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PATRIA Y HUMANIDAD

Periodismo y comunicación

EL VIENTO DUENDE DEL PERIODISMO

EL VIENTO DUENDE DEL PERIODISMO

 Luis Sexto

  Uno se pregunta qué es ser periodista en un mundo donde hay que preguntarse a cada rato si lo que veo, oigo o leo es verdad o simple ficción teatral. Y por lo cual uno puede deducir que el “periodismo mediático” –que no es lo mismo que periodismo a secas- deriva hacia una mutación que oscila entre la escenografía y la tramoya en el tablado de guiñol del poder político y económico.

   El asunto es ya un plato común en el menú temático de la actualidad. Qué significa, pues, ser periodista en este mundo. No renuncio a repetir que el periodista, en los principales sitios habitados del planeta, y en los medios más influyentes es un auxiliar –directo o de soslayo- de los intereses geopolíticos de los Estados Unidos y sus aliados. Y no es raza nueva. Una de sus células matrices surgió y prosperó en la guerra hispano cubana americana, en 1898, cuando el astuto William Randolph Hearst -propietario de la cadena “mediática” del mismo nombre- le dijo más o menos así al presidente en Washington: Prepare la guerra que yo pongo las justificaciones. Que consistían en publicar, presuntamente despachadas desde La Habana, historias fraudulentas o manipuladas de modo que ante la opinión pública norteamericana se amontonaran  razones para avalar la guerra del naciente imperialismo norteamericano contra el senescente colonialismo español. ¿Alguna diferencia con las justificaciones para conflictos recientes?

   Ya desde los preliminares del siglo XX, el periodista a lo Emilio Zola o a lo John Reed se viene transformando en una figura con olor a naftalina o a formol. Raramente algunos, que suelen ser de izquierda, son capaces de echarse a las espaldas una causa y defenderla con ingenio, coraje, verdad, como en el caso Dreyfus, o se arriesgan a ser testigo abnegados, verídicos, objetivos, de un “México insurgente” o de “diez días que estremecieron al mundo”, o apuestan a la denuncia de “los hombres del presidente”. Por tanto, ser hoy periodista de vocación, servidor de la verdad -sobre todo de la verdad de los de abajo, los escarnecidos y oprimidos- es un modo fuera de moda dentro de la llamada democracia occidental o burguesa, cuyos medios se han centralizado o concentrado tanto que sus fines de servicio público se frustran bajo la avalancha de intereses privados o corporativos. Raspen la piel de una red de periódicos o de televisoras, o en la propia web y verán los vasos sanguíneos de un monopolio –aunque ya la actualidad no admita este término- vinculado a troncos empresariales de múltiples objetos y razones sociales.

   Casi no existen opciones. Ahora predominan los “periodistas mediáticos”. Han empezado a ser una categoría infamante. Su autoestima se disuelve ante las cámaras y las palabras, porque “median” entre la verdad y la mentira, entre el terror y los aterrados, entre la guerra y los que la fomentan y se benefician con la destrucción y la muerte. Antonio Maira, periodista español, inventó el verbo “cipayear”, que les encaja sin mayores regodeos. No escriben ni reportan, “cipayean”, en nombre de un  crédito concentrado a base polvos de estrellas extintas.

    Lo antedicho se empalma con una fecha reciente, 14 de marzo, día de la prensa cubana. Y resultaría inconsecuente evadir aquella noche del 11 de abril, 122 años atrás, en  Playita de Cajobabo, solitaria y arriscada. Servía como caja de resonancia cuando el mar se echaba un tanto airado contra las rocas. El golpe de las aguas acentuaba la sensación de soledad, como de espacio sagrado, donde Martí y sus compañeros de desembarco sentían crecer el pecho por la dicha íntima que reclamaba espacio hacia fuera. Puede uno verlos en aquella noche tormentosa, mientras recogían armas y jolongos antes de adentrarse en el monte inmediato. El periodista, que ahora imagina la escena bajo un sol airado y el forcejo del mar, piensa que ese ha sido uno de los hechos fundamentales de la patria que ningún reportero pudo cubrir.

   Si hubieras estado allí, qué habrías preguntado o qué habrías escrito. Posiblemente, mientras caminabas junto a los seis expedicionarios, a la primera pregunta, José Martí, con la delicadeza como de miel que humedecía su voz, te habría respondido que él también era periodista, y ahora redactaba su más vívida crónica. Ves la pluma y el cuaderno de notas en su bolsillo. Sobre las espaldas, la mochila abultada, y de su hombro izquierdo cuelga un fusil, casi del tamaño físico del Apóstol. Máximo Gómez se arrima y te advierte que las palabras ahora no hacen falta. Ni siquiera el Delegado las necesita, él, tan señor del verbo. Martí hoy supera su grandeza: Nunca antes -dirá Gómez el 19 de mayo de 1902, en el periódico El Mundo- lo vi tan grande como cuando subía cuestas bajo un peso que le doblaba el cuerpo frágil, pero le empinaba el alma.

   Y el periodista honrado de hoy, que se ha asomado de día a aquella noche única, decisiva para la historia de Cuba, se percata entonces que ha recibido la mayor lección de periodismo de todos sus años aprendiendo a sintetizar, a sugerir, a informar, a convencer. Imaginas que ese nombre lo has sentido desde la infancia como una presencia sólida, palpable, amiga,  y le oyes, como si las palabras gatearan sobre la manigua: Habrá momentos, cuando el enemigo de la patria amenace, que el periodista contenga su alfabeto, su técnica, su impulso de multiplicarse en papel y tinta, para hacerse uno con el pueblo y su causa.

      En Martí, el apóstol, Jorge Mañach reconoce que “Martí escribe de todo con un color y riqueza de datos cual si lo hiciera desde un mentidero madrileño”. Ese escribir de todo lo aproxima a la concepción renacentista de un genio como Leonardo: pensar y hacer de todo. Y no me parece un símil estrujado. Porque ensanchar el conocimiento, macerarlo de modo que se asimile a la ductilidad, resulta todavía un rasgo de los periodistas más aptos e influyentes. La especialización, tan recomendada, debe de ajustarse a la aparente paradoja de que la visión parcial ha de  tributar a la totalidad. El propio Maestro lo escribió en uno de sus apuntes: “Muchos hombres saben de Homero, y no de ardillas”. Sólo con uno de los dos extremos, los ojos de la cultura serán impedidos de dar la vuelta completa.

   Quieres preguntar, deseas proseguir concibiendo lo imposible. Y desde la niebla entre la cual se difumina, Martí, levantando el índice hasta la sien derecha, te hace recordar cuánto escribió sobre el periodismo. Y como no puedes retenerlo en la manigua, en ruta hacia su verde martirio, lo ves en el aula de sus libros. Y no te explicas por qué a veces en su obra, publicada sobre todo en medios de prensa, no aprendemos a respetar el legado del Fundador.

   Oiga, Maestro, repítale las fórmulas para que no lo tachen de pusilánime, ni de gris, ni de machacón. Digo –dice el Maestro- que “nunca se acepta lo que viene en forma de imposición injuriosa; se acepta lo que viene en forma de razonado consejo”. Pero, a fin de cuentas, qué nos toca hoy, cuando usted ya no está. “Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio apasionado”. Sí; será necesario que la prensa salga “cada mañana por la ciudad como un viento duende, levantando caretas”, porque “no puede ser, en estos tiempos de creación, mero vehículo de noticias, ni mera sierva de intereses…”.

   Ha dicho Martí. Y  se va a llenar de vida una cuartilla para Patria. Porque nunca creyó tanto en el periódico, el Apóstol que lo usó para convocar a la guerra, para fustigar a los enemigos de la independencia y la justicia, para exaltar la ética. Y de Playita de Cajobabo, te marchas como oyéndole envuelto en fervor aquella última definición: “…El periódico es la vida”.  

   Mas no parece simple acabar de entenderlo. Ni programar en el orden del día la urgencia de que la prensa salga “cada mañana por la ciudad como un viento duende, levantando caretas”... Cuesta, sí, entenderlo y seguir el imperativo martiano, concebido incluso para los tiempos ardientes de hoy. Sin embargo, lo entendió uno de sus hijos más preclaros. Lo comprendió Fidel. ¿Cuándo Fidel no comprendió el papel del periodismo? ¿Cuando se negó a compartir con nosotros? ¿Cuándo no intentó facilitarnos nuestra labor?

   Desde la modestia que él nos ejemplificó con su delicadeza, su generosidad, su interés por todos y todo, desde esa modestia recuerdas las dos veces que viajaste con Fidel al exterior. ¿Y quieres decir acaso que era difícil cubrir las actividades de Fidel en el extranjero? Si, era difícil, al menos te resultó difícil por la brevedad del viaje, o por el intenso programa oficial a que él debía someterse. Junto a los demás colegas te ajustabas a la norma: eres periodistas, y sabes que nuestra tarea era informar de su presencia en ciudad tan hostil como Nueva York, o el Santiago de Chile, que entonces se recomponía de los pisotones de las botas militares.. Y buscabas  y rebuscabas. Preguntabas a su ayudante, o al viceministro del Exterior… Siempre había fuentes junto a él que valoraban el empeño del periodista.

   Al menos tú, que debías publicar en Bohemia después del regreso, estabas obligado a no repetir lo dicho por Granma, la radio  o la TV. En fin, te las arreglabas para encontrar el detalle que otros no habían visto, o el enfoque opacado por luces más fuertes en apariencias… Y tus textos, para 10 ó 15 páginas se publicaban días más tarde, sin que Fidel o alguien de su cercanía los revisara. Nunca Fidel pidió hacerlo. Respetó siempre a los periodistas Y confió en nosotros. Era, en verdad, nuestro colega.

     Lo ves a la claridad del 14 de Marzo. Ese día Patria y Revolución,  Martí y Fidel se juntan en un abrazo para advertir: Ah,  hermanos, el romanticismo no se quedó como lápida en el sepulcro de una época encartonada en infolios. Para nosotros, el periodismo es  un deber fuera del tiempo y dentro de todos los tiempos.

  Ahora, aquel poeta de  sedosos suspiros, ahora soldado, lleva a sus espaldas la mochila pesada, y en su hombro izquierdo el fusil, que casi lo iguala en estatura. Mientras, a su lado, Fidel espera el momento cuando la Historia le entregue la vanguardia  de la nueva y la misma revolución martiana, para  empezar a transformar nuestras ideas y vivificar nuestros sueños.

FINALISTAS DEL CONCURSO DE CRÓNICAS MIGUEL ÁNGEL DE LA TORRE

FINALISTAS DEL CONCURSO DE CRÓNICAS MIGUEL ÁNGEL DE LA TORRE

 


El jurado integrado por Omar George Carpi, Premio Nacional de Periodismo José Martí, Francisco González Navarro, Litzie Álvarez Santana, Ismary Barcia Leyva y Julio Martínez Molina, para definir los finalistas del concurso de la crónica Miguel Ángel de la Torre 2016 se reunió los días 19 y 24 de octubre y dictaminó los autores y crónicas finalistas

Fueron recepcionadas 79 crónicas de 12 provincias, 5 medios nacionales de prensa  escrita y 4 universidades, el jurado determinó las que consideró con mayor calidad en cada soporte para declararlas finalistas cuyos autores asistirán al encuentro previsto para el 8 al 10 de diciembre en la Perla del Sur. Además participan como invitados los ganadores en este apartado del concurso 26 de Julio que auspicia la UPEC.

Por el soporte en que fueron publicadas se agrupan 11 de la radio, 4 de televisión, 28 en prensa escrita, 29 en blogs y sitios web y 7 de estudiantes de periodismo, categoría esta que no exige un tipo de medio en específico.

Los premios serán otorgados en la sesión final del encuentro el día 10 de diciembre a partir de la decisión de un jurado que se conforma con los periodistas invitados al evento y los actuales integrantes.

Relación  de crónicas y autores finalistas del XI Encuentro Nacional de la Crónica Miguel Ángel de la Torre 2016.

Estudiantes

1.      “Un padre abandonado” de Maby Martínez Rodríguez estudiante de segundo año de la Universidad de la Habana.

2.      “Amor a prueba de olvidos” de Liannys Díaz Fundora, estudiante tercer año de la Universidad de Matanzas

Televisión

1.      Serie: Gracias, Santiago de Dayron Chang Arranz de Tele Turquino

2.      “El reloj en el tiempo”, de Anybis Labarta García de Tunas Visión

Radio

1.      “El comercio del después”,  Dunielys Díaz Hernández de Radio 26 en Matanzas

2.      “Un sueño roto”,  Yanelis Pereira García, de Aguada Radio en Cienfuegos

Prensa escrita

1.      “Veinte años” de Jesús Jank Curbelo, periódico Granma

2.      “Piedras rodantes”, de Yoe Suárez de Prensa Latina

3.      “El mismo tiempo y la misma isla” de Glenda Boza Ibarra, periódico 5 de Septiembre, Cienfuegos.

4.      ¿Carteristas honestos? de Arnaldo Mirabal Hernández, del periódico Girón de Matanzas.

5.      “Mangos” de Jesús Arencibia Lorenzo, periódico Guerrillero, Pinar del Río

6.      “Si me leyeras” de Rafael Norberto Valdés de la Revista Bohemia.

Periodismo Digital

1.      “Las luces oscuras de la Florida” de Glenda Boza Ibarra, Cienfuegos

2.      “Crímenes de lesa literatura” de darío Alejandro Escobar, Caimán Barbudos

3.      “Viaje al país del IMO”, de Susana Gómez Bugallo, Juventud Rebelde

4.      “Currículum vitae de una casa feliz” de yarislay García Montero, Radio 26 de Matanzas.

5.      “La otra jornada” de Yoandry Ávila Guerra de Cubaperiodistas, UPEC nacional

6.      “Los golpes suaves” de Melissa Cordero Novo, Cienfuegos

 

NUEVA CONVOCATORIA DE CONCURSO DE CRÓNICAS

 

La Unión de Periodistas de Cuba en la provincia de Cienfuegos convoca al XI Encuentro Nacional de la Crónica que se efectuará del 17 al 19 de noviembre del 2016 en homenaje al escritor y periodista cienfueguero Miguel Ángel de la Torre, uno de los más destacados cultores del género en la primera mitad del siglo XX en Cuba y al 90 cumpleaños del Comandante en Jefe Fidel Castro.

 El cuerpo teórico del encuentro contará de  talleres, conferencias y  paneles cuyas temáticas serán la vida y obra de Miguel Ángel de la Torre y el género crónica. Otras acciones colaterales constituirán la presentación de libros, visitas a centros de trabajo y estudio,  lugares de interés histórico y lecturas de crónicas.

 En el concurso podrán participar todos los periodistas de la prensa escrita, digital, radio, televisión y estudiantes de periodismo, con obras publicadas entre el mes de octubre de 2015 y el 30 de septiembre del 2016. Los estudiantes pueden presentar obras inéditas. Este año se adiciona una nueva categoría: trabajos investigativos sobre la crónica.

En cuanto a las investigaciones, el remitente debe especificar el tipo de investigación (bibliográfica, monográfica, trabajo de tesis, o cualquier otra modalidad).  En cualquier caso, se acompañará un documento, no mayor de diez cuartillas,  con el nombre del autor,  el  Tema, Título, Objetivos Generales,  Metodología (breve explicación); resultados principales, conclusiones y bibliografía básica empleada.    

 Se admitirán hasta dos crónicas, por concursante en cada uno de los tipos de medios en los que fueran publicadas.

 La presentación de los trabajos será de la siguiente forma:

  • En periodismo impreso se remitirán original y dos copias, utilizando la valija de la UPEC o el correo postal.
  • Para la radio en CD, o en formato mp3 por correo electrónico a la siguiente dirección: cip307@cip.enet.cu.
  • Para la televisión en CD o DVD.
  • En la categoría de periodismo digital deben enviar la URL donde fue publicado o el trabajo por cualquier vía
  • Los trabajos investigativos podrán enviarlos por correo electrónico a la siguiente dirección cip307@cip.enet.cu

 La dirección postal es: “Casa de la Prensa Calle 37 No. 5807 e/ 58 y 60, Cienfuegos.

 Se premiará la crónica que con mayor creatividad y eficacia se apropie del tema desde la subjetividad del periodista, en cada medio (prensa escrita, digital, radio, televisión y estudiantes de periodismo) y el trabajo investigativo más destacado.

 La Revista Alma Mater se suma a la premiación del mejor trabajo entre los estudiantes de periodismo con libros, folletos y la publicación del texto en su revista.

 Se constituirán dos jurados, uno de admisión que determinará los finalistas y el otro para otorgar los premios, integrados por periodistas de reconocido prestigio en la prensa cubana. En la sesión final se darán a conocer los premios, consistente en diploma y 400.00 pesos CUP.

 Los ganadores del concurso 26 de Julio de la UPEC en el apartado de crónicas serán invitados al encuentro.

 Las crónicas para el concurso deberán entregarse en la Unión de Periodistas de la provincia de Cienfuegos, antes del 30 de septiembre del 2016.

 Para aclarar cualquier duda pueden llamar a los teléfonos 43-513371 y 43-551292 en Cienfuegos y por el e-mail: cip307@cip.enet.cu

 

 

 

 

«La prensa no puede servir para que nos autoengañemos»

«La prensa no puede servir para que nos autoengañemos»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Carlos A. Rodríguez Martínez

 

 

El Premio Nacional de Periodismo Luis Sexto intercambió por más de dos horas con el público asistente al habitual espacio de debate La Caldera, en la sede provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Villa Clara. 

 Después de realizar un recorrido por toda su carrera profesional, Luis Sexto (General Carrillo, Remedios, 1945) protagonizó un debate sobre el papel de la prensa cubana actual. En el espacio de discusión,  auspiciado por la Asociación Hermanos Saíz de Villa Clara, el columnista de medios nacionales criticó el «periodismo propagandístico, incapaz de crear o resolver conflictos», así como «la desprofesionalización y el carácter anodino y acrítico de la prensa cubana».

   Abogó por que se ejerza la crítica con conocimiento de causa. «La crítica solo tiene una exigencia: que los lectores lleguen a saber cuál es el lugar del periodista. Si solo se escribe para defender la posición del periódico, o de los que están detrás, el periodismo no tiene sentido», aseguró el reconocido cronista.

El Premio Nacional de Periodismo José Msartí 2009, profesor universitario por varias décadas, también se refirió a la formación profesional de periodistas. «Estamos llenando de cientificismo la enseñanza del periodismo y así estamos olvidando su componente romántico», dijo. «Si el periodista no está dispuesto a cambiar su rumbo ante el descubrimiento de una buena historia o un gran personaje, nunca podrá convertir las palabras en verdadero periodismo», aseguró.

   Interrogado sobre el papel de los medios de información en las circunstancias actuales de acercamiento a los Estados Unidos Luis Sexto dijo que «la prensa no puede ser una ventana por donde penetren influencias enemigas de la sociedzd, pero tampoco puede servir para que nos autoengañemos».

Al finalizar el debate el periodista santaclareño Yamil Díaz presentó el libro Hojas clínicas, primer volumen de cuentos publicado por Luis Sexto.

 

Enero de 2016

CONVOCAN A CRONISTAS

CONVOCAN A CRONISTAS

 La Unión de Periodistas de Cuba en la provincia de Cienfuegos convoca al XI Encuentro Nacional de la Crónica que se efectuará del 10 al 12 de noviembre del 2016 en homenaje al escritor y periodista cienfueguero Miguel Ángel de la Torre, uno de los más destacados cultores del género en la primera mitad del siglo XX en Cuba.

 

El cuerpo teórico del encuentro contará de  talleres, conferencias y  paneles cuyas temáticas serán la vida y obra de Miguel Ángel de la Torre y el género crónica. Otras acciones colaterales constituirán la presentación de libros, visitas a centros de trabajo y estudio,  lugares de interés histórico y lecturas de crónicas.

 

En el concurso podrán participar todos los periodistas de la prensa escrita, digital, radio, televisión y estudiantes de periodismo, con obras publicadas entre el mes de octubre de 2014 y el 30 de septiembre del 2015. Los estudiantes pueden presentar obras inéditas. Este año se adiciona una nueva categoría: trabajos investigativos sobre la crónica.

 

En cuanto a las investigaciones, el remitente debe especificar el tipo de investigación (bibliográfica, monográfica, trabajo de tesis, o cualquier otra modalidad).  En cualquier caso, se acompañará un documento, no mayor de diez cuartillas,  con el nombre del autor,  el  Tema, Título, Objetivos Generales,  Metodología (breve explicación); resultados principales, conclusiones y bibliografía básica empleada.    

 

Se admitirán hasta dos crónicas, por concursante en cada uno de los tipos de medios en los que fueran publicadas.

 

La presentación de los trabajos será de la siguiente forma:

  • En periodismo impreso se remitirán original y dos copias, utilizando la valija de la UPEC o el correo postal.
  • Para la radio en CD, o en formato mp3 por correo electrónico a la siguiente dirección: cip307@cip.enet.cu.
  • Para la televisión en CD o DVD.
  • En la categoría de periodismo digital deben enviar la URL donde fue publicado o el trabajo por cualquier vía
  • Los trabajos investigativos podrán enviarlos por correo electrónico a la siguiente dirección cip307@cip.enet.cu

 

La dirección postal es: “Casa de la Prensa Calle 37 No. 5807 e/ 58 y 60, Cienfuegos.

 

Se premiará la crónica que con mayor creatividad y eficacia se apropie del tema desde la subjetividad del periodista, en cada medio (prensa escrita, digital, radio, televisión y estudiantes de periodismo) y el trabajo investigativo más destacado.

 

La Revista Alma Mater se suma a la premiación del mejor trabajo entre los estudiantes de periodismo con libros, folletos y la publicación del texto en su revista.

 

Se constituirán dos jurados, uno de admisión que determinará los finalistas y el otro para otorgar los premios, integrados por periodistas de reconocido prestigio en la prensa cubana. En la sesión final se darán a conocer los premios, consistente en diploma y 400.00 pesos CUP.

 

Los ganadores del concurso 26 de Julio de la UPEC en el apartado de crónicas serán invitados al encuentro.

 

Las crónicas para el concurso deberán entregarse en la Unión de Periodistas de la provincia de Cienfuegos, antes del 30 de septiembre del 2015.

 

Para aclarar cualquier duda pueden llamar a los teléfonos 43-513371 y 43-551292 en Cienfuegos y por el e-mail: cip307@cip.enet.cu

 

 

 

 

PERIODISMO, COLOR Y LITERATURA

PERIODISMO, COLOR Y LITERATURA

 

Luis Sexto, @Sexto_Luis

 

   En la alianza entre el periodismo y la literatura hubo también una primera vez. Vienen de tiempos lejanos estas  relaciones promiscuas, según los términos del catalán Albert Chillon. Pero en cuanto a su origen, lo más seguro entre tantas aproximaciones, criterios y datos –que en una reducción culposa los hay hasta para confundir- es aceptar, con  cautela ante lo movedizo,  que el periodismo literario está presente desde el siglo XVIII con El diario del año de la peste, de Daniel Defoe. Ese es un reportaje de índole histórica, publicado en 1722, que hoy  llamaríamos literario o narrativo y que se lee como literatura de no-ficción. Pero incluyo entre los antecedentes en nuestra lengua a La conquista de la nueva España, de Bernal Díaz del Castillo.

   En un momento, cuando aseveré la prominencia del libro del soldado de Hernán Cortés, estimé, con una dosis casi natural de presunción, de que aportaba un dato original. A ningún tratadista o estudioso de esa especialidad consultados por este periodistas, le había leído u oído ese juicio. Lo aventuré en mi libro Periodismo y literatura, el arte de las alianzas, cuya primera formulación data de 2002. Dos o tres años después  “descubrí” que Mariano Picón Salas, desde mucho antes, en un libro cuya ficha he perdido,  había  reconocido las formas del  reportaje en el  relato de Díaz del Castillo. El primero, como dije, en nuestro nuevo mundo, como Bartolomé de las Casas inaugura de este lado del Atlántico la literatura panfletaria.

   Díaz del Castillo narra en su libro hechos que aún son noticias después de 50 años, en aquella época en que las comunicaciones navegaban entre demoras, rumores e imprecisiones. Y  narra los acontecimientos con el dinamismo positivo del principio de la acción, pues no enumera hechos, los hace discurrir ante el lector, evitando la pesadez de las cartas de relación, antecedentes de la actual nota informativa.

A su turno, Defoe escribe El Diario del año de la peste  cuando el periodismo comienza a formular sus perfiles modernos. Y ya Hegel ha escrito o está a punto de escribir que el periódico es el devocionario donde la modernidad recita su  oración matutina. Aunque figure en el título, el Diario de Defoe no parece lo que nos sugiere: es una historia con apariencia verídica -una epidemia en 1665- y el término “diario” puede equivaler a exposición de noticias contadas en su circunstancia. Y ello  mismo compone una definición capsular del reportaje actual: información circunstanciada y personalizada. Defoe también se anticipa, con el empleo de cuadros estadísticos  a lo que hoy algún tratadista denomina  como “periodismo de precisión”.

   Por lo dicho, la pretensión del Nuevo Periodismo norteamericano de inaugurar la conjunción entre periodismo y literatura es solo un episodio reciente de esa tendencia que mezcla la estética y la información, pero con tanta capacidad de novelar desde  la subjetividad a personajes reales, sin falsearlos,  que pronto quizás suscitó la sospecha  entre los lectores. El exceso de literaturización pudo apresurar el tránsito de los calificados por Tom Wolfe aprendices de  novelistas, hacia técnica y expresiones más creíbles. Existe, pues, una convención;  el periodismo literario no es literatura en su estricto sentido. Es una categoría de arte que combina el tratamiento de la actualidad con los recursos estéticos de la narrativa: estilo y lenguaje  ajustados en el tono a su tema, y variable en su ritmo; armónico, con un nivel tropológico que, además de  la prosa, la haga más diáfana y precisa. Y en lo técnico, el predominio de la acción, los puntos de vista personal, espacial, temporal; las estructuras circulares, cronológicas, discontinuas, invertebradas… Es decir,  como sintetizó Norman Mailer la novela como historia y la historia como novela  

   Si no se aplican recursos literarios, no habrá periodismo literario, sino periodismo, que es a fin de cuentas una especie de literatura pragmática, de acuerdo con  Alfonso Reyes y Oldrich Belic. Y para Josef  Dubsky  es una formación estilística de trabajo.  Y puede uno deducir, así, que cuando decimos periodismo a secas hablamos de un estilo y un lenguaje elaborados particularmente sobre el interés, y el interés en el periodismo no radica sólo en la organización de mayor a menor importancia de los datos o las ideas, sino también es una categoría formal, que se vale de la imaginación y la creatividad. Ahora bien, para que ese periodismo adquiera tal vigencia, necesita ir más allá, y aparearse a la formación estilística de creación o de arte. Por lo tanto, fines y medios se complementan para un resultado: La literatura de no ficción.

   Después de los precursores, pasaron, en diversidad sumaria,  el francés Víctor Hugo,  el irlandés James O´Kelly, el norteamericano Mark Twain. Y coetáneamente o años más tarde, escriben agraciados por las aguas contaminadas de la literatura y el periodismo, el mexicano Guillermo Prieto y sus compatriotas modernistas Gutiérrez Nájera,  Amado Nervo, Luis Gonzaga Urbina; el nicaragüense  Rubén Darío, el guatemalteco Enrique Gómez Carrillo; los norteamericano John Reed,  Ernest Hemingway;  el polaco Rysiard Kapuscinski; los cubanos Ruy de Lugo Viñas, Miguel Ángel de la Torre, Miguel Ángel Limia, Jorge Mañach, Víctor Muñoz, Rubén Martínez Villena, Pablo de la Torriente, Lino Novás Calvo, Onelio Jorge Cardoso, Loló de la Torriente, Lisandro Otero, Jaime Sarusky; los españoles Azorín, Ortega y Gasset,  y muchos más antes de la aparición del Nuevo Periodismo, en la década de 1960.

José Martí, para mi juicio, es un ejemplo único, al margen de escuelas o tendencias. Qué escribió Martí sino un inimitable periodismo literario. ¿Alguien negará que El terremoto de Charleston sea un reportaje modélico de la narrativa periodística ligada a la narrativa literaria?  

   En la actualidad, entre los cubanos lo ejercen Leonardo Padura, Yamil Díaz, José Antonio Fulgueiras, Ciro Bianchi, José Alejandro Rodríguez, Michel Contreras, Luis Vázquez Muñoz, José Aurelio Paz, Enrique Milanés León, Eduardo Montes de Oca, Roger Ricardo, Rafael Grillo, Francisco G. Navarro, Julio García Luis, Félix Guerra, Katiuska Blanco, Rosa Miriam Elizalde…

Los nombres, sin embargo, componen lo menos relevante. Lo primordial  para estas notas  consiste en precisar por qué este o aquel pueden incluirse en la clasificación de periodismo literario, o personal, como Norman Sinn dice que es también exacto. Y si se colara algún matiz profesoral al intentar explicar determinados salientes teóricos, júzguenlo como inevitable. Ciertos criterios estiman, pues, que uno se incluye  en el periodismo literario o se ubica fuera de este, mediante el uso de los géneros. Pero, según mi parecer, los géneros  periodísticos no merecen esa clasificación, sino el resultado de su tratamiento. Es decir, los géneros periodísticos responden a intenciones -tanto como en la literatura- y exigen un esquema básico, incluso un tono, además del estilo. Un reportaje plano es un plano reportaje, que suele predominar en el uso cotidiano. Pero  un reportaje construido con interés y calidad de estilo según la norma de la formación estilística de trabajo informativo, puede componer un enunciado aceptable o sobresaliente.

   Pero,  excluyendo la nota informativa, que aparenta impersonalidad, distancia entre reportero y hechos, los géneros habituales del periodismo despegan si los enriquece  el tratamiento literario. Esto es, si se convierten en excepciones y trascienden las insuficiencias de los rasgos y opciones exigidas por los medios.  Rysiard Kapuscinski en una entrevista con el periódico La Jornada, de México, lo resumió así, de modo que ya podemos percibir con mayor claridad los empeños del periodismo literario: Uno se percata –decía- de que los instrumentos tradicionales del periodismo son insuficientes cuando queda mucho por decir en una nota informativa, un cable.  Y por ello hay que pedir prestado ciertos recursos a la literatura, que se convierte en literatura de no ficción, para que el periodismo logre reflejar el llanto de una madre sobre el cadáver de su hijo calcinado por un misil y la desesperación de una familia ante su casa arruinada por bombas y cañones.

   El más apto es el  reportaje, molde narrativo del periodismo.  Equivaldría a un cuento, si el autor humanizara y personalizara literariamente la historia, con lo recursos técnicos que ya hemos mencionado.  La definición de  crónica se escabulle en la confusión de la polisemia, y este autor prefiere para definirla la práctica de los modernistas que la tomaron de Francia. Se aprovecha de la literatura nutriendo el lenguaje con una cuidadosa selección de palabras inscritas dentro de lo lírico. La crónica discurre mediante el principio de la emoción. Registra el eco subjetivo de los acontecimientos o procesos, figuras o lugares. No es la cosa en “sí”, sino el eco de la cosa en “mí”. Ahora bien, la “nueva crónica latinoamericana” –Caparrós, Villoro, y otros-  es supervivencia del Nuevo Periodismo norteamericano, y les encomienda a sus autores relatar los aspectos violentos, in cidencias de bajos fondos de las sociedades de América Latina, y por ello crónica adquiere el mismo valor semántico de los cronistas de Indias: llevar el tiempo,  sucesos que los escritores de hoy convierten en reportajes narrativos, como Bernal Díaz en su Historia verdadera

   También el artículo se exalta cuando el periodista asume la actitud del ensayista. Pongamos por ejemplo, los artículos de Jorge Mañach en el Diario de la Marina publicados entre los años 20s y los 30s del siglo XX y recogidos en Pasado Vigente, libro que la editorial Trópico imprimió en 1939. En ellos se degustan conceptos originales, enfoques inusuales y  un estilo seductor, musical, imaginativo, sin dejar de ser claro y conciso como establecen las normas periodísticas.  Finalmente, la entrevista de personalidad o biográfica, si trasciende la rutina de preguntas banales y de un esquema sin vigor, ni interés, se inserta también en el periodismo literario, como las de la italiana Oriana Falaci.

   La periodista española Maruja Torres cuenta en su libro Mujer en guerra que cuanto conflicto bélico cubrió en su borrascosa profesión fue con la misión de “dar color” a lo que pasaba. Los editores del El País sabían qué le pedían a la polémica columnista cuando la remitieron a Beirut entonces bombardeada. Otros se ocupan de decir lo sucedido. Pero no basta si los medios se empeñan seriamente en informar. Y “dar color” en el periodismo sugiere mucho más que una pincelada o una frase saturada de alguna sentimentalidad. Equivale a otra fórmula para nombrar al periodismo literario.

   En general, el buen periodismo empieza hacerse tras un proceso de práctica profesional y de interiorización de la cultura. Podremos escribir de modo que en vez de aburrir, interese y plazca. No todo en un periódico o una revista exigirá el ala y el color que José Martí pedía, aunque sí  habrá de mostrar el decoro profesional que en vez de emborronar, clarifique el enunciado.  Por tanto, el periodismo literario se les facilitará a aquellos que, oyendo la vocación personal, sepan adecuarlo a temas y urgencias. Y para ello, no habrán de bastar  las aulas. Quién escribirá un reportaje literario o una crónica sin haber leído al colombiano García Márquez, y al uruguayo  Galeano; a los mexicanos Almaguillermo Prieto,  Andrés Henestrosa y Carlos Monsivais,  y al chileno Pedro Lemevel… En fin, a tantos que ya hemos nombrado o hemos omitido.

 

CONCURSO NACIONAL DE CRÓNICAS

CONVOCATORIA

 

La Unión de Periodistas de Cuba en la provincia de Cienfuegos convoca al X Encuentro Nacional de la Crónica que se efectuará del 11 al 14 de noviembre del 2015 en homenaje al escritor y periodista cienfueguero Miguel Ángel de la Torre, uno de los más destacados cultores del género en la primera mitad del siglo XX en Cuba, en el 85 aniversario de su desaparición física.

 Este año conmemoramos el 120 aniversario de la caída en combate del periodista mayor, nuestro José Martí y el décimo de estos encuentros, feliz iniciativa que ha contribuido en la búsqueda de un periodismo más apegado a las realidades de los cubanos en momentos de perfeccionamiento del modelo económico y en la construcción de un socialismo próspero y sostenible, a los que estará dedicado también este encuentro de cronistas.

 El cuerpo teórico del encuentro contará de  talleres, conferencias y  paneles cuyas temáticas serán la vida y obra de Miguel Ángel de la Torre y el género crónica. Otras acciones colaterales constituirán la presentación de libros, visitas a centros de trabajo y estudio,  lugares de interés histórico y lecturas de crónicas.

 En el concurso podrán participar todos los periodistas de la prensa escrita, digital, radio, televisión y estudiantes de periodismo, con obras publicadas entre el mes de octubre de 2014 y el 30 de septiembre del 2015. Los estudiantes pueden presentar obras inéditas. Este año se adiciona una nueva categoría: trabajos investigativos sobre la crónica.

 En cuanto a las investigaciones, el remitente debe especificar el tipo de investigación (bibliográfica, monográfica, trabajo de tesis, o cualquier otra modalidad).  En cualquier caso, se acompañará un documento, no mayor de diez cuartillas,  con el nombre del autor,  el  Tema, Título, Objetivos Generales,  Metodología (breve explicación); resultados principales, conclusiones y bibliografía básica empleada.    

 También podrán enviar sus crónicas ciudadanos cubanos que no trabajen en los medios de prensa, para los cuales el jurado seleccionará las de mayor calidad, a los cuales se le entregarán diplomas de reconocimientos y se publicarán en el sitio digital de la UPEC.

 Se admitirán hasta dos crónicas, por concursante en cada uno de los tipos de medios en los que fueran publicadas.

 La presentación de los trabajos será de la siguiente forma:

  • En periodismo impreso se remitirán original y dos copias, utilizando la valija de la UPEC o el correo postal.
  • Para la radio en CD, o en formato mp3 por correo electrónico a la siguiente dirección: cip307@cip.enet.cu.
  • Para la televisión en CD o DVD.
  • Los trabajos investigativos podrán enviarlos por correo electrónico

 La dirección postal es: “Casa de la Prensa Calle 35 No. 5607 altos e/ 56 y 58, Cienfuegos.

 Se premiará la crónica que con mayor creatividad y eficacia se apropie del tema desde la subjetividad del periodista, en cada medio (prensa escrita, digital, radio, televisión y estudiantes de periodismo) y el trabajo investigativo más destacado.

 La Revista Alma Mater se suma a la premiación del mejor trabajo entre los estudiantes de periodismo con libros, folletos y la publicación del texto en su revista.

 Se constituirán dos jurados, uno de admisión que determinará los finalistas y el otro para otorgar los premios, integrados por periodistas de reconocido prestigio en la prensa cubana. En la sesión final se darán a conocer los premios, consistente en diploma y 400.00 pesos CUP.

 Los ganadores del concurso 26 de Julio de la UPEC en el apartado de crónicas serán invitados al encuentro.

 Las crónicas para el concurso deberán entregarse en la Unión de Periodistas de la provincia de Cienfuegos, antes del 30 de septiembre del 2015.

 Para aclarar cualquier duda pueden llamar a los teléfonos 43-513371 y 43-551292 en Cienfuegos y por el e-mail: cip307@cip.enet.cu

 

 

 

 

ENTRE EL CASCABEL Y EL GATO

ENTRE EL CASCABEL Y EL GATO

Presentación de ¿Tiene cascabel el gato?, de Maribel Acosta, en el XI Encuentro Iberoamericano de Género y Comunicación

 Luis Sexto

Soy amigo de Maribel Acosta. Y este título supone, entre los cubanos,  mil y una noches de compromisos, y aclaro que lo de noches es sólo una imagen. Compromisos, digo,  principalmente de fidelidad. Pero, aunque pueda entenderse que he asumido esta tarea un tanto forzado por los presupuestos de la amistad, aseguro que la realizo en plenitud de conciencia y anuencia, advertido por los años de los peligros intelectuales que implica el análisis crítico de un libro para presentarlo como apto para pasar de mano en mano.

De esos puentes en riesgo de derrumbe, me salva un principio: si soy amigo de Maribel Acosta, soy más amigo de la verdad, como creo recordar que declaró un filósofo griego cuyo nombre no voy a rebuscar entre mis libros o libretas de apuntes. Soy, en efecto, amigo de la verdad. Y por tanto he de decir que este libro titulado ¿Tiene cascabel el gato?, merece ser presentado con el vestido de los 15 años o con el de bodas. Es decir, he leído este libro, lo he meditado y puedo recomendarlo como una lectura útil y  en particular necesaria.

Primeramente debo enumerar las preguntas que comencé haciéndome al empezar a leer este libro: ¿Quien es el gato? ¿Por qué el cascabel?  Luego, una hipótesis: si hay gato y cascabel es porque hay “ratones”. ¿Y quiénes por tanto son los ratones? En fin, ustedes, reunidos en este encuentro iberoamericano,  han de saber la respuesta considerando su experiencia en los asuntos de la comunicación El gato es el problema; el cascabel, la solución; y los ratones, nosotros los que intentamos colgarle el cascabel al problema y los que, puestos a ver y oír, nos suplican que convirtamos cada movimiento del gato en un cascabeleo perenne. Estamos, por supuesto, hablando de la Televisión Cubana y en lo principal de su sistema informativo, tema de este libro, cuyo subtítulo es: Miradas al teleperiodismo cubano.

Pocos dudan de que la prensa en general haya sido en Cuba un gato casi inofensivo.  Es, por supuesto, otra metáfora para decir que la prensa de cualquier medio o soporte en situación de asedio, bloqueo, ha de acurrucarse para que el gato no evolucione hacia un hipotético tigre. Y no han faltado razones. José Martí, en frase ya encapsulada que sirvió para su tiempo y ha servido para nosotros -tal vez por demasiado tiempo-  propuso  como norma patriótica que si el enemigo acecha, la prensa calla. No niego la vigencia estratégica de este apotegma. Pero toda cápsula ética debe de amoldarse a las épocas de modo que “el callar” no sea destino, sino paréntesis del destino que el organizador e ideólogo de la nación cubana, Martí, le asignó a la prensa: “explicar en la paz, y en la lucha fortalecer y aconsejar”; también recomendó Martí que el periódico, la prensa, debía salir a la calle a “tumbar caretas”.

Qué respuesta podríamos darle al título de este libro: ¿Tiene cascabel el gato?  No quisiera yo sugerirles una probable respuesta, sino recomendarles leer este libro. Y el lector, de lectura inteligente, tendrá en estas páginas la síntesis de los avatares de la TV cubana como difusora de noticias y enfoques periodísticos. Maribel Acosta,  maestra del periodismo en televisión, no esconde ni justifica: busca explicaciones a un largo proceso en que los momentos de brillantez han sido menos que los opacos. Ha investigado, ha  relatado 55 años de aciertos y retrocesos, y de avances  y nuevos retrocesos.  En la segunda parte del libro, la autora completa el panorama mediante  entrevistas con técnicos, periodistas, directores que se imbricaron en el desarrollo de la televisión revolucionaria desde 1959 o poco después. Las preguntas, muy directas, casi a punto de tomar por el cuello al entrevistado,  se destacan por su agudeza, y así,  si no obtienen lo que piden en el primer pinchazo, vuelven a la carga hasta precisar una respuesta menos cautelosa. Muchos de los entrevistados han sido compañeros de trabajo, o  jefes, o  maestros de Maribel. Como ella misma me ha dicho: abusó de la confianza de personas que quiere. Sin embargo, sus preguntas pusieron a distancia el afecto para producir los efectos planeados en el guión del libro. Maribel Acosta también ha sido más amiga de la verdad.

Pensando en cuanto descubre, asocia y pregunta este libro, uno comprende que los desaciertos, a pesar de los aciertos, no deben de  justificarse como errores o “crímenes del tiempo”,  según define uno de los personajes entrevistados. Mirando hacia atrás, uno se reafirma en la praxis acumulada durante el decursar de la humanidad: si el polvo se mantiene en el camino, tendremos inevitablemente  lodo cuando llueva. Por tanto, si aún discutimos cuál es el camino, es porque hemos justificado cada acción errónea con las urgencias de los tiempos. Y así hemos  garantizado, quizás un tanto improvisada o inconscientemente, que en el futuro se repita el error.

Resumiendo, entre otras carencias que no interesan ahora, y sin intentar una crítica totalizadora,  la lectura del libro de Maribel Acosta me ha obligado a  deducir que la creatividad  no ha distinguido usualmente  el uso de la TV como medio informativo. Desde fuera de sí mismo, el teleperiodismo cubano  fue sometido a las coyunturas de cada momento con un mismo enfoque limitador, sin variaciones metodológicas, conceptuales  y formales. Ahora bien, llegado a este punto, me percato de que el cascabel lo ha hecho sonar la TV desde el principio: los intentos por trascenderse mediante su reconceptualizacion como medio informativo, han advertido: Estoy aquí, y frente a la pantalla está el pueblo, que espera.

¿Pero tiene cascabel el gato?  A mi criterio,  este libro, de prosa funcional en su estoica y fluida economía estilística, es una de las posibles repuestas a tantas imprescindibles  preguntas. Y este libro vale más, porque aparece cuando en Cuba, el Gobierno y el Partido gobernante nos instan a discutir cómo lograr que  la TV informativa, y el resto de los medios  de prensa acaben de entrar, con un  indiscutible espacio  profesional y ético, ajeno a coyunturas, en la  lucha del pueblo por mantener erguido el ideal fundador de la independencia, que al fin nos ganó la Revolución, y conquistar  la plenitud de la justicia en el socialismo.

¿Suenan  cascabeles? Sí. Pero ahora no es el gato, que no sabemos si los tiene. Los hace sonar  el tiempo que me anuncia concluir la presentación del libro de una amiga  a quien hoy redoblo mi afecto  por haber defendido la verdad.

Hotel Nacional, 30 de mayo de 2014