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PATRIA Y HUMANIDAD

PARADOJAS Y ESPERANZAS

PARADOJAS Y ESPERANZAS

Por Luis Sexto

Llegué a La Habana al atardecer en mi primer viaje consciente, con apenas nueve años. No recordaba haber visto  los arrabales de la capital cuando el tren aminora su velocidad, y se detiene, y empieza a rodar nuevamente como en un jadeo, y vuelve a frenar bruscamente, y pita, y por su lado pasan en carrera contraria máquinas y vagones, y se ve la bahía desde el fondo en cuyas aguas el sol ya casi no se espejea a causa del petróleo y los desperdicios que naufragan amordazando de negro lo que decenios atrás fue pozo de transparencia. Detecté el olor único e indestructible, mezcla de mariscos, pescado, gas, basura descompuesta, que se adelantaba a los ojos de quienes arribaban a la ciudad por barco o por ferrocarril; La Habana penetraba, sorprendía  primeramente por la nariz, en la atomizada bienvenida de sus efluvios más profundos provenientes de los intestinos de la bahía y el barrio industrial de Luyanó. 

Subiendo la rampa por cuyos carriles el tren se eleva, el paisaje urbano surgido de abajo hacia arriba me abordaba los ojos ofreciendo la mezcla sin concierto y la contradicción temeraria, inconsciente. Asentí ante aquella visión multiforme y ambivalente: La Habana, en efecto, se originó en la contradicción. Ni aun el elogio de cuantos la visitaron en el siglo XIX, época de esplendor, esquivó ese destino que unce la ciudad a lo paradójico  Y entre adjetivos de bella, plástica, incomparable, animada, bulliciosa, o títulos de émula de París y Londres, paño de lágrimas, las impresiones extranjeras anotaron  que La Habana era festival de la muerte, asamblea de malos olores, puerto carísimo para comer e incómodo para dormir, donde se encontraba mucho de sorprendente y poco de admirable. El viajero entonces desembarcaba en una villa donde la abundancia del dinero y del lujo le impactaba, y luego topaba con la fiebre amarilla o el cólera anidados en basureros y  charcos; o en medio de la exquisita confusión de casas y edificios pintados de amarillo, verde, azul, contrastando con las luces y la sombras, tenía que “saber maromas” para andar por las escuetas aceras de intramuros; o seguro de que había llegado a un puerto de los de más alta civilización, debía pernoctar en el buque, pues no conseguía albergue en tierra, y en otros momentos no hallaba hotel montado a la europea para estar en compañía del confort.  O no había agua. Porque ubicada tentativamente en dos sitios  previos, en el sur y en el norte, se asentó la tercera vez junto a una bahía de bolsa, con un angosto canal de acceso, refugio providencial contra huracanes y propicia a las opciones defensivas de la ciudad, pero sin fuentes de abasto.

Quizás en ese revoltijo de contradicciones radica el hechizo de La Habana. En esa presencia impresentable, en ese abigarrado desorden, depositó su dechado de seducción. O se cobijó en sus habitantes, contradictorios también, indisciplinados desde los días liminares de la villa. Eran, según las quejas de los gobernadores, opuestos a cuanto se les mandaba y tan modelados a su arbitrio que todo costaba no poca dificultad. Gente por lo demás amorosa y hospitalaria, capaz de partirse en reverencias de cumplimientos, pero irrespetuosa hasta humedecer con sus escupitajos cualquier conversación y virar al revés el estómago de su interlocutor. Gente denodada para defender su ciudad del pirata o del corsario, y a la vez remolona para cumplir la vigilancia miliciana en las costas.

La Habana no se ciñó a nacer y progresar entre la paradoja. Trasmitió esa circunstancia a las sucesivas imágenes que de sí misma fueron forjándose en el hilo de los siglos. Haciéndose distinta continuó igual; se guardó fidelidad como en un matrimonio de un solo miembro. Y por ello para entenderla y explicarla, uno  precisa leer en ruta inversa: del hoy al ayer. Sus problemas básicos no cuentan 30, ni 50, ni 100 años. El solar, la ciudadela, la periferia de cinc y cartón, el hacinamiento se multiplicaron  por el imán infinito de la tradición cuando, luego de desaparecer la esclavitud, los recién entrenados proletarios negros asumieron a La Habana como la regenadora de las injusticias y angustias vitales que los habían bestializado. Y La Habana, que nunca construyó para la masividad, ni creó abasto propio, continuó recibiendo como a través de un viaducto promisorio, el éxodo provinciano en una república rutilante en su cabeza y opaca en el resto del cuerpo. Porque para el cubano, la capital no ha sido la urbe de las paradojas, sino la ciudad de las esperanzas...

3 comentarios

Jimmy -

La Habana no ha sido mas que el reflejo fiel de las paradojas y contradicciones de nuestro carácter español, para bien o para mal.


Fabian Pacheco Casanova -

Un pais con 6 millones de avitantes y una capital, La Habana, con poco mas de un millon de sus hijos, todos conviviamos, con penas, sus escaceses en ocaciones, acompanados de dolores humanos que nos hacian luchar con mas tino y sobrepasar metas alcanzadas en total LIBERTAD y pujanza economica sin igual, nos caimos y nos levantamos dentro de una Urbe que no tenia fin para el trabajo la educacion protestona y elegante con un porvenir para todos en LIBERTAD, a pesar de golpes de Estados indeceados y cosas y males como es natural ocurren cuando son hombres, mujeres con libertad de accion en todos los ordenes de la vida normal ocurre, sana de libre albedrio para encontrar nuestro destino o camino a seguir...Cuantos guajiros que fueron perseguido y sacados de la Habana o multados o regresados a sus pueblos en tiempos anteriores a la mal llamada revolucion que todo vino a resolver donde lo poco a resolver o males exisistentes lo multiplico por 10, 20 o sabra DIOS cuanto?... Cuando se multo o encarselo por cubanos de Oriente, Santiago de CUBA o Santa Clara, o Camaguey o otras provincias que desearon emigrar a su capital bondadosa llena de esperanza y a~oranzas para todos?... Cuantos represivos o omnibus o camiones se usaron en la Cuba con faltas y errores cometidos por gorbenantes y politicos, cubanos fueron pedidos por carneses de identificacion y retirados como extranjeros a sus lugares de origenes???.. Digame alguien con sabor en el alma a ron. tabaco y azucar si esto ocurrio en cuba alguna vez,o sea la fuga del campesino y el guajiro de su terruno y sus respectivos pueblos en masa Independientemente idiologicamente como se piense, como ocurre hoy escapando de la hambruna y la falta de subsistencia en sus poblados? y retornados como perros rabiosos a sus lugares de origenes.... Son unos granujas los que esto no reconozca y mas que granujas MALOS CUBANOS..... Fabian Pacheco Casanova....EX-preso politico # 27088//

Fabian Pacheco Casanova... -

>>>La Habana Que fue lo que ya no es, la Habana amante de lo impredesible, noches sin sombras ni escuridad, Habana bullosa y florecente donde DIOS puso los luceros esplendorosos del saber humilde del cubano intelectual que la veneran, aun destruida, sucia, humillada, pero siempre erguida ante la maldad del destructor extranjero... Pena el saber que ayer con seis millones de avitantes, las fabricas y contrucciones de todo tipo en marcha asendente, dondo la pobresa en su perifiria corria hacia fuera o opacada por el avance de la decencia del desarroyo continuo, humano, laborioso se hiba istinguiendo... Que desajustado hay que ser para no ver hoy y criticar la Habana de ayer, que desnaturalizado o sumamente un genio para a los nueve anos ver el petroleo existente en la habia de la habana o el humo de una ciudad pujante a edad tan corta... Y HOY NI una sola palabra del desastre, del autobombardeo de un enemigo que crecio dentro, enga~ando y aniquilandolo todo, donde los avitantes no tienen donde vivir y tres y cuatro generaciones viven en un cuarto de solar que se les cae encima ... Que trizteza y comprometido idiologico y mal cubano hay que ser para tocar con sutiliza cobarde esto de la Habana de AYER y no VER LA HABANA DE HOY.... Da Lastima... En realidad da lastima....Fabian Pacheco Casanova....EX-preso politico # 27088..