PALABRA PREDILECTA
Luis Sexto
Una de las palabras que con más frecuencia repetía en mis artículos de hace 20 años, en Bohemia, era flexibilidad. Acudía a ella para recomendarla a cuantos me pudieran leer en aquellas semanas iniciales del llamado período especial, como una de las actitudes más inteligentes. Oportunas. Racionales.
Entonces estaba convencido –como ahora- de que cada etapa histórica tiene sus palabras predilectas. Son como espontáneas claves del momento. O, mejor, como fórmulas políticas para afrontar circunstancias nuevas, y adecuarlas a los principios sin que los principios se modifiquen. Y así, en mi periodístico enfoque, coincidía con el concepto teórico que el doctor Raúl Valdés Vivó explicaba por aquellos días en artículos y ponencias. Esto es, distinguir entre tesis y principios. Puede usted, por ejemplo, concebir el trabajo por cuenta propia para ciertos fines sin que por ello tenga que renunciar al trabajo socialista, a la propiedad social sobre los medios fundamentales.
He simplificado la noción. Pero creo que el acto de resistir y sobrevivir a embates inesperados y desconocidos supone una mentalidad flexible que apele a tesis aparentemente inusuales, o audaces, pero que por necesidad se diferencian del modo común de resolver los problemas antes de la nueva situación. Cierta ley biológica establece que el organismo que no se adapta, muere. ¿Y quién quería –o quiere- morir?
Déjenme decir que he tomado en serio mi oficio de periodista. Mis criterios han defendido la esencia de la Revolución cubana. Y lo siguen haciendo. Y créanme: no tengo que demostrar nada. He disfrutado de la libertad de exponer mis juicios. Nadie me ha exigido convertirme en un repetidor de consignas, y más de una vez he dejado escrito mi opinión sobre las consignas que se repiten sin que el corazón y la vergüenza las respalden. Por lo tanto, debo retomar aquellas ideas de los 90 y advertir que la palabra flexibilidad no ha pasado de moda.
A mi me gusta esa palabra. Me gusta tanto como eficacia, solidaridad, justicia, libertad, independencia, disciplina. Las prefiero porque semánticamente muestran valores necesarios para enfrentar la adversidad y superarlas. Hasta en las relaciones entre las personas -fase primaria de lo político- la flexibilidad compone una postura constructiva y creadora. La inflexibilidad, al contrario, puede condicionar la intolerancia. O el error. Porque ciertas soluciones tajantes, drásticas, implican dejar al otro sin opción. Pegado al techo. Y esa postura enajena, deforma, derriba, en vez de edificar. Traslade usted esa noción a lo social o lo político, y se percatará de que cuanto surge como un remedio suele empeorar lo que intenta arreglar.
Podía anotar algún hecho. Mas solo me quedan unas líneas. Y recomiendo fijarnos en el árbol que, tras la racha, vuelve a su erguida posición previa. Si este ser apenas sensitivo –según el verso de Rubén Darío- contara su secreto, diría: vean como me doblo sin partirme ante el silbido afilado del ciclón. Soy flexible. Nada más. (Publicado en Juventud Rebelde)
3 comentarios
Perez Gil -
El Duende -
Como en un país permeadas nuestras leyes y disciplina administrativa y social por la flexibilidad y la tolerancia espontanea o cotizada, justa e injusta, esas libres interpretaciones es causa de muchos de nuestros males actuales, es lo que nos deferencia de los países ordenados donde la sociedad vive de acuerdo a sus derechos y no viola el derecho ajeno, eso nos lleva a lo poco abarcador y displicente que puede resultar una palabra, y lo justo a lograr es vivir en un estado de derecho que nos obligue a todos al limite de que mis derechos llegan hasta donde empiezan los derechos ajenos.
Hay muchos ejemplos muy malos causado por actuaciones flexibles, uno bien grande seria las villas miserias surgidas de forma anárquicas y espontaneas en la Habana, en primer lugar, pero también a lo largo de todo el país, antes de ser flexible no seria mas correcto de acuerdo a las etapas históricas en función de los interés y apremios de la sociedad adecuar justamente nuestra legislación, otro ejemplo actual es las variantes y cambios en la forma y aplicación del trabajo por cuenta propia en distintos momentos históricos, con decretos para su aprobación y con acciones para su eliminación, si la sociedad toda esta representada por hombres del pueblo y dirigentes de la burocracia profesional no podía haberse discutido hasta la saciedad la legalidad del trabajo por cuenta propia y elaborar su reglamentación de la ley, no es producto de la ser flexible, que los especuladores del mercado negro compren todos los productos puestos para su comercialización popular en tiendas de ventas en CUC, y lo revendan al doble de su precio oficial, y a pesar de los reclamos de la población que ve afectada su economía no se toma ninguna acción, tiene el pueblo que ser flexible ante la tolerancia de quienes tienen la obligación de eliminar esta practica, o legalizar oficialmente que todo esto ocurra con la complicidad de los administradores de esas tiendas, no lo creo así señor periodista, por eso tengo tanto miedo a las palabras y mas si sospecho que con ellas están tratando de sembrar en mi subconsciente una idea que se aparta de la justicia social, la igualdad y la solidaridad.
NO, la sociedad tiene que vivir con reglas claras, aprobadas por la misma sociedad o cambiadas por ella cuando caducan eso es vivir en un estado de derecho, donde todos seamos igual ante la ley, donde la ley no sea un instrumento de la política ni sujeta a la flexibidad que hoy necesitamos o de la intolerancia que ahora requerimos, una palabra es como un punto que es puerta a diferentes caminos, tantos como intereses existan en quienes las utilizan o ponen de moda, cada época histórica no tiene una palabra, alguien manipula y hace consigna la palabra en cuestión.
Modesto Reyes Canto -
entre lo que usted escribe y las opiniones que pudiera recibir por lo escrito y eso usted lo ha logrado en mas de una oportunidad sin necesidad de ocultar verdades que es un gesto mas dañino que decir mentiras.Saludos: Modesto Reyes Canto.