La novena más dura del humedal
Por Héctor Darío Reyes
¿Ustedes han escuchado de un equipo de pelota femenino? ¿Que no existe?
Muy equivocado está usted, porque yo lo conocí, o sea las conozco.
Esta historia no tiene nombres conocidos. No tiene estadio siquiera, pero como todo equipo, tiene lo más importante, tesón, talento y seguidores.
Para contarle esta historia, usted debe viajar por la autopista y torcer rumbo sur en la entrada de la Ciénaga de Zapata. Sí ahí, justo frente al entronque de Jagüey Grande.
¿Entró? Un par de kilómetros andados y ya usted ve la impotente armazón del central Australia, destruido por uno de los últimos ciclones que atravesó la ciénaga; pero continúe que no hemos llegado al objeto de la historia.
Pasado el centro turístico “La Boca” y el criadero de cocodrilos ya está llegando a Pálpite.
¿Qué hay en Pálpite? Pues el equipo de pelota.
La coach, entrenadora, y alma del equipo se llama Mercedes Machado Hernández; pero aquí todos le dicen “La Pelotera”. Es una mujer común, como todas las cenagueras. Pero no crea usted, es un fenómeno esta mujer. Madre de tres hijas, abuela de abundante prole; promotora cultural y encargada del área de recreación y deportes en el pueblo. Jugadora excepcional de dominó y “tronco é pelotera” como dijera uno de sus vecinos.
La idea surgió hace ya tiempo cuando la mediana de sus hijas, Yuleiky Otaño”La Negra”, que juega segunda base y además es lanzadora oficial, llegó con la propuesta de formar el team de mujeres, pero que no fuera de softbol, sino de pelota, a la dura y la cubana. Eso fue hace 13 años, por allá por el 93´.
Nada corta en acciones “La Pelotera” puso manos a la obra. Comenzó a embullar junto a sus hijas a todas las mujeres del pueblo. Así fue que reunieron a las interesadas en el deporte de los estrikes y lo batazos. Algunas respondieron. Otras, de seguro, aún miran con ganas de pertenecer y jugar. Una enfermera; otra, bailarina del Conjunto Artístico Korimakao; una, técnico en informática; otra ama de casa, el caso fue que se conformó el equipo. Se decidió por nombre: Las Marianas; y así han jugado desde el inicio.
Cuando aquello, solo “practicaban juego de manigua. Luego con las prácticas fueron tomando destreza y complicándoles el “pley” a los entrenadores”
La FMC, el INDER, el PCC y el Gobierno del municipio Cienaga de Zapata las apoyaron desde el inicio. Con el apoyo institucional llegó el embullo colectivo.
Así las cosas, cuando llegaban del trabajo se iban a entrenar. Y era interesante ver en aquellos humedales, a un grupo de féminas entrenadas por los mocetones que reían a carcajadas, cada vez que la pizarra imaginaria del inexistente campo de juego, marcaba un error o una mala jugada. Se caían, se lastimaban con la seca tierra del sur, pero igual se levantaban; proferían alguna maldición, y lanzaban o corrían, tan duro como su blasfemia. Tanto así que los espigados cenagueros comenzaron a tomarlas en serio.
Con las prácticas llegó el buen jugar. Se acabaron las maldiciones y comenzó a coger forma de equipo aquella batahola de muchachas.
El año 1998 sorprendió a este conjunto deportivo con las condiciones objetivas para jugar en grande. “La Pelotera” y su team, no descansaron. Practicaron bateo, entrenaron el pitcheo, la carrera de bases, se adiestraron en el “fildeo de rollings” y se presentaron a competencia contra otros equipos de iguales.
Así las cosas, estas cenagueras dejaron el humedal y viajaron de visitadoras a Sancti Spíritus. Cabaiguán, La Sierpe y Jatibonico fueron prácticas decisivas para jugar en el “Changa” Mederos, de la Habana. Donde sin importar resultados, lo mejor era reconocerse y ser reconocida como atletas.
Por cierto que es el mejor cuadro que he visto en Cuba, si tenemos en cuenta la belleza y talento de todas las muchachas, particularmente las del infield.
Rodeando el montículo se encuentran “los mejores lideres individuales en materia de seguidores” que encantaría a las gradas tanto en la Serie Nacional, como en play off, o en la Súper Liga. Yusleidy Otaño, es una rubia tiposa, a la que su condición de esposa y madre, no prohibió el jugar primera base y ser 3era en la alineación de su equipo.
En la posición de siol, su hermana yuliesky (La Chiqui) era una esbelta muralla que no dejaba zona buena por donde batear. Mientras el montículo era coronado por la belleza de “la Negra”. Y no me cabe duda de su talento, cuando me cuentan como importantes lanzadores, la instruyeron y agasajaron por allá por SanctiSpiritus.
Pálpite es un pueblo cenaguero. Donde no hay monte hay diente perro (Está localizado a 4 Km. de Playa Larga) sino, hay humedal. Encontrar un terreno con las condiciones idóneas es como encontrar olas para surfear en playas cubanas; sin embargo Mercedes hizo sus gestiones institucionales. Algunos no la entendieron, otros la ignoraron. Los menos aún la apoyan.
Lo cierto es que en Pálpite se añora un terreno para jugar pelota desde hace más de diez años. No crea usted que toda la culpa es de la natura. No, un planificado movimiento de tierra en uno de los tantos montecitos que rodean al pueblo puede dar espacio a un buen campo beisbolero, y por que no, para ser utilizados en otras disciplinas y actividades. Un sencillo movimiento de tierra que, teniendo en cuenta por supuesto la atención a la ecología y el espacio para crear el recinto, puede ser beneficioso para todo el pueblo de Pálpite. Inversión mínima para colosales resultados sobre todo en el contexto social de este municipio.
Esperemos que para la próxima temporada, Las Marianas, que están dispuestas a aceptar cualquier reto o desafío, puedan jugar de locales en su tierra, con el mismo tesón, talento y seguidores. (El autor es alumno del quinto año de la licenciatura en Periodismo en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de la Habana)
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Fabian Pacheco Casanova -