su redondez al orín de la intemperie. Al lado, perduran las arcadas que sostienen el canal, especie de acueducto romano, por el cual discurría el agua hasta caer, desde tres metros de altura, sobre la rueda que al girar trasmitía el movimiento a las dos mazas.
Inteligentes fueron, en particular, sus constructores franceses: el mencionado Julián Lardiere y Esteban La Faye, contratados, entre otros, por los hacendados para dotar a la industria criolla de los adelantos técnicos de Europa. La Faye inventó, sobre todo, el trapiche horizontal. Más dúctil y eficaz que los verticales. El agua, no. Estaba en la génesis del valle del Mayabaque. Décadas antes, algunos cachimbos habían intentado emplear el agua del Almendares en vez de bueyes para mover los trapiches. Pero no acertaron.
Desde una zanja, en cota cero de altura, los técnicos del Alejandría trazaron un canal de unos mil metros de largo y 2, 40 de base. En los últimos 400 hasta el colector lo subieron sobre arcos de mampuesto y ladrillos de “sección muy delgada, conocidos como de panetela”
Pero esto se muere –se queja el viejo. Miro en torno nuevamente. Y veo cómo la manigua y los jagüeyes con sus raíces de tentáculos parásitos chupan la precaria persistencia de la arcada, y la casa del mayoral se tambalea.
-Sí; todo se muere. Todo.
44 comentarios
Fabian Pacheco Casanova -
J.Bayly -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Fabian Pacheco Casanova -
Gualterio Nunez Estrada -
C A Montaner -
Pero Chávez decidió lo contrario. Su grito de ''Socialismo, patria o muerte'' es algo más que un fatigado eco copiado del griterío ideológico de La Habana. Encapsula una decisión trascendental: estabular definitivamente a los venezolanos en una jaula institucional semejante a la cubana para conducirlos a latigazos hacia la felicidad, la prosperidad y la victoria final contra el cruel imperialismo capitalista. Es así como único pueden interpretarse la confiscación de RCTV, el acoso a GLOBOVISION, la amenaza a los diarios y a la banca, el enfrentamiento con la Iglesia y el estímulo a la ocupación ilegal de tierras y propiedades. Es así como se entienden la creación de grupos paramilitares armados, vecinos al chavismo, y el creciente control de los cuerpos de inteligencia cubanos, dueños y señores de la vida privada de los militares, de las cabezas de la oposición y, en general, de la clase dirigente venezolana.
Venezuela es hoy un país sutilmente ocupado por Cuba con el objetivo de construir la jaula leninista, como en los años sesenta Cuba fue un país ocupado por cuarenta mil soviéticos que forjaron cuidadosamente la carpintería dictatorial calcada de la URSS. Sólo que esa triste realidad nos conduce a formular dos preguntas inevitables: primera, ¿por qué Chávez, que pretendía inaugurar ''el socialismo del siglo XXI'' para superar los horrores del comunismo real, se decantó, finalmente, por recurrir al viejo, cruel y fracasado modelo leninista, y, segunda, si es posible que este revival de la vieja dictadura diseñada en la extinta URSS podrá imponerse progresivamente de manera permanente?
La primera pregunta es fácil de responder: Chávez se acoge al modelo dictatorial comunista porque descubre, pasmado, que todo su discurso político no era más que un vacío chorro de saliva con el que resulta imposible gobernar. Toda esa cháchara de los nuevos ejes de desarrollo del Orinoco, de la tercera teoría universal gadaffiana --otro tonto con turbante y pistola--, del trueque solidario y de las monedas locales, sólo servían para aumentar la creciente disolución de la autoridad mientras se precipitaba a la sociedad en el desorden. El leninismo, sin embargo, era otra cosa mucho más seria: controles, cerrojos, represión organizada, asfixia de la oposición, obediencia obligatoria, aparatos de proyección de imagen, redes de apoyo internacional y el resto de los instrumentos de gobierno. Por supuesto que el leninismo es una forma perversa, improductiva y torpe de organizar a las personas y de obligarlas a obedecer, pero al menos era un método eficaz de control para que las riendas del poder no se le escaparan de las manos.
La respuesta a la segunda pregunta es más especulativa, pero resulta obvia: a medio o largo plazo ese anacrónico disparate no puede triunfar. El comunismo, que fracasó en la URSS y en todas partes, incluida Cuba (cuya sociedad no tardará en comenzar a sacudírselo cuando muera Fidel Castro), no va a arraigar en Venezuela. ¿Por qué? Porque Chávez, aunque posee los peores instintos --su actual embajador en la ONU asegura que es un asesino--, no es temido ni respetado; porque no es verdad que tiene a los pobres de su lado; porque las Fuerzas Armadas todavía no han sido totalmente cooptadas y corrompidas; y porque a los venezolanos les repugna profundamente haberse convertido en una colonia política de La Habana, país menesteroso y pedigüeño al que subsidian con una cifra cercana a los tres mil millones de dólares anuales, precio con el que Chávez paga la adquisición de su dictadura-llave-en-mano.
¿Cómo terminará la pesadilla? Todavía no sabemos. El mundo comunista europeo implosionó. Cayó fragmentado bajo el peso de sus propias contradicciones. Posiblemente al chavismo le sucederá algo parecido.
O M Gonzalez -
El domingo 27 de mayo se cumplió la amenaza del presidente Hugo Chávez: la emisora Radio Caracas Televisión (RCTV) dejaba de ser un medio de comunicación independiente para convertirse en un medio informativo controlado por el gobierno venezolano.
Los 53 años de acreditado prestigio y el favor de una audiencia mayoritaria, representaban un obstáculo demasiado grande en el camino hacia el totalitarismo del gobierno chavista.
Los parlamentos europeos y norteamericanos condenaron la decisión de las autoridades en Caracas, y las más prestigiosas organizaciones de derechos humanos y de libertad de prensa a nivel mundial se sumaban al clamor condenatorio. Paradójicamente, en la región se han alzado muy pocas voces, según reconoció el propio secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Ahora los amantes de la libertad en Venezuela están constatando una amarga realidad sufrida ya por los cubanos durante medio siglo: la soledad en el dolor.
Sin duda que el cierre de RCTV es un duro revés para el pueblo de ese país, luego de cuarenta años de vida democrática ininterrumpida. Los demócratas venezolanos, muchos de los cuales gustaban de coquetear con Fidel Castro, están pagando bien caro su inconsistencia política. Recuerdo perfectamente cómo el expresidente Carlos Andrés Pérez hacía alardes de las magnificas relaciones entre su gobierno y las autoridades cubanas. Me parece estar viendo a las autoridades universitarias y al estudiantado venezolano desbordante de júbilo con los ojos encandilados de pasión ante el hechizo oratorio del Comandante en Jefe.
Los cubanos también tuvimos una emisora televisiva muy querida y arraigada en el sentimiento nacional. Me refiero a la CMQ, cuya señal tuvo mucho que ver con que Cuba figurara como el país del continente más adelantado en esa rama de las comunicaciones modernas a finales de la década de los años cincuenta.
El 12 de septiembre de 1960, y aludiendo razones similares a las esgrimidas por el gobierno chavista, era intervenido el circuito CMQ y Radio Reloj, pertenecientes a los hermanos Goar y Abel Mestre. Con el cierre de CMQ se completaba el esfuerzo gubernamental por extinguir la prensa independiente que, en nuestro caso, estaba representada por una veintena de diarios de circulación nacional, y más de doscientas emisoras radiales de diferentes tamaños y alcances, así como por cuatro canales de televisión, incluyendo uno en colores.
En el caso venezolano, la eliminación de RCTV significa el inicio de una gran escalada destinada a acabar con la prensa, como requerimiento ineludible para poner de rodillas al pueblo de Bolívar ante la coyunda totalitaria.
Los hijos de ese hermano pueblo salieron a la calle en justo reclamo por sus derechos mancillados. Según las encuestas, un 80 por ciento de los ciudadanos no favorece la intervención estatal de la emisora; entre ellos simpatizantes de Hugo Chávez.
Hacen bien los venezolanos defendiendo el derecho a una prensa libre e independiente. Y han de defenderlo con toda la tenacidad y perseverancia, ahora que aún pueden. Cuando todavía el totalitarismo no ha logrado ponerlos de rodillas; cuando aún se mantiene en pie eso que llaman cuarto poder, sobre las ruinas de los poderes legislativo y judicial hoy supeditados por entero a la voluntad del ejecutivo que encabeza Hugo Chávez.
Enrique R. Martínez Díaz -
Pero escogiste mal el sitio de tus croniquillas, pálido poeta metido a falso redentor (si ciertamente es el susodicho Rivero y no uno de sus imitadores); en esta web, ó visitamos alguna que otra vez gente a los cuales jamás podrás confundir, ó algún que otro gusanillo que, primero, no hace falta que lo hagan mas enemigo de la Revolución de lo que ya es, y, segundo, es difícil que entienda lo enrevesado de tu jerga. Y en Venezuela, cuando bajan los pobres de los cerros, poco queda de sus gorditos protestadores; pronto les harán compañía a los ojalateros de Miami y de Madrid.
Raul Rivero -
Así es que hay que salir a las calles a poner en práctica los consejos de los manuales: apropiarse de los periódicos, cerrar las cadenas de radio y televisión, sacar del país a los mensajeros rebeldes o confinarlos a los calabozos. Y, muy importante, reemplazar, en el nombre del pueblo, a los medios de comunicación por talleres de adoctrinamiento y a los periodistas por escribientes fervorosos y dóciles.
Es fácil. La receta está en los textos clásicos y en las cartillas de guerra. La experiencia del siglo pasado demostró que todo se puede llevar a buen término, porque una parte del mundo reacciona como las palomas torcazas: el cazador alumbra con la linterna la rama donde duermen. Dispara enseguida y mata. La que está al lado ni siquiera huye. Sólo cierra los ojos.
Es cierto que hubo un derrumbe general y los laboratorios locales y los consorcios trasnacionales de las trampas y los embustes se ahogaron en unas pocas semanas en su conveniente tinta pervertida. Pero algo queda en Asia y el Caribe. Y allí está la fuente de inspiración y el ejemplo.
Hugo Chávez ha salido a la calle esta semana desde aquellos escombros. Salió con el manual en la cabeza, acompañado por la policía y el Ejército. Con sus cargadores de balas de goma, los gases, los cañones de agua. Él tenía en la mano un papel de estraza con un texto a lápiz donde alguien había escrito, en la parte superior izquierda, con letra de cabo interino: Robolución.
A quien le han robado el canal de radio y televisión de más tradición y arraigo en el país es a los venezolanos. A los hombres y mujeres que salieron también a las calles desarmados, conmovidos, rabiosos. Los mismos (estaba en contra de la medida el 80%) que fueron a votar por los jerarcas de la verdad única que llegan ahora a borrar por la fuerza la imagen del país real en el que viven.
Hay otras zonas en peligro de convertirse en cotos de caza. En Bolivia, Evo Morales prepara su escopeta. En una reunión especial, auspiciada por Petróleo de Venezuela SA (que afán, que gentileza) para examinar el papel de los medios en los procesos de cambios políticos, el presidente dijo que sus principales enemigos son algunos medios de comunicación.
En Ecuador, Rafael Correa acusó de desacato a un periodista y expulsó a otro de la sede del Gobierno durante un debate sobre la libertad de expresión.
Las torcazas se quedan quietas ante los cazadores porque les da miedo y son ingenuas. Pero precisamente por cerrar los ojos, no llegan a saber nunca de dónde sale el plomo que les rompe el pecho.
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
chucho -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
RCTV -
Enrique R. Martínez Díaz -
Lo compadezco, sr Núñez, por su labrar en el mar. Por los de acá no se preocupe, para tener el valor que necesitan habría que clonarlos, pues, que yo conozca, la Sierra Maestra y el Escambray donde se alzó Fidel hace 50 años no se la han llevado de ahí. ¿Por qué no se alzan y tumban al gobierno?
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Erick -
Fabian Pacheco casanova -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Gualterio Nunez Estrada -
Fabian Pacheco Casanova -
Gualterio Nunez Estrada -
Fabian Pacheco Casanova -