EL DERECHO DEL QUE SE QUEJA
Luis Sexto
Las palabras suelen tener doble personalidad. Es decir, se distinguen por uno o varios significados, pero estos pueden desplazarse hacia otro sentido. Los poetas emplean con acierto esa dúctil virtud. Y también las intenciones políticas recurren a la técnica de modificar el diccionario para expresar su posición o inclinación ideológica y encubrir sus fines e intereses. Y aunque no sea original al definirlo, tiro al aire recurso tan común para comprobar sus inconsecuencias.
En otro momento quizás intentemos decodificar las diferencias entre el significado lexicográfico y el sentido de los términos empleados en la propaganda anti socialista y por ende anti cubana. Por hoy quede la alusión, porque me interesa permanecer en nuestro cuartón y citar y comentar una palabra propia de nuestros procedimientos administrativos.
Desde finales de la década de 1980 vengo registrando un vocablo, punzante y negador, en las asambleas de rendición de cuentas. Recientemente saltó con sus uñas largas mientras leía en un periódico la respuesta suscrita por una dirección administrativa a la queja de un lector. Y si se trataba de queja, en la respuesta se referían como “quejoso” al lector que había escrito al diario. Ah, quejoso. ¿Qué sabor nos deja en los oídos semejante calificativo? Aparentemente, quien escribió la respuesta del organismo implicado seguía la práctica consuetudinaria en nuestro idioma para hacer derivar las palabras: de queja, quejarse y quejoso. Parece normal. En cambio, en ese contexto uno percibe cierto empeño minimizador, despectivo, en el empleo frecuente del término. Es ya propio de la jerga burocrática. Y con ello, uno comprueba que cuando los pronunciamientos y los textos más politizados y lúcidos se refieren a la fuerza distorsionadora de la mentalidad burocrática –la vieja y aun vigente mentalidad-, lo hacen con verdad y razón.
Por mi parte, no quiero enconar, ni pintar el diablo acodado a un buró. Simplemente, señalo la inconsecuencia del sentido que adopta la palabra cuando un organismo de nuestra sociedad revolucionaria se refiere a la demanda de un ciudadano. Quejoso podría ser un niño malcriado, o el adulto descontentadizo o conflictivo por carácter o partido, o el pícaro empeñado en molestar o engañar. Por tanto, un ciudadano víctima de una injusticia, o que reclama la rectificación de un tratamiento inconveniente, no puede ser un quejoso según el diccionario político e ideológico de Cuba. ¿Alguien pensaría lo contrario sin acusarse de maltratar las actitudes fundamentales que cimentó entre nosotros la Revolución?
La primera vez oí ese calificativo, como ya dije, en una asamblea de rendición de cuentas. El delegado de la circunscripción leía una respuesta administrativa a una queja. Entonces este ejercicio comunitario de rendir cuentas se practicaba con la solemnidad de un acto de raíz principal, aunque a veces no satisfacía el informe del delegado de circunscripción, ni este ni aquel se conformaban con la explicación escrita, nunca con voz presente, de un funcionario local.
Desde entonces me reprocho no haberme levantado y propuesto rectificar el calificativo incluido en aquella respuesta, concebida como si se estuviera concediendo un favor a quienes exigían que ciertos servicios fueran más efectivos y serviciales. Me quejo, sí, de mí mismo por no haber exigido que en la próxima asamblea, el firmante de aquella ofensa se refiriera a los presuntos quejosos como electores en uso de la democracia socialista. (Publicado en Juventud Rebelde)
13 comentarios
alba -
Leonel Solo -
Es mi opinión. Gracias por tener esta puerta abierta a comentarios.
Daniel Franco -
Lo correcto seria dudar si Alan Gross fue jusgado legalmente o si se escogio como pieza de cambio por los 5 presos cubanos en los EU.
Le pido sinceramente no vaya a cerrar de nuevo su blog a los comentarios, pues entre tantas cosas que decimos, tal vez alguien aporte una idea que pueda servir al progreso de Cuba.
Carlos -
Con respecto al tema lexico-semantico que se trata en el articulo, yo personalmente prefiero utilizar el contraste (denotacion/connotacion) pues para mi el "sentido" lexicografico (o de diccionario)es el informativo y organizativo del lexico en cuanto a orden, origen, formas, sememas y demas valores de compilacion y regulacion. A la ora de tratar el significado, como dije antes, prefiero denotativo/connotativo.
La Revolucion tiene miles de ejemplos de "manipulacion" en sentido no-preyorativo como pueden ser: Crisis de Octubre (lo que difiere el uso de misiles) Playa Giron, nombre fuerte que facilmente se asocia a victoria (innegablemente popular) y quita el Cochino, por razones obvias, Periodo Especial (con un sema adjetivo optimista y de, hasta ese momento, una connotacion muy positiva, todo lo especial es especial! bloqueo por embargo, y cientos mas de casos donde se manipula el efecto sociolinguistico de un vocablo X y se acomoda hacia el lado deseado. Todos los que estan a cargo del manejo de informacion lo han hecho y lo seguiran haciendo en todas partes del mundo. Y lo peor es que da resultado, sino miren los resultados de las elecciones en USA!
julian -
Sexto -
Toribio -
julián -
Modesto Reyes Canto -
toni -
Alex23 -
Jose Diaz -
Daniel Franco -
En cuanto al tema de hoy le doy toda la razon en sus planteamientos, pero Ud. dice que se critica por no haber criticado antes esas frases que tratan de minimizar la queja justa de un ciudadano afectado. Tal vez Ud. pudiera haberlo hecho sin que nada le sucediera, pero por Ej, yo siempre fui acusado de problematico por plantear cosas que hoy me han dado la razon, pero tuve que pagar duras consecuencias por ello.
Desafortunadamente considero que en el actual accionar de la politica cubana la verdadera libertad y democracia socialista solo llegara por decreto de obligatorio cumplimento, pues por lo que se muy pocos se atreven a alzar sus voces por miedo a represalias. Esta es una situacion que la mayoria de los ciudadanos llevan por dentro muy enraizado.