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PATRIA Y HUMANIDAD

LEER Y DARSE POR ENTERADO

LEER Y DARSE POR ENTERADO

Luis Sexto

Señores foristas: Por supuesto, en The Washington Post y en The New York Times, entre un trabajo que defienda a la Cuba actual y uno que la ataque, lo más probable es que publiquen este último. ¿Quién puede afirmar sin exponerse al error que son medios objetivos, imparciales? Por ejemplo, recientemente el Times de NY publicó el artículo de un escritor cubano y luego este, según dijo a la prensa,  le reclamó al periódico haberlo manipulado. Roberto Zurbano escribió:"La revolución cubana para los negros aún no ha terminado", pero en el periódico salió que "aún no ha empezado". Es decir, todo lo contrario a lo que quería decir el protagonista de este episodio.

Comprendo en algunos de los foristas  de este blog los deseos de expresar opiniones. Pero en verdad, como norma, en los últimos tiempos aparecen opiniones burlescas, ofensivas, basadas en el mismo lenguaje  con que  los grandes medios satanizan e invalidan a Cuba y a su Gobierno. Les falta pensamiento.

Algunos utilizan como argumento para denostar a la revolución, las cartas que publica José Alejandro en la sección Acuse de recibo de Juventud Rebelde. Pero eso solo es prueba de dos cosas: que Cuba no es una sociedad perfecta y que su prensa, no obstante las deficiencias, se ocupa de dar voz al pueblo. Pasan,  es verdad,  esas acciones que responden a actitudes burocráticas y a viejos hábitos de ordeno y mando. Sin embargo, un  periódico cubano, oficial, como dicen, los combate. Y porque existe la convicción de que hay que eliminarlos,  existe la voluntad nacional de transformar nuestra sociedad sustituyendo esquemas y conceptos caducos que estorban y distorsionan el socialismo.

Nadie puede impedir que se reconozcan y denuncien esos problemas que a veces anulan lo positivo de nuestras leyes.Pero en este blog  ciertos internautas intentan colocar  juicios injustos, malintencionados, manipuladamente expuestos. Y si los admitiera tendría que contestarlos, porque este blog no es El País, ni El Times, ni El Nuevo Herald. Entre esas visiones y la mía hay una divergencia política, partidista, incluso clasista. Yo soy hijo del peón de vías del ingenio, no el hijo ni el sobrino del dueño del ingenio antes de 1959, aunque ciertos hijos de peones  piensan como los hijos de los propietarios. Es decir, existen divergencias insalvables entre lo que muchos de ustedes y yo  entendemos por democracia y por justicia y por independencia.

Por lo tanto, como no puedo estar en litigio todo el día con términos  que ofenden lo que creo y defiendo, he decidido suprimir, irrevocablemente, los comentarios. Mi tiempo escasea. Y si discutiéramos sobre el papel del mercado en Cuba o la distribución de tierras, o el daño del bloqueo de los Estados Unidos,  el tiempo sería invertido provechosamente. Pero, repito, son los mismos clichés propagandísticos, las mismas palabras descalificadoras en la mayoría de los casos. Con lo viejo y lo caduco del otro lado, no vale la pena discutir.

Tampoco me gusta que  esos lugares comunes  de la derecha cuelguen de mis post sin que yo tenga tiempo para responderlos.  Dejarlas así, sin respuesta, sería un modo involuntario de coadyuvar a la propaganda que fuera de Cuba se hace contra el orden actual en mi país. Propaganda que muchos de ustedes, desde luego, quieren difundir valiéndose de los silbidos de majá de un presunto derecho a expresar el pensamiento. En mi espacio, solo lo decoroso, lo inteligente, lo humanista. Lo espurio, lo carente de ética  a no tiene ningún derecho. En todo caso tiene el mismo derecho que The New York Times le garantiza a un cubano revolucionario.

Este blog, aunque pobre, no es ingenuo. A algunos de ustedes los he sorprendido en doble juego: escribiendo con un seudónimo  algo dulce, adulador para mí, o aparentando imparcialidad, decencia, y con otro exponen los esquemas que integran el aparato conceptual de la emigración beligerante y favorable a la política norteamericana y su guerra contra el orden social en nuestro país.

No me agrada que intenten reírse de mí. Nos conocemos bien.  Gracias

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