CON LA MISMA PIEDRA
Por Luis Sexto
He oído decir que la infancia es la edad de los porqués. Por qué, papá, o mamá, brilla el sol, y por qué el mosquito pica, y por qué llueve. Bueno, en fin, quién no ha pasado por el trance de responder a sus hijos, o a sus alumnos, esas preguntas que, al juzgarlas seriamente, no suponen más dificultad que pensar un poco, o consultar un viejo texto, aunque, eso sí, molestan por su insistencia.
Uno, al ver crecer a sus niños, cree descansar del acoso, sin percatarse que en cualquier momento –sobre todo si uno es periodista- un amigo, un lector, un oyente, te enrostra una pregunta que obliga a añorar la ingenuidad de tus hijos en la infancia. Me acaban de preguntar por qué el hombre tropieza dos veces con la misma piedra. Quizás el menos apto para responderla sea el hombre mismo. Si nuestra especie pudiera hallar la respuesta exacta, a lo mejor dejaría de topar con la piedra por segunda vez. Pero, por el contrario, tropieza, y le echa la culpa a la insensible e irracional roca. Porque, en definitiva, alguien habrá de tener la culpa... menos el que choca.
No sé si el tema será del agrado de cuantos habitualmente leen esta columna, digo, si es que tropiezan con ella la segunda semana después de haberla leído por primera vez. Pero ha sido uno de ustedes el que ha echado la interrogante como un pie forzado. O como un desafío. A mí me parece que la pregunta podemos responderla entre todos. Usted o ese, este o aquel tal vez hayan visto en su centro de trabajo que ayer se cometió un error, y semanas, meses, años más tarde el mismo perro vuelve a morder a quienes habían tomado la equívoca decisión. Piensen... ¿eh?
A mi entender, a los seres humanos les cuesta admitir que se equivocan. Suelen ver lo que hacen otros con una mirada muy filosa, y apenas abren los ojos para ver la actuación propia. Nos falta, así, visión crítica para lo nuestro. Esta palabra –crítica- por momentos se transforma en una palabrota; conozco personas que estallan ante la sola idea de aceptarla, o de practicarla. ¿Y quién detiene el yerro, quién endereza la desviación?
Ya uno ha vivido lo bastante para comprender que el error de ayer, será igual al de mañana si lo repito en los mismos términos. Dejará de repetirse si la vivencia –esto es, lo que vivimos- se convierte en experiencia. Y el problema, pues, radica en ese tránsito de lo vivido a lo sabido. Porque usualmente falta el espacio para la reflexión y sobra el espacio para la suspicacia, el rechazo, ante quien, honradamente, recuerda que ayer nos equivocamos adoptando una medida parecida.
Por esos rumbos debe de andar la respuesta a quien me ha preguntado, como si yo fuera un oráculo, por qué, al decir de un griego, el hombre tropieza dos veces con la misma piedra. En suma y brevemente: tropieza porque quiere hacerlo, o porque no ha sabido decodificar el mensaje del pasado. (Publicado en Juventud Rebelde, La Habana)
7 comentarios
Ricardo -
Veo el articulo de Juventud Rebelde con este titulo de fecha 26 de enero junto a su foto y se pueden ustedes mear de risa, hay una foto de los presidentes Ortega y Chavez los dos hablando y gesticulando en el mismo instante en el que el fotógrafo apretó el disparador de su cámara fotográfica.
Los dos hablan al mismo tiempo. Caballero por favor. Esa incontinencia verbal. ¿No pueden esperar a que uno termine para hablar el otro? ¿Alguien podía distinguir en ese barullo de verborrea diarreica?
No es fácil. Como dijo el Juan Carlos, pero ahora en plural ¿Por qué no os calláis? Donde esta la educación. Donde el protocolo. Donde la cortesía. Estos dos no escuchan, solo les gusta oírse. Lo jodido del caso es que solo estaban ellos dos y han salido en la foto para la posteridad hablando los dos al mismo tiempo.
Caballero, que fotógrafo mas jodedor.
Carlos -
En fin, como si fuera poco, el solo ejemplo del desastre economico cubano, no le ha bastado a los pueblos lationamericanos para volver a experimentar y flirtear con el comunismo en Venezuela, bolivia etc, etc.
Nada que se siguen haciendo chichones con la misma piedra.
Por eso un sabio dijo una vez que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen!
Enrique R. Martínez Díaz -
Enrique R. Martínez Díaz -
Gabriel -
La segunda vez, y con el dedo ya magullado, duele mucho más.
Por eso no solemos tropezar la tercera vez.
Un saludo
Sócrates -
Enrique R. Martínez Díaz -