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PATRIA Y HUMANIDAD

EL EXILIADO LLEVA LA REVANCHA EN SU EQUIPAJE

EL EXILIADO LLEVA LA REVANCHA EN SU EQUIPAJE

 

Luis Sexto

Un deslinde: emigración y exilio

DURANTE MÁS DE CINCUENTA AÑOS el estrecho de La Florida ha sido una frontera sentimental, y espacio de una crónica roja difundida por las páginas amarillas de una guía que aun dentro de su tragicidad ha servido de soporte  publicitario a intereses políticos de baja hechura. Padres separados de sus hijos; hijos que desaparecieron en el mar; madres que perdieron  a sus criaturas recién nacidas,  porque un padre, dominado por el egoísmo, la sacó de la cuna y lo embarcó en una travesía ilegal y peligrosa. Miles podrían contar una historia similar, distinguida solo por el desenlace, irremisiblemente fatídico o  casualmente feliz.

Desde luego, a nadie se le puede quitar, como el “bailao” del cubano sibarita,  la tristeza de estar ausente, lejos del afecto, de ese apego insular por la familia o la mujer de sus sueños. Por las calles de Miami, o de cualquier otra ciudad donde el cubano habita en su cascarón migratorio, transitan decenas de miles de zapatos que un día prefirieron, con derecho a elegir, más brillo, mejor betún y  zapatera más confortable, pero que en silencio, casi en un acto reflejo, golpean erráticamente la añoranza como a un balón de fútbol que ha extraviado la portería.

Más de cincuenta años de anormal emigración cubana han deformado, incluso, aspectos del pasado previo a 1959 y posterior a éste. Tanto han enrollado  la  crónica cubana en el bagazo de la desmemoria que suelen creer algunos que en Cuba se empezó a emigrar luego del triunfo de  la revolución. Pero los archivos no han desaparecido. Y la revista Bohemia facilita responder preguntas inquietantes. Ante cualquier duda, repasemos la colección de la revista del señor Miguel Ángel Quevedo, y verá en fotografías que a mediados de la década de los 50s, en la embajada norteamericana, frente al Malecón, por la calle Calzada, bordeando la cerca diplomática, se formaban las mismas colas que  hoy. Y en esas páginas de la ya centenaria publicación se enterará de que en esos tiempos se otorgaron anualmente  hasta 20, 000 visas de residentes, según el embajador Arthur Gardner  informó  a un reportero.

Esas fotos y cifras inducen a una pregunta: si hasta la primera mitad del siglo XX, Cuba  fue principalmente un país de inmigrantes –gallegos, canarios, haitianos, jamaicanos, italianos, polacos-,  por qué  a partir de la segunda mitad, la corriente parece revertirse.  A primera vista, una causa: a mediados de esa década las estadísticas enumeraban cerca de un millón de desempleados, además de una población rural muy pobre, desposeída, según lo confirma la encuesta que la Agrupación Católica Universitaria aplicó en 1956 y publicó en un folleto en 1957. Y las crónicas históricas cuentan de un gobierno efectivamente  represivo, cruento.  ¿O Ventura, Carratalá, Martín Pérez  son  acaso ángeles azules injustamente acusados de derramar sangre durante la dictadura de Fulgencio Batista, incluso en años anteriores a 1952?
En 1959 hubo un cambio de composición en la emigración. Se exiliaron por cualquier medio –asilos en embajadas, robos de embarcaciones, secuestros de aviones- los comprometidos, incluso hasta el peculado, la corrupción y el asesinato, con la tiranía recién derrocada.

Después, los propietarios expropiados por la revolución utilizaron vías legales, y también los ciudadanos atemorizados por la propaganda sobre que el comunismo quitaría los hijos a los padres, que todos los ciudadanos se transformarían en  esclavos del Estado. Muchos se exiliaron o emigraron normalmente hasta octubre de 1962, cuando  el entonces presidente John F. Kennedy suspendió los vuelos directos entre los Estados Unidos y Cuba, a causa de la llamada crisis de los cohetes soviéticos emplazados en Cuba. Con sus pasaportes vigentes y la  visa weber aprobada, miles de aspirantes a emigrar quedaron con una pierna alzada esperando subir las escalerillas del vuelo.

Tres años más tarde,  el gobierno cubano despejó el limbo migratorio al habilitar el llamado “puerto libre” de Camarioca, antecedente de su similar de El Mariel, a escala mayor, en 1980. Allí, cerca de la playa de Varadero, atracaban yates de diversas singladuras procedentes primordialmente de La Florida. Sus tripulantes llegaban con el propósito de recoger a  miembros de sus familias. El resultado, casi inmediato: un acuerdo entre La Habana y Washington para reordenar la emigración mediante el llamado puente aéreo Varadero-Miami, empleado sobre todo por  cuantos contaban con parientes de diverso grado que les facilitaran el ingreso en los Estados Unidos bajo la categoría de refugiados. Otros, a partir de 1966,  se sirvieron de la ley de Ajuste Cubano, y continuaron afrontando los riesgos  marítimos del estrecho de La Florida  para recalar en cualquier porción del litoral estadounidense, sin que al servicio de guardacostas y a las autoridades migratorias les importaran que, para abordar una lancha, los emigrantes ilegales hubieran tenido  que matar.

Ese flujo aventurero ha continuado. La negativa de visas a miles de personas, a pesar de acuerdos y conversaciones migratorias entre La Habana y Washington, más el privilegio de la ley de Ajuste, condicionan aún ese tráfico enrarecido por su origen y por la propaganda que lo alienta y exalta como “emigración de móviles políticos”, aunque la reciente ley migratoria cubana carece, casi totalmente, de restricciones.  

PARTAMOS, PARA clarificar conceptos, de una verdad históricamente demostrada: emigrar es consustancial al ser humano. Y variados y diversos son los móviles para abandonar el suelo nativo. No me parece superficial afirmar que la decisión de emproar hacia el extranjero a desafiar lo desconocido,  pertenece por lo habitual a los individuos. Por tanto, suele ser una solución personal a un problema colectivo o a una inquietud o aspiración individual, salvo los pueblos nómadas, o el pueblo de Israel, que fugado de la esclavitud en Egipto, país ajeno, peregrinó hacia “la tierra prometida”,  ocupada ya por otros pueblos. Aceptemos también que en el acto de emigrar hay perfiles políticos ineludibles. Porque marcharse de su país  podría implicar cierto descontento con el estado de cosas predominante. Algunos de los diccionarios más a mano no definen a emigración como sinónimo de exilio. Pero los medios propagandísticos norteamericanos transformaron al emigrante cubano en un “refugiado” político que aspira a regresar y recuperar sus valores y posiciones.

Por tanto, démosle a cada palabra  lo suyo. Y empecemos por denunciar la manipulación ideológica y política de algunos términos. Los diccionarios tratan de precisar las diferencias semánticas entre palabras con cierta afinidad.  Suele ocurrir, sin embargo, que cumplir las normas no sea normal. Por ejemplo, todavía el abultado mataburro de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE) define ciertos términos religiosos como si todos los hispanohablantes fueran católicos o creyentes cristianos. Ya vemos como en este mundo pocos actos y pocas intenciones están descontaminados de valoraciones o prejuicios ideopolíticos.  Supongamos que si la entrada léxica de pobreza se definiera desde el significado evangélico no habría entonces por qué  organizar rebeliones populares, particularmente en el Tercer Mundo,  para liberarse de la opresión de empresarios, gerentes, banqueros, latifundistas y políticos, ni indignarse por las carencias de empleo, los bajos salarios, las cesantías o el costo de la vida. Y los ricos vendrían a ser como la expresión colateral de un lujo que solo pondría en evidencia la bienaventuranza moral de los pobres.

Entrando ahora en lo que atañe esencialmente a este articulo, emigración y exilio son objeto de distorsión desde posiciones ideológicas y políticas de la derecha. En el lenguaje  que manipulan algunos politólogos, críticos o guerreros de la democracia principalmente en los Estados Unidos, “emigrante cubano” es sinónimo de exiliado. Cualquier diccionario con ánimo de objetividad establece la diferencia.  Con respecto de Cuba, quien emigra, se exilia, según el léxico de la política norteamericana sobre Cuba y los cubanos. ¿Cómo, por ejemplo, llaman en los Estados Unidos a los braceros mexicanos que burlan el muro que les impide cruzar del sur hacia el norte? Inmigrantes ilegales. ¿Y no hay también un componente político no dominante, como ya sugerí antes, en esos actos desesperados por encontrar un sitio más ventajoso, con mayores ofertas y salarios donde trabajar?  No existe en las oficinas secretas de Washington y Miami, ningún interés en politizar la inmigración mexicana. Son, a fin de cuentas, “rotos”, hambrientos. Es decir, el que emigra por evidentes urgencias económicas, es eso: un emigrante que se marcha de su patria buscando en otros ambientes la oportunidad de índole económica que tal vez no halle en su país por cualquier razón, incluso, repito,  indirectamente política. Ah, si Estados Unidos aprobara una ley de ajuste mexicano,  se anularía el mito globalizador del exilio político cubano.

¿Y cuándo un hombre o una mujer que se  establecen en otro país resultan exiliados  o emigrantes?  El DRAE  presenta  como sinónimos  a  exilio y emigado: “exilio. (Del lat. exilĭum). m. Separación de una persona de la tierra en que vive. || 2. Expatriación, generalmente por motivos políticos. || 3. Efecto de estar exiliada una persona. || 4. Lugar en que vive el exiliado”.  Y: “emigrado, da. (Del part. De emigrar). adj. Dicho de una persona, sobre todo de la obligada generalmente por circunstancias políticas: Que reside fuera de su patria. U. t. c. s”.  El mismo diccionario define a: emigrante. (Del ant. part. act. D emigrar). adj. Que emigra. U. t. c. s. || 2. Dicho de una persona: Que se traslada de su propio país a otro, generalmente con el fin de trabajar en él de manera estable o temporal. U. t. c. s. Profundicemos en el significado de exilio. Conforme a la experiencia, quien se exilia intenta esquivar un probable castigo por su oposición, o por sus delitos políticos, o se va para expresar una inconformidad de índole política hasta tanto se aligere la atmósfera en su país. El exiliado porta la revancha en su equipaje.  Según el significado más usual, la esperanza suprema de los exiliados es retornar. Volver para recobrar lo que todavía consideran suyo y  abandonaron por decisión propia, o por urgencias de su integridad o libertad. Esa característica la define el ensayista español Gregorio Marañón en un libro cuyo título es, recuerdo entre mis lecturas juveniles, Españoles fuera de España, publicado en 1947.  Y a pesar de su vejez  mantiene ideas vigentes como esta que reproduzco en su sentido: El exilio es la fuga o un viaje que ya en la ida  aspira a regresar por lo que ha perdido.

 

EL EMIGRANTE, en visión general, carece de esa retrospectiva. Nada ha perdido, o nada tiene, o tiene poco, y parte hacia el extranjero para encontrarlo.  Por tanto,  a todos los cubanos que residen en el extranjero, sobre todo en los Estados Unidos, no se les puede calificar de exiliados o emigrados, de acuerdo con el enfoque que defiendo. ¿Hasta dónde seguirán estirando el idioma los propagandistas, que no ideólogos, de la derecha antisocialista, o anexionista? Ahora con la ley migratoria que rige actualmente en Cuba  conviene a cubanos de dentro como del exterior saber las diferencias entre exilio y emigración. Nadie que se clasifique por boca propia o ajena como parte del exilio, podrá participar en una concertación entre la emigración y la nación. Aún el exilio calienta su retorno posesivo.  No importan los calificativos que se  auto asigne o se le done. Mientras  la conducta del exiliado  indique o resuma una actitud de oposición beligerante contra  el socialismo como aspiración, y entre este y el capitalismo confiese luchar por imponer el último en Cuba,  no parecerá políticamente atinado compartir espacios. Y a quienes prefieran el capitalismo por eficiente, pero esencialmente injusto, al mantener cuatro mil millones de personas por debajo del nivel de pobreza en el planeta, y rechacen el socialismo imperfecto, pero perfectible en su vocación de justicia y en su obra de legitimización económica,  es atinado preguntarles si podrán pretender de buena fe la cooperación con su país de origen, empeñado en el mejoramiento de un socialismo distinto al fracasado. ¿Podremos reconciliarnos suponiendo que al exilio, por voluntad y significado, no le interese la reconciliación para convivir, sino  para intentar conquistar su “tierra prometida”?

Al parecer, tendrán que continuar esperando a que los Estados Unidos, el país donde se albergan mayoritariamente y a  muchos paga, les cumpla el compromiso -contraído por Kennedy- de  devolverles la bandera “en una Cuba libre”. “Libre” como la entiende Washington y el exilio. “Libre”, es decir, norteamericanizada, “plattizada”  e iluminando a las principales ciudades cubanas con la luz de neón de las empresas de los Estados Unidos. O de un sector de los cubanoamericanos que, como se ha probado, son menos lo primero y más lo segundo. Y en última instancia son herederos del buen vivir del burgués criollo en la Cuba de antes de la revolución.

 

SI CUBA derivara hacia el capitalismo, como algunos criterios de la izquierda prevén como inevitable,  al menos a mí, si debiera afrontar ese destino, que estimo temporal,  lo preferiría sin depender de los Estados Unidos. ¿Será posible? Por ello, la reconciliación con el exilio, por minoritario que sea, solo beneficiará a la parte financieramente más poderosa: la que influye en el Congreso de la Unión y promueve representantes y senadores que se expresan en un español yanquizado. Y este sector, si obtuviera poder –o el poder- en Cuba no pretenderá sino la vuelta a la Cuba dependiente, neoliberal,  regida por gerentes que, a su vez, reasumirán  a Cuba como desde 1902 la han tratado hasta hoy: de acuerdo con el artículo III de la Enmienda Platt. Porque desde Washington continúan viendo a Cuba como un espacio donde pueden injerirse,  o interferir, incluso desde la distancia, con fines que sólo a los Estados Unidos de Norteamérica beneficien. El apéndice constitucional de 1901 dice aún para que los  cubanos patriotas lo tengan en cuenta, y dice todavía para anexionistas, y para la frustración imperial: “Que el Gobierno de Cuba consiente que los Estados Unidos puedan ejercitar el derecho de intervenir para la conservación de la Independencia cubana, el mantenimiento de un Gobierno adecuado para la protección de vidas, propiedad y libertad individual y para cumplir las obligaciones que con respecto a Cuba han sido impuestas a los Estados Unidos por el tratado de París y que deben ahora ser asumidas y cumplidas por el Gobierno de Cuba”.

La posición ante este artículo de la enmienda a la cual el senador Orville Platt dio su nombre, define todavía a los cubanos de dentro y a los que integran la emigración y el exilio. Según mi manera de juzgar,  el Gobierno cubano y los cubanos  que residen en nuestro archipiélago –mayoritarios comparados con exiliados y emigrantes- tendrán que conciliar sus intereses sólo con la emigración, cuyo sentido no implica una beligerancia en contra de la independencia nacional  y  del ideal de  una sociedad justa y próspera, sin la fragmentación en ricos muy ricos y pobres muy pobres. Discutir con el exilio equivaldría a escenificar, como afirma Arturo Arango en su reciente libro titulado Terceras reincidencias[1],  un diálogo de sordos. No hay soldadura posible entre exilio y revolución. Porque no se trata solo de trazar una estrategia para el desarrollo económico, sino concebir fórmulas que, al desarrollora el orden material, protejan la independencia y la justicia social. La revancha del exilio únicamente transigiría con lo contrario: la revancha, esto es, el retorno  a su estado antes de 1959, con las adecuaciones contemporáneas.

Por tanto, la aplicación de las nuevas reglas migratorias ha de conjugar aspiraciones nacionales con los deseos y necesidades de los emigrantes,  respetando diferencias, aunque Washington con la Ley de Ajuste, y sus pies secos o mojados, continúe estimulando la travesía contra la corriente de la legalidad, y llamando “refugiados” o exiliados a los que emigran. Y, sobre todo, cuanto funcionario cubano tenga el poder de determinar quién puede o quién no puede entrar en Cuba en las circunstancias tan irregulares de nuestra sociedad, ha de tener muy  afilado el sentido de la justicia ante la guerra psicológica que todavía dispersa confusión. Admitamos que los días  actuales no deben aparearse a momentos cuando las demandas  defensivas generaron acciones enconadas. Y es preferible el desliz político de una equivocación, prontamente salvable, que mantener en nefasta cuarentena a cubanos honrados cuyo interés por la patria no implica convertirla en pedestal  sino en suelo que besar y donde servir.

De esa actitud se humedecen las declaraciones del compositor y cantante Isaac Delgado. Sobre su regreso a Cuba en 2013, aseguró recientemente a OnCuba que es “cubano al 250 por ciento”.   Y confesó luego: “No me ha sido difícil volver a insertarme en la dinámica musical de la Isla, porque estoy en mi medio natural. Muchos me alertan sobre cambios en la música,  pero de cierta manera siempre he estado presente,  por eso estoy al tanto de lo que pasa culturalmente en Cuba. Además, aquí está todo lo que soy: mi niñez, mi familia, mi idiosincrasia, en fin.”

Las encuestas no son decisivas, porque suelen ser movedizas, cambiantes. Pero indican tendencias. Y un sondeo difundido por la agencia española de noticias EFE en 2012 reveló que, en Miami,   el 44 por ciento de los entrevistados “apoya el fin del bloqueo económico y el 80  lo considera disfuncional; alrededor del 75  respalda las ventas de medicinas y alimentos; un 57  aprueba los viajes sin restricciones, y el 61  se opone a cualquier ley que restrinja esta posibilidad”. Tales números  acusan el desfase del exilio histórico, como se trata a sí mismo, o del exilio de nuevo corte y costura, respecto de la opinión de “un 58 por ciento (que)  defiende el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países”.

Veamos cómo concuerdan los últimos sondeos con el anterior. Y me sirvo de Cuba Información, que  trasmitió el  8 de julio de 2014 un artículo de Ignacio Ramonet, publicado en Le Monde Diplomatique. El reconocido politólogo y teórico de la comunicación escribió: “Una encuesta realizada en febrero pasado por el centro de investigación Atlantic Council afirma que el 56% de los estadounidenses quiere un cambio en la política de Washington con La Habana. Y, más significativo, en La Florida, el estado con mayor sensibilidad hacia este tema, el 63% de los ciudadanos (y el 62% de los latinos) también desea el fin del bloqueo. Otro sondeo más reciente, realizado por el Instituto de Investigación Cubano de la Universidad Internacional de La Florida, demuestra que la mayoría de la propia comunidad cubana de Miami pide que se levante el bloqueo a la isla (un 71% de los consultados considera que el embargo “no ha funcionado”, y un 81% votaría por un candidato político que sustituyese el bloqueo por una estrategia que promoviera el restablecimiento diplomático entre ambos países).”

Con tantos cubanos de origen expresándose en contra de las confabulaciones predominantes en Miami, ciudad del Primer Mundo colmada de emigrantes, pero  gobernada por exiliados del Tercero, parece que se confirma, por esta vez,  la diferencia lexicográfica,  ideológica  y política entre emigración y exilio.


(Articulo publicado en la revista Emigración, Miami, julio de 2014, número 1)

 



[1] Terceras reincidencias, la historia por los cuernos, Ediciones Unión, La Habana, 2013.

13 comentarios

jose -

estimado periodista, no coincido totalmente con su enfoque, la actual emigracion cubana se ha diversificado mucho y no solo es hacia USA,ya lo que usted califica exiliados y lo que en realidad son quedan muy, pero muy pocos, pero tienen mucho poder y son magnificados por los medios.Pero no deja de haber,incluso inconcientemente una condicionante politica en la actual emigracion cubana, los emigrantes haitianos, dominicanos, mexicanos etc, se van de un capitalismo feroz que solo les ofrece miseria absoluta,pero los actuales emigrantes cubanos se van de un modelo economico social que hasta ahora ha fracasado y no acaba de encontrar las vias para lograr un desarrollo que retenga en su pais a esa emigracion mayoritariamente joven, calificada y sin esperanzas y no hay signos de reconocer profundamente los errores socio-economicos como primer paso para superarlos,si se lee el periodico granma en cuba se vive de lo mas bien, no hay razon a emigrar, porque los medios informativos no van dentro de los fracasos, limitaciones, errores y dentro del lado feo de nuestro desarrollo social,por eso la emigracion adquiere sin pretenderlo connotacion politica, porque implica , como usted reconoce una disconformidad con un discurso que no menciona en toda su magnitud los lados negativos de nuestra organizacion economico social porque seria reconocer que hasta ahora ha fracasado el modelo y la promesa de un vivir mejor. Las personas son seres economicos sociales y necesitan continuamente mejorar, no estan de acuerdo en conformarse de por vida con lo que pueden lograr actualmente en Cuba trabajando honradamente porque la actual organizacion economico -social no lo permite, seguimos con el dogma de no retribuir totalmente los mas capaces, talentosos y esforzados y entonces distribuir entre muchos el resultado del trabajo de pocos porque entonces tenemos temor a crear demasiadas diferencias economicas y sociales, y optamos por lo opuesto. Asi no se puede y asi la economia y el pais no avanzan porque la gente no se esfuerza al maximo y no tiene iniciativa, por eso los artistas, profesionales, tecnicos, deportistas se van y entonces ayudan con su esfuerzo y capacidad a desarrollar otras sociedades y eso crea tambien cierto rencor en los que se quedan, porque te forme de gratis, supuestamente, porque en Cuba de verdad no hay nada gratis, la salud gratis la pagas con el resultado del trabajo que no se te retribuye en el salario, esa es la gran verdad,y ese es el asunto clave que tiene que ser cambiado para poner nuestra sociedad en los rieles del progreso con el costosocial que tenga, a eso no hay que temer, desempleo, personas que ganen honradamente y tengan honradamente mucho mas que otros porque lo sudan,diferencias sociales inevitables,bienvenido todo eso si se traduce en bienestar y en freno a la emigracion, lo otro esta condenado al fracaso porque la ley del valor y el mercado actua en todas las sociedades actuales quieran los gobernantes o no, incluso a la inversa en el caso de la acual emigracion, me voy porque no quietres reconocerme y retribuirme o permtirme que reciba lo que realmente valgo y en otros lugares si

Sexto -

Caro: Qué es Rafael Díaz Balart: un emigrante económico o un exiliado. Que es Ross Lethinen: una exiliada o una emigrante económica. Tengo la certeza de que mis expresiones son claras: esos señores son exiliados, porque han luchado toda su vida en el exilio por recuperar, no su casa o su finca, sino el poder perdido a manos de la Revolución. El emigrante ha podido embadurnarse de política porque usted olvida lo que yo no olvido: la emigación cubana es distinta a la de México, porque existe la ley de ajuste cubano, porque Estados Unidos les ha dado a los cubanos las facilidades que no le ha daDO A NADIE PARA entrar en USA como inmgrante. ESO ES LO QUE ENRARECE LO QUE ANTES DE 1959 FUE UN PROCESO NETAMENTE ECONÓMICO. Por ejemplo, mi madre emigró, en 1967, porque le fue fácil alcanzar una visa y marchar al país más rico donde viviría mejor y donde, en efecto, vivió mejor CON SU TRABAJO. Nada político la movía. Tuvo la oportunidad de vivir mejor y la aprovechó. Ese es el problema: la emigración cubana fue politizada legal e ilegalmente por los Estados Unidos, y como respuesta, el gobierno cubano la politizó también. Ahora, la nueva ley migratoria la ha despolitizado, sin embargo, Estados Unidos continúa con su vieja técnica de privilegiar a quienes se van en una barca, o en un yate. Porque, claro, puede decirse el cubano huye. Claro, se va en lancha porque, si en la oficina de intereses de La Habana le niegan la visa porque lo tildan de posible emigrante, si llega en bote y pisa la arena, tiene todos los derechos. Eso, señor, se llama cinismo. Ahora bien, según el diccionario: exiliado y emigrante no es lo mismo: lo diferencian fines y móviles. Y lo dicen intelectuales como Marañón, y lo confirma la historia. Créame que responderle ha sido, de mi parte, un gesto de buena voluntad.

caro -

Estimados Sexto: Creo que su artículo es honesto, aunque intenta establecer una distinción que no se ve clara ni en el artículo ni siquiera en los fragmentos del DRAE que Ud. cita. Separar a los emigrantes (o exiliados) en buenos y malos según su manera de pensar es sólo el más reciente intento de dividir a los cubanos ideológicamente. De igual modo resulta poco fundado separarlos en los que pensaban volver a recuperar lo perdido y los que no. Quizás Issac Delgado o Manolín, cuando se fueron, no pensaron en volver a “recuperar lo perdido” y ahora sin embargo lo intentan. Quizás la mayoría se fue soñando cuán bueno sería recuperar lo perdido y luego, a medida que progresaron en otro país, y llegaron a obtener cosas mejores que las que dejaron en Cuba cambiaron de idea. Seguro estoy que la mayoría de los cubanos que han emigrado sueñan con regresar a Cuba (y de hecho viajan a la isla periódicamente), no para recuperar propiedades, sino que aspiran a regresar a una Cuba donde las personas puedan vivir dignamente con el fruto de su trabajo. Tampoco concuerdo con la distinción entre emigrantes económicos y políticos, que niega la propia interrelación entre ambos fenómenos de la superestructura planteada por la dialéctica marxista. Como dice un forista citando a Martí: “Cuando los pueblos emigran, los gobernantes sobran”. Usted hace un análisis profundo de las causas de la emigración entre 1952 y 1962, pero a partir de allí su análisis languidece, como si quisiera dar a entender que los 2 millones de cubanos que han emigrado desde 1959 (y que lo siguen haciendo hoy en día) eran oficiales del ejército de Batista o culpables de peculado. Omite usted mencionar los aspectos que hacen de la emigración cubana una totalmente diferente a la de los mexicanos, haitianos, africanos, o de cualquier otro origen: a) Durante decenas de años las autoridades determinaban quién podía o no salir del país. b) Los emigrantes por ley perdían todas sus propiedades en Cuba, la inmensa mayoría fruto del trabajo honrado, incluso ropa y artículos del hogar. c) Las personas que manifestaban su intención de emigrar eran botados de sus trabajos, sometidos a campamentos de trabajos forzados, y sufrían viles actos de repudio por parte de sus conciudadanos atizados por las autoridades. d) A muchos cubanos al emigrar se les denominó traidores, se borraron sus méritos de la historia del país, se les prohibió regresar a su patria hasta pasados equis número de años, todavía hoy se les impide invertir en Cuba. Es a mi juicio por esas cuestiones que todavía susbsiste en la mente de algunos cubanos en el exterior ese deseo de revancha que usted ve en su equipaje. Y es que las autoridades no han hecho nada por rectificar y sanar esas heridas, ni siquiera han pedido disculpas.

Veracruz -

Granma anuncia hoy la condena de varios cubanos y al menos un extranjero con inversiones en Cuba. No fueron condenados por ser empresarios, sino por actuar como empresarios ladrones, mafiosos. Esto es una prueba de que Cuba lucha contra la corrupción, ahora bien si alguien de Miami quiere convertir en héroes a los ladrones y corruptos es natural. Esa es la sociedad ideal para hacerlo. no,olvidemos que convitieron en héroes a Ventura t muchos torturadores, y también a aseinos que maaron paa robar una lancha y irse a ese mundo llmado libre.

nsf -

Hay otros que emigramos ,yo, que me siento tan cubano como el que mas ,CUBANO..no a fin al gobierno..no me interesa regresar mi vida va como la he logrado, he cumplido mis sueños y muchas ilusiones ,otras no...es asi en todo el... mundo real..pero que me obliga a que



deje mi pais ..ya que no es propìedad de nadie en particular y si d todos ,a que se me tache de traidor o gusano..q facil se olvidan...hablo d 1993..me gustaria que algunas vez se hable de los emigrantes cubanos a europa....somos pocos pero no menos imnportantes...en fin gracias a dios las opiniones van con el pensar de cada uno..y con el entorno

Bienvenido -

Muy poco probable desde mi punto de vista la posibilidad de que en un futuro cercano,se establezca en nuestro pais un dailogo fructifero y constructivo entre los nacionales y aquel sector de nuestra sociedad que ha tomado el camino de la emigracion(ni siquire menciono aquellos que se consideran exiliados).Digo esto por la mas que probada reticencia que muestra la nomenclatura ortodoxa que rige hoy el destino del pais, a tomar en cuenta las mas minimas sugerencias expresadas por los naturales,hasta en nimiedades como son la re-estructuracion de la serie beisbolera.Vamos ahora a creernos el cuento de que se van adejar aconsejar y guiar por una emigracion que ha establecido pauta y ha triunfado economicamica y socialmente en todos los aspectos y de ser asi,que podrian aportar al dialogo los residentes de la isla,si no cuentan con ninguna experiencia empresarial,ni han tenido alguna vez voz o voto en lo que se "cocina",desde "arriba" en nuestra nacion.Alli vemos en los titulares de hoy:La suerte de diez o quince cubanos que pensaron que podian fungir como empresarios,alli van camino del "tanque",con condenas de hasta veinte anos de carcel.Ya lo dijo otro forista anteriormente,mientras el sistema no sea cambiado de raiz,no vale la pena especular.La mejor opcion continuara siendo la despedida,y con nuestros familiares en la parte de afuera,ya que ni se les permite la entrada a la terminal aerea.Tengo lo que tenia que tener...

alexander -

Muy buen artículo y como dice Fermin Villuendas "hay leerlo despacio". Yo pienso que la emigración de manera general quiere lo mismo que muchos rusos en estos momentos. No quieren lo que tienen, pero no quieren lo que tenían. Aquí en Cuba muchos que se van, se van buscando la mejora que llevamos mucho tiempo (en medio de ataques y bloqueo) buscando, y valga la redundancia. Es un acertijo, pues muchos no logran el gran sueño, aunque casi nunca se diga. En lo que sí estamos de acuerdo muchos es que en cualquier teoría de diálogo entre exiliados, emigrantes o como le quieran llamar no puede haber cabida al regreso a antes del 59, ni intervención de EUA. Eso sería imposible por la misma historia de tantos cubanos. Lo que sí sería posible, deseable, es que los de afuera mantengan una posición no de defensa del sistema sino de defensa de la soberanía y desgraciadamente muchos de los que escriben en este mismo espacio se pierden en teorías e informaciones tergiversadas, tendentes a subordinar Cuba al resto del mundo "civilizado". Con teorías tendientes a copiar el modelo capitalista y neoliberal sin tomar en cuenta las protestas, las crisis, los suicidios, las transnacionales desangrantes de trabajadores y la pérdida de seguridad social, atención médica y recortes a la educación. La violencia desproporcionada (no es que en Cuba no existan, pero no cualquiera tiene un arma de fuego). No, gracias, no quiero lo que tengo, quiero mucho más, pero no quiero lo que ellos quieren.

Al Mendron -

Amigo Dorrego,le agradezco su voluntad de contestarme,no es mi intencion insultarlo,ni amenazarlo como hace usted.Aonque no me considero exiliado,pues nunca tuve problema con la justicia revolucionaria,ni fui perseguido en Cuba por ningun motivo,debo informarle que soy de los que cuando sali de mi tierra,me pusieron en el pasaporte un cuno que rezaba:Salida definitiva del pais,y por eso honrando esa disposicion del gobierno revolucionario,dije adios "for good",como dicen los que me acogieron y me hicieron sentir persona desde el momento que me baje del avion.No obstante,si por cosas que tiene la vida,me tocara regresar a mi pais algun dia ,no me disgustaria saludarlo,sin nesecidad de guaperia o amenaza,sino de una manera cordial y amable como usted se merece.Eso si tendre la precaucion de avisarle con tiempo,no sea que este usted ocupado tratando de que le vendan su pollo por pescado,o matandose trabajando cinco meses sin parar para poder comprar su cajita convertidora,aonque tal vez este usted entre los que tienen "FE".(familiares en el extranjeros,no exiliados).

Dorrego -

A mendrón, tú eres un exiliado, tus palabras son de exiliado, tus miradas son de exiliado, avisa cuando vengas pa esperarte.

Al.Mendron -

Coincido plenamente con el articulista en lo que diferencia al exiliado del emigrante,y en el caso cubano los primeros estan ya en franca minoria.No puede un cubano ser exiliado,si al cabo de un ano y un dia regresa a Cuba a ostentar sus triunfos economicos y sus logros ante una poblacion,cansada y desesperada de encontrar una salida que cada dia se torna mas remota a pesar de los cantos triunfalistas y propagandisticos que cada vez seducen a menos.Sin duda alguna hay cada vez menos exiliados,pero a la vez crece de forma impresionante el numero de "los que se van",o tienen planeado hacerlo.La ralentizacion de las "reformas,la poca o ninguna atencion con que son recibidas las quejas de la mayoria,el altisimo costo de la vida,que se une a un sistema salarial que no alcanza para apenas subsistir,son factores que no dejan de aportar presion a la caldera,cuya unica salida parace ser la emigracion y el adios definitivo o al menos temporal a la tormenta perfecta que se avecina con el fracaso de la quimera sociaalista.No hay de otra y como dijo el poeta "volveran las oscuras golondrinas".

Fermín Villuendas -

Señores foristas, hay que ser objetivos y leer este artículo despacio. En cualquier país se emigra, ahora mismo en España salen como emigrantes más españoles que los extranjeros que entran en España con la misma condición. México se desangra, a nadie le importa, y como pregunta el periodista qué pasaría si hubiera para México una ley de ajuste mexicano. Yo díria que las lanchas de los cubanos se toparían con las de los mexicanos en el golfo de México. No es que la emigración cubana se reduzca al diferendo entre Cuba y los Estados Unidos. Es que Estados Unidos ha usado la emigración como arma contra la revolución cubana. La ley de ajuste cubano es una invitación a arriesgarse en el estrecho de la Florida y si llego y toco tierra me quedo con mil privilegios. Cómo se llama eso. Por otra parte, ya en Cuba emigra el que quiere y regresan algunos de los que se fueron, otros, los que guerrean contra la revolucion, esos tendrán que venir, según parece, con los marines.

Romelio -

Des hauciado: ?Tú sabes leer o solo lees lo que quieres leer? Te lo pregunto porque eso mismo es lo que el periodista dice: que el emigrante es el que quiere marcharse por razones económicas que él no niegta. Ahora bien, el exilio es otra cosa. Es el que se va para regresar a recuperar lo suyo. Posiblemente estés desahuciado del pensamiento, si no sabes pensar no pienses.

D.Sauciado -

El periodista trata de demostrarnos que el afan migratorio de los cubanos se circunscribe al diferendo cubano estadounidense,pero la pregunta que corresponde hacerse entonces es la siguiente:Por que hay cubanos diseminados en los cuatro confines del globo,porque la realidad es que la mayoria ha emigrado a los USA.porque es lo mas practico por cuestiones de cercania,ayuda gubernamental,tradicion etc,pero donde no existe una colonia de emigrados cubanos exitosos y emprendedores,que han abandonado su tierra en busca de un mejor destino que el que ha sido propuesto pero nunca realizado por los eternos gobernantes que se mantienen enquistados en el poder. Si en el ano ochenta,cuando parecia que el imperialismo sovietico se tragaba al resto del mundo,basto un error de calculo,para que mas de once mil cubanos buscaran refugio en una vieja casona de Marianao en una noche,tratando de alcanzar una salida al exterior,como seria lo que sucediese en la actualidad si hipoteticamente llegase a darse el mismo caso?.La gente quiere emigrar amigo periodista porque no ve futuro a sus problemas,la gente comprende que el sistema no ha funcionado ni funcionara jamas si no es cambiado de raiz.Por algo Marti nos lego su pensamiento de que cuando los pueblos emigran los gobernantes sobran.El verdadero voto del pueblo lo estan recibiendo los delegados en sus asambleas de rendicion de cuenta.Ausencia de votantes y ausencia de respuestas.(Ver comentarios de Granma Y Cubadebate).