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PATRIA Y HUMANIDAD

EL BIEN Y EL MAL

EL BIEN Y EL MAL

Luis Sexto

Regresemos a lo ya dicho: sin el componente político, alguna de las transformaciones en la sociedad cubana podrían perder su esencia revolucionaria y socialista. Y ese aborto lo esperan, dando paseítos por  los pasillos de la Internet, tanto algunos impacientes de izquierda – de una izquierda libresca y refunfuñona-, como de la derecha hostil y creyente en  el “milagro”  de ver destruida la continuidad de la revolución.

Pero por qué me atrevo a decir que podría faltar el ingrediente político en esta hora crucial para Cuba. La sospecha crítica no habrá que dirigirla, desde luego, al contenido de lo pensado, legislado, y aprobado, incluso, por un congreso político -el Sexto- del Partido dirigente. Más bien, ha de voltearse, por ahora, hacia lo que se delinea como una de las mayores inquietudes, al menos del que esto escribe: la aplicación del programa y su estrategia. Porque, según mi experiencia, aún se resisten a desaparecer los enfoques echados sobre la realidad desde posiciones burocráticas o tecnocráticas.

Miradas burocráticas o tecnocráticas tienen en común que ambas soslayan la política que ha de permear y beneficiar en nuestra sociedad a cualquier ley o resolución del Gobierno o del Partido Comunista de Cuba. El enfoque burocrático suele ejercer su papel de ejecutor como un acto maquinal, rígido, incuestionable, incluso susceptible de ser distorsionado para acomodarlo a conveniencias particulares de un individuo o de un grupo. La visión tecnocrática, a su turno, evalúa un problema solo en los  aspectos técnicos, económicos  o, más extremamente, economicistas.

Resumiendo, y como puede apreciarse, burócratas y tecnócratas se emparientan en un detalle: olvidan que las personas existen. Y, según esa lógica, soslayan el hecho esencial de que para los ciudadanos se determina y se regula la política en nuestro país. En términos justos, unas son las dificultades inevitables o insuperables en un momento, y otras las que saltan como grillos a causa de errores o decisiones colindantes con el absurdo.

Por tanto, me preocupa -¿y puede importar mi preocupación honrada?- que, por ejemplo, la lucha contra el paternalismo derive en un “daño colateral” de la justicia como base de la sociedad cubana. ¿Duda alguien de que sea posible? Yo no lo dudo. Es más, lo que he escrito hasta esta línea es para alertar sobre que, según mis contactos y observaciones, existen ciudadanos que se sienten agraviados por esa tendencia a sacrificar soluciones inaplazables en ciertos lugares. ¿A alguien se le ocurriría, pongamos por caso, dejar sin ambulancia a una comunidad de más de seis mil habitantes y distante seis kilómetros de la cabecera municipal,  en zona donde el transporte es casi un deseo, un “ojalá se resuelva pronto”? Parece absurdo el planteamiento. Pero ha pasado

En esa consigna que oigo con frecuencia por la radio –“Gastar menos”- me parece que también se cuela una inconsecuencia. Y uno pregunta: adónde irá a parar el país si la consigna es restar, y solo restar… Yo diría, en cambio, y sin ánimo de adoptar poses magisteriales: “Hay que gastar lo necesario y solo lo necesario”. Esa es, creo entender, la formulación correcta de todo empeño de ahorro y que percibo como directriz en las líneas económicas de la actualidad. Porque el ahorro no consiste en un quitar y quitar, en un recortar, junto con lo superfluo, lo básico. Y esos recortes, por estar a veces rígida e impolíticamente calculados, generan una secuela de inmovilidad, de suspicacia e inconformidad.

Como profesional de la prensa, no me agrada reproducir consignas. La mayoría de las consignas tienden a vaciarse de contenido. Y un día algunas sonarán como un disco rayado. Pero no vacilo ahora en escribir una frase, con ecos de una consigna justa y perdurable de Fidel. Ustedes hallarán el engarce con nuestra tradición revolucionaria cuando yo termine diciendo: Contra el paternalismo, todo; contra la justicia, nada. (Publicado en Juventud Rebelde)    

Nota: Leídas resoluciones, y los discursos y debates de la recién concluida conferencia del Partido Comunista de Cuba, podemos reconocer que las inquietudes que en este artículo se expresan han tenido una respuesta positiva.  

3 comentarios

Daniel Franco -

Sr, Sexto, con gran oena veo que al fin la presion oficial lo hiso ceder y borro mi ultimo comentario.
Lo comprendo pues se no es facil expresarse viviendo entre fuerzas tasn poderosas.
Aunque no me vpublique mas, siempre leere sus articulos pues considero que provienen de una pluma sabia, pero atrapada dentro del sist. politico que tanto defiende.
Le deseo muchos exitos y pido porque llegue el dia cuando pueda expresarse con entera libertad.

nsf -

Sr Carlos totalmente de acuerdo con su opinion al menos en los 3 1º parrafos.

Carlos -

Imagino que por componente politico, usted quiere decir humano o humanista por los que se lleva a cabo un proceso politico como el que derroco la dictadura de Fulgencio Batista para repartir las riquezas de Cuba entre los mas necesitados y a partir de ahi, garantizar el bienestar social. La palabra politico me hace sentir el componente mas teatral que real, mas ficticio que sincero, mas politiquero que humanista.
Con respecto a la "continuidad de la revolucion", no se de que continuidad habla si ya llevan 53 anos dirigidos por la misma familia. Donde estan las generaciones que debian continuar el proceso? Donde estan los Lages y los Robainas o los Felipes? Es que acaso se estan preparando a los hijos y nietos como en Korea del Norte?
Toda persona que conoce la historia tan bien como usted sabe que todos los processos con liderazgos personales tan fuertes, como caudillos, terminan cuando desaparece el caudillo y lamentablemente lo poco socialmente humanista que pudo quedar del proceso, desaparece tambien.
Como siempre que leo sus analisis politicos, siento la pena de leer a un genio reprimido que no le queda mas remedio que quedarse corto y atacar las ramas de burocratas y tecnocratas de mediano alcance por falta de acceso a la raiz, precisamente por tener que seguir su tradicion revolucionaria que lo amarra a... Contra el efecto, todo; contra la causa, nada.