SIN LEY, ¿HABRÁ PAÍS?
Luis Sexto
El título de este artículo no quiere decir lo que de sopetón uno presume: que en Cuba no hay leyes. Existen. Pero me parece que está lastimado el concepto de la legalidad. Porque un número impreciso de nuestros conciudadanos acatan las leyes, pero no las cumplen, de modo que actúan como si acarrearan agua en una canasta.
Y ese obrar como si el país fuera una llanura muy dilatada por la cual anduviéramos camina que te camina sin topar con un semejante, o sin ver un cartel de no eche basura, o deténgase, baje velocidad, niños en la calle; o suelte eso que no es suyo, o pague lo que debe… Ese obrar tan indiferentemente ante el orden, indica que algunos de nosotros creen vivir en un paisaje lunar donde no existe la ley porque no existe el otro.
El período especial con sus recortes materiales y su incertidumbre, nos ha dejado una pérdida tan ancha que no resultará fácil reponerla. Lo estamos pulsando actualmente. La sociedad amplía sus espacios, reconoce derechos que hasta hace poco no integraban la legalidad. Y, sin embargo, la conciencia de la ley continúa sufriendo el desmadre del menosprecio. No pretendo llegar al extremo. No afirmo que todos estrujemos las leyes como papel inservible. Digo que los que la violan hacen más ruido que los que las respetan. La virtud suele andar en puntillas. Uno ve menos a quienes echan la basura en el recipiente. Y, en cambio, solemos notar a quienes tiran las latas de cerveza desde el balcón a la calle o al patio, y gritan en las madrugadas, y edifican un piso sobre su azotea, o su meten en casa ajena cerrada para habitarla. Recientemente, inspectores de urbanismo llegaron al barrio, impusieron multas y obligaron a desbaratar instalaciones que la licencia de trabajo por cuenta propia no amparaba. Pero, muy cerca, dejaron garajes levantados con herramientas de rompe y raja en jardines de uso común en edificios multifamiliares. ¿Les ordenaron a estos violadores demoler o fueron anuentes y se marcharon con las manos en los bolsillos? ¿O acaso se conformaron con ver un permiso cuyo origen es también ilegal? ¿Acaso no va contra las normas urbanísticas permitir clavar en un jardín, en avenida principal, cuatro vigas en el suelo, cercarlas y tirarles por encima unas planchas de cinc para guardar un vehículo?
Son, dirán algunos, pequeñeces. Problemas de poca significación. Me sirven, sin embargo, para ilustrar cuáles son los caminos de la impunidad. Porque el mayor peligro de incumplir la ley como si fuera un hábito, es que se extienda por el cuerpo social la impunidad. ¿Sabemos qué significa la impunidad? Cuando nos referimos a leyes y a violaciones no solo hemos de tener delante el delito mayor -homicidio, robo, malversación. Y si he señalado las quebraduras más leves, más bien de orden disciplinario como respetar las normas de urbanismo, las reglas de convivencia, los valores patrimoniales, es porque la experiencia enseña que los violadores de lo aparentemente sin importancia, al permanecer impunes, inflan el pecho y se definen como “tipos” poderosos, resuélvelo todo, compradores del orden, y así van desbrozando en su percepción el atajo para llegar a conductas más dañinas.
¿Y nos damos cuenta que el sentimiento de impunidad en unos condiciona en otros ciudadanos el sentimiento de inseguridad? Impunidad y seguridad no pueden extenderse sin que la sociedad se crispe.
Ahora, por qué la impunidad. Ya lo dije: unos perdimos el respeto por las leyes, porque creímos que las necesidades sin resolver, los apremios materiales justificarían cualquier ardid, cualquier identidad de “bicho cubano”. Pero también algunos representantes de esta o aquella institución, se permearon de los resortes del pícaro, actuaron a medias, o no actuaron, y se juntaron dos impunidades: la de cuantos actúan sin discernir las fronteras entre el bien y el mal, y la impunidad del que se cree impune para proteger la impunidad. Y tales piezas se han engarzado con la soldadura del “dejar hacer”.
Hace unos meses pregunté en este diario si habría que esperar a que se actualizara la economía para empezar a rescatar los límites usurpados por la impunidad. No me ofusco. Algo se hace. Pero a veces me siento inseguro, como dejado a mi suerte, al saber que transeúntes y vecinos creen que no puede pasar nada. (Publicado en Juventud Rebelde)
19 comentarios
caro -
caro -
Sexto -
El Oriental -
Jose Diaz -
caro -
caro -
El Oriental -
Jose Diaz -
El Oriental -
Lamentablemente siempre las leyes las hacen cumplir solo a los mas pendejos y eso no solamente es en Cuba sino en muchos otros países Esperemos que las cosas mejoren por el bien de todos, que no exista impunidad,de lo contrario los sistema no tendrán basamento para sostenerse por caer en la anarquía.
Jose Diaz -
Lorscar -
Jose Diaz -
Modesto Reyes Canto -
era un sello que decia a cada rato ese gran actor desaparecido Alfredo Perojo en un programa radial humoristico que yo escribía en Radio Rebelde en la década del 70 y me recordé de ella leyendo la opinión no muy balanzeada del estimado Balanza.Pero voy a contestarle. Miami, amigo mio, no es la cuna de lobos fieros que quieren aparentar ser un grupito de los cientos de miles de cubanos que viven en ella y de otros que quieren hacerla ver como tal y no viven en esa ciudad.Las leyes a las que usted hace mención son de obligatoriedad cumplir aunque no estén en ningún decreto, pues están hasta escritas en Los Diez Mandamientos, quizas desde mucho años antes de que se declararan obligatorio su cumplimiento pues, por mandato divino o por ley,cualquiera que sepa distinguir el bien y el mal las cumple a cabalidad y trata que los demás seres humanos hagan lo mismo. A las leyes que yo me refiero y que ya muchas de ellas en estos cambios que se estan viendo, han sido derrogadas, le repito, muchas de ellas no tenian el sentido justiciero que debeian tener.Ahora,si usted le resulta mas cómodo atacar opiniones apoyandose en viejas y absoletas consignas, le sugiero que una balanza de lo que va a escribir antes de que opine.
Ah, y dejeme aclarle algo: Soy amigo personal de Luis y hemos mantenidos muchos dialógos y ninguno de nosotros dos tratamos nunca de imponer nuestros respectivos monólogos pues sabemos balancear los criterios de ambos, que al final,es desear lo mejor para Cuba aunque fisicamente a uno de los dos, en este caso a mi, nos separe de esa bella isla nuestra que nos vió nacer,90 millas
Saludos: Modesto Reyes Canto.
Pedro Balanza -
caro -
Modesto Reyes Canto -
que no son bienvenidas. Un abrazo: Modesto Reyes Canto.
CABALE -
Pedrin -
"jmjp - 8 de Abril del 2013 15:30:42 CDT
Estimadismo Luis Sexto, creo que seria muy, pero muy saludable que al menos dos veces por semanas escribiera un articulo en esta seccion que pudieramos leer el 100% de los cubanos, se que tiene un Bloc en el que escribes cosas interesantisimas, pero, al que no tengo acceso y me gustaria que escribiera un articulo, sobre la responsabilidad en el trabajo por el que cobramos,a veces salarios que no merecemos y algun jefe se le ocurre organisar actividades extras para resolver deficiencias de otros, por ejemplo en las empresas del niquel se les paga al SEPsa, para proteger los recursos del estado sin enbargo ahora nos estan pidiendo a los trabajadores hcer la guardia obrera en puntos clave de las minas de las productoras para cuidar el desvio de recursos fundamentalmente de petroleo, como si los sepsas no fueron los responsables de cuidar este recurso.¿No es paradojico esto?,pues me gustaria conocer su opinion."