JUANES Y EL CONCIERTO EN LA HABANA
Por Lorenzo Gonzalo
La ciudad de Miami, donde a veces las novelas de Kafka parecen cobrar figura, pueden ocurrir cosas tan divorciadas de la realidad que, para el observador novato, que nunca ha escuchado las monstruosidades surgidas de ese engendro surrealista concebido en Washington y alimentado por años de sus políticas malsanas, vuelve con periodicidad, cada vez más distanciadas unas de otras, a repetir las mismas sandeces.
Hablar de estas cosas nos parece una ridiculez, pero el respeto por tanta persona ofendida, en un medio trabajador y orgulloso del sitio que han escogido para vivir, nos obliga a protestar con ellos e intentar una explicación, para tantos rostros sorprendidos, que no pueden entender lo que ocurre en un mundo del Siglo XXI y en una ciudad enmarcada en el supuesto país más desarrollado del mundo.
Se trata del cantante Juanes, a quien los medios, aún temerosos de aquellos que controlan parte de la ciudad, algunos periodistas por confusión y otros dignos militantes de un partido político de barricada, lo acosan y con procedimientos directos e indirectos, lo conminan a retractarse por su decisión de ir a cantar a Cuba en un Concierto por la Paz.
¡ Cosa ridícula ! Un pequeño grupo de origen cubano, de cuyas historias hemos hablado en muchas oportunidades, denunciando de sus planes y de los actos de terrorismo donde han sido cómplices, de sus intransigencias y la represión social que diseñaron para controlar Miami, vuelve en estos instantes a las andadas, exigiéndole al cantante Juanes que no puede ir a cantar a Cuba. La razón es que supuestamente, en Cuba no hay “libertad de expresión” y las elecciones que se realizan cada cinco años, se desenvuelven a partir de los barrios, directamente, sin partidos ni campañas políticas y no de la manera que estos señores quieren que se realicen.
Juanes, que nada tiene que ver con ese gobierno y quien acostumbra a realizar conciertos abogando por la paz, originario de un país como Colombia, que tanto ha sufrido los avatares de la guerra, el terrorismo, la insurgencia civil y el narcotráfico, piensa que es una noble causa convocar las voces para cantarle a la vida.
En las entrevistas siempre ha sido respetuoso de ese grupito de cubanos que lo ofende, llegando incluso a amenazarlo de muerte. El único error cometido es que cuando se refiere al “exilio cubano”, se le olvida aclarar que de ese exilio ya quedan sólo unos poquísimos miles y si aún se conocen, es porque los poderosos de ellos todavía controlan gran parte de la política local e incluso mantienen influencias en Washington. Pero a estas alturas, prácticamente constituye un sofisma hablar de un gran exilio cubano, en una ciudad donde habitan unos 800,000 y en lo que va del año 2009 han viajado a la Isla a visitar amigos y familiares, cerca de 400,000. Sin duda que estos y quienes aún faltan por viajar, no son exiliados.
A Juanes la prensa controlada por ese pequeño grupo, ya bien por miedo o porque muchos de sus periodistas militen en la revancha, lo han querido obligar a pedir disculpas y han pretendido forzarlo para que haga declaraciones políticas en contra del gobierno cubano. El cantante con una modestia incólume y desbordante de unos principios humanos envidiables, siempre termina diciendo que respeta todas las opiniones pero que él va a Cuba a cantar por la paz y para que el pueblo cubano disfrute de conciertos de esa naturaleza y para que quede el precedente y se construyan puentes, con un país que han mantenido aislado por cincuenta años.
El viernes 28 de Agosto, en un homenaje en New York, al Rey de la Radio, Polito Vega, donde Juanes fue el presentador del evento y la principal figura detrás del homenajeado, los periodistas abrigaron la esperanza que después de Juanes confraternizar con tantos artistas que allí concurrieron, cambiaría seguramente de opinión. Pero se equivocaron. Su voz fue la misma y más clara con cada nueva entrevista.
La prensa comprometida de Miami trató de acorralar a los artistas concurrentes para que dieran sus opiniones, pero estos, sin asumir la valentía y la convicción de Juanes, que es difícil de imitar, en su mayoría se escabulleron. Así lo hicieron Paulina Rubio y Gloria Trevi. Enrique Iglesias fue esquivo, pero pareció decir que cada cual hiciese lo que considerara prudente y así por el estilo fueron las respuestas de todos.
Sin embargo, vale destacar la declaración de Cristian Castro, cuya mamá visitó a Cuba en una oportunidad y casi se la devoran viva en Miami, donde poco faltó para que se convocara una invasión a México.
Cristian Castro en la primera entrevista, antes del homenaje, declaró que “no iría, porque no estaba de acuerdo con las cosas que sucedían en Cuba y porque además tenía sus razones”. En la segunda entrevista, cuando finalizó el evento, lo volvieron a entrevistar y dijo entonces que no iría porque eso le “perjudicaría su carrera artística en el medio”.
Cristian Castro, con pocas palabras sintetizó el por qué los artistas no comprometidos con el frenesí revanchista de ese grupito de cubanos, no se atreve a viajar a la Isla y no apoyan a Juanes de palabra, sino que esquivan y huyen de las entrevistas, para no decir realmente lo que sienten y cómo detestan a esos represores sociales, que en Miami les dan órdenes y les imponen normas de conducta. No van a Cuba y no manifiestan en público su apoyo a Juanes, porque temen por sus carreras artísticas.
La heroína de las entrevistas fue Olga Tañón, que cuando un periodista le preguntó si no temía perder muchos de sus admiradores por su decisión de acompañar a Juanes, contestó: “ si los pierdo es que nunca fueron verdaderos admiradores ”.
Con estas dos respuestas podemos concluir que Cristian Castro, como tantos otros, duda de sus cualidades artísticas y no puede rechazar prohibiciones políticas descabelladas como estas de no viajar a Cuba, mientras que a Olga Tañón, le sobra confianza en sí misma y en su obra.
De Juanes no hay nada que expresar. Como dice la Biblia: “Por sus obras los conoceréis”. La obra de Juanes, su amor por la paz y por las causas nobles, lo dice todo.
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Normandio Ciano. -