Blogia
PATRIA Y HUMANIDAD

LA PASIÓN OCULTA DE MÁXIMO GÓMEZ

LA PASIÓN  OCULTA DE MÁXIMO GÓMEZ Por Luis Sexto

La obra del Máximo Gómez salta cualquier bandera. Fijarle patria, por lo tanto, no parece ser en lo sustancial  problema que deba ocupar, ni preocupar, a la historiografía, ni a cuantos veneramos la vida de El Viejo. Y la faena puede concluirse otorgándosele un título que supone una ciudadanía más vasta y ejemplar: internacionalista.

Pero si esencialmente no ha de interesar a los valores históricos, fijarle patria a Gómez o esclarecerle sus sentimientos nacionales más íntimos atañe en lo particular a la moral, a la ejemplaridad revolucionaria del Héroe de Palo Seco. Después de una inmersión en este aspecto -un tanto secundario frente a la vastedad de su acción fundadora- puede colegirse que los méritos de Gómez son mayores. Porque su entrega internacionalista a Cuba exigió sacrificar gustos, deseos, derechos muy íntimos.

Dos preguntas reclaman un intento de explicación: ¿Amó más a Cuba que a República Dominicana? ¿Qué significó en sus emociones la isla donde nació? Hemos de reconocer de inmediato que dos patrias comparten al Generalísimo del Ejército Libertador de Cuba. No lo comparten por razones de equilibrio diplomático. El propio Gómez se encargó de admitirlo cuando en su Diario apuntó la visión totalizadora del ámbito geográfico y social de su vida. El 11 de abril de 1895 navegaba por el paso de los Vientos en viaje de Boston a Jamaica. A las cuatro de la tarde, a través de la neblina azulenca de la lejanía, el General vio a la vez las cosas de “Santo Domingo y Cuba (…) los pedazos de tierra de mis ensueños”. “En la primera –prosiguió- dejé la cuna y quién sabe si en la segunda tendré mi sepultura.”Los cubanos, pues, podemos llamar conciudadano, compatriota, a Gómez. Y no solo por confesión del Generalísimo. Cuarenta años como actor principal en la historia de Cuba, construyendo la nacionalidad como cuerpo político y jurídico en independencia y libertad, confirman la ligazón sentimental del paladín de La Reforma con la isla que lo acogió en 1865 cuando, “errante y proscrito”, desembarcó en Santiago de Cuba para iniciar un destierro casi definitivo. Quiso a Cuba con la inclinación del hijo. Pero del hijo adoptivo. Porque –volvamos a preguntar-: ¿Se consideró a sí mismo netamente cubano? ¿Olvidó a República Dominicana?

Si aplicamos un criterio emotivo al analizar los hechos y los personajes de la historia, estas preguntas, y quizás sus respuestas, podrían causar una reacción de inconformidad, y podría, incluso, estimarse que con ellas se lastima la memoria del maestro de los Maceo, del Guerrillero que enseñó a los cubanos el uso del machete como arma de guerra. En cambio, para quien no guste de acomodar la historia a sus ideas e ideales, ni crea que por trascender el tiempo humano y perdurar en el histórico el individuo alcanza cierta laica, civil, santificación que lo separa de sus defectos y peculiaridades personales, el resultado de la indagación enaltecerá más a Gómez.

La médula de esta exploración se reduciría a formular otras tres preguntas aparentemente inútiles: ¿Renuncia el internacionalista a su patria para asumir al mundo como habitación, o se despatria absolutamente, o adopta como patria al país que sirve? Salvo que actúe como un mercenario o un aventurero, el internacionalista se introduce en la epopeya de otro pueblo impelido –además de por las ideas, la generosidad del carácter- por un sentimiento de amor que es prolongación del amor a su pueblo de origen. Y por tanto alejarse de este, no retornar para donar un gesto solidario, implica velar interiormente las lágrimas de la nostalgia como un caballero vela en silencio, soterrada y continuamente, una pasión imposible.

El Generalísimo fue un hombre de pasión que el soldado austero, estricto, exigente, enmascaró tras la humeante crónica de sus acciones bélicas o el tenso cavilar de la conspiración revolucionaria. Por momentos, sin embargo, suelta alguna señal de su preterido escozor cuando, desanudando el pañuelo de su corazón, el compacto militar se trasmuta en poeta, a la vez lírico y trágico.

Transcurre noviembre de 1898. Y aunque por primera vez en los últimos tres años duerme regularmente bajo techo, come con la aprobación ufana de su boca y ya no tiene que evitar ni combatir las balas y los sables españoles, Gómez está preocupado. Lo inquieta el fin de la guerra. “Este momento de alegría me da miedo.” ¿Cumplirán el presidente McKinley el Congreso de los Estados Unidos su promesa de entregar la independencia a Cuba? Dentro de estas urgencias y aprensiones que emborronan los días del Cuartel General en el ingenio Narcisa, en las afueras de Yaguajay, Gómez aprecia que la cercanía de la paz lo acerca a su más discreto anhelo. El 15 de noviembre escribe a su primo Francisco Gregorio Billini: “Yo, como siempre, sano y fuerte, acompañando a este pueblo en la odisea de su miseria. Este problema, de una parte, y de la otra, la oposición de los cubanos, a más de lo que juzgo un deber de conciencia, me atan de pies y manos como Prometeo a su roca, dilatando necesariamente la realización del gran deseo de mi alma: regresar al terruño amado, abrazar a los míos, contemplar mi cielo, bañarme en mi río… Este es el sufrimiento mayor; pero completemos la obra del sacrificio.”

El cinco de diciembre reitera al propio Billini que sus deseos son retirarse al lado de los suyos, “al calor de mi tierra amada, más amada mientras más lejana”. Y se desborda en una lánguida confesión: “A mi pueblo, a mi Baní del alma (…) no lo he olvidado ni un momento en medio de los azares de la ruda campaña.” Catorce años antes, el 8 de noviembre de 1884, hallándose en Nueva York, en respuesta a una carta del General Francisco Carrillo, le escribe: Su carta “me ha trasladado a mi Baní y me ha hecho aspirar el ambiente de sus flores y oír el susurrar de las aguas del ‘Banilejo’. Y resumía: “Verdaderamente, para saber cuánto se ama la patria y se adoran los recuerdos, se necesitan los sufrimientos del destierro. (…) General, a nosotros no nos queda más remedio que firmar un pacto con la muerte para volver honrados a que nos calienten nuestras tierras.”

Desde los llanos de Camagüey, el 20 de septiembre de 1895, le escribe a Federico Henríquez y Carvajal, el dominicano a quien martí llamó amigo y hermano: “…Mi amor por Cuba no ha causado merma en el amor a mi patria…”

En suma, cuanto hizo en Cuba “como humilde y devoto soldado de la libertad lo hice a nombre del pueblo dominicano, cuyas miradas estaban puestas en mí”. Así lo declaró en 1902 durante un viaje a República Dominicana. Retornará allí temporalmente en 1904. Y jamás volverá. Una año más tarde, Cuba, como previó, lo retuvo para siempre bajo el calor de su llanto. 

5 comentarios

Gualterio Nunez Estrada -

Maximo Gomez es un arquetipo historico en la corriente del ideal caribeno de identidad, fundacional en Cuba a partir de la Conquista y con fuente primigenia en Republica Dominicana. Maximo Gomez es la maxima expresion de este ideal en la formacion de nuestras nacionalidades caribenas, mas alla de las divisones que nos impusieron a partir de la reparticion del mundo entre las potencias coloniales. La cultura del Caribe por ser una confluencia de todas las culturas vigentes en la historia de la humanidad obro en una concepcion mas amplia que el humanismo europeo del Renacimiento que solo reconoce a Grecia como ideal y estetica, de ahi que la corriente de pensamiento internacionalista se ewstablezca a partir del Caribe cuando, por ejemplo, las mujeres de La Habana vendieron todas sus joyas para enviarselas a Washington, cercado sin vituallas, ni municiones, ni para la tropa ni para la impedimenta. La carta a Washington de las mujeres de La Habana se encuentra en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos de America. Por otra parte, los valores de la filosofica moral judeocristiana que suplantan los ideales grecolatinos y los que particularmente establecen los filosofos ingleses a partir de Jhon Locke en su "Ensayo sobre el Entendimiento Humano" comienzan a quebrantarse en el Caribe como lo ilustro Alejo Carpentier en su novela ensayo "El Siglo de las Luces". A partir del XIX se consolida un pensamiento ingeniero de la produccion y la infraestructura, asi como de la medicina, en parte por influencia francesa en la parte oriental y en parte por influencia norteamericana en la parte occidental. No obstante, el peso fundamental de toda esa influencia en ciencia y tecnologia y filosofia proviene de Inglaterra por su politica de abolicion de la esclavitud y sus diferencias con Espana.Considero que ahora mas que nunca se requieren muchos Maximo Gomez en Cuba en el Caribe que nos ensenen a lidiar con los retos de la ciencia, la tecnologia y las comunicaciones debido a que la actual formacion estatal referencial de area, Estados Unidos, va rumbo a la decadencia en su comunidad cientifica debido a la erronea orientacion de los medios de comunicacion norteamericanos y el personal que se encarga de estos medios, absolutamente ignorantes en ciencia y tecnologia como se evidencia en el ultimo articulo de la revista de ciencia "SEED" titulado "Rebuild the house of science" por Brandon Brown, fisico de la universidad de San Francisco. Si en el XIX tuvimos un Maximo Gomez, hoy requerimos de muchos para enfrentar los retos en tecnologia y comunicaciones que nos hagan capaces de sobrevivir como pueblos con voz propia en un mundo globalizado donde los ricos imponen ficciones economicas a traves de la no transferencia de tecnologias y el sistema de patentes, mas rubros protegidos con el fin de aplastar cualquier intento de un pais del tercer mundo por validar sus intereses por una sencilla razon, son los mercados ideales de la feroz plusvalia mediante la cual los mas ricos mantienen sus economias gastonas e ineficientes por si mismas, si no existiera esta dominacion. No existe, actualmente, una fisica de la productividad que valide la economia gastona de Estados Unidos, ni en productividad, ni en infraestructura si no fuera por las ficciones economicas impuestas al mundo por Occidente desde el Descubrimiento. Maximo Gomez no ha muerto, ahora hacen falta mas hombres de su talla y su talento porque el reto esmucho mayor que cuando la guerra contra la Metropoli espanola, en aquella epoca no habia brecha economica, ni tecnologica como la que hoy padecemos, mas que suficiente para mantener a America Latina no menos de trescientos anos mas en la bsoluta pobreza, y sin ninguna esperanza para Africa.

Enrique Martínez Díaz -

El Generalísimo Máximo Gómez es indudablemente parte de nuestra historia. Creo que amó a Cuba (donde tanto luchó y nacieron la mayor parte de sus hijos), tanto como amó a Santo Domingo, o viceversa. Para los que amamos la palabra Internacionalista, por el significado que tiene para nosotros, puede servir. Pero casi nunca las palabras logran encerrar, y menos una sola en particular, fenómenos muy grandes; encerrar la grandeza de Máximo Gómez en una palabra es ardua y probablemente estéril tarea: ya existe la forma de llamarlo: se dice su nombre, y para todos cubanos es suficiente.

Enrique Martínez Díaz -

El Generalísimo Máximo Gómez es indudablemente parte de nuestra historia. Creo que amó a Cuba (donde tanto luchó y nacieron la mayor parte de sus hijos), tanto como amó a Santo Domingo, o viceversa. Para los que amamos la palabra Internacionalista, por el significado que tiene para nosotros, puede servir. Pero casi nunca las palabras logran encerrar, y menos una sola en particular, fenómenos muy grandes; encerrar la grandeza de Máximo Gómez en una palabra es ardua y probablemente estéril tarea: ya existe la forma de llamarlo: se dice su nombre, y para todos cubanos es suficiente.

Ricardo -

No creo en Gómez internacionalista porque creo que es mucho más que eso. Internacionalistas fueron los 30.000 voluntarios de 52 naciones diferentes que lucharon por la libertad en España. Gentes de otras lenguas y otras culturas que vinieron a luchar por un mundo mejor y más justo.

Gómez en el 98 o los cubanos que vinieron aquí en el 36, o los españoles que lucharon allá en el 58, Guatemala, Nicaragua etc, es algo diferente. Formamos parte de una comunidad con una misma lengua, una misma cultura y en estos casos diría que un mismo ideal de futuro.

Creo que fue Fidel este verano quien en Argentina con ironía mencionó que Europa se pone de acuerdo hablando con traductores, mientras que nosotros decía, no nos ponemos de acuerdo hablando el mismo idioma.

Gómez dominicano o cubano. ¡Que más da! Máximo Gómez forma parte de una comunidad que tiene más puntos comunes que diferencias. ¿Quién nos inventó tantas patrias?

Me explicó un cubano que Máximo Gómez vivió toda su vida humildemente sin ambicionar riquezas. Que tuvo la oportunidad de llegar a la presidencia de Cuba y no le interesó el poder.

Este solo dato, el de luchar por la justicia sin ningún interés por alcanzar el poder es su medalla más preciosa. Su generosidad tiene el merito de la originalidad. Hay pocos como él.

Fabian Pacheco Casanova -

.....>!!Cuerpo inmundo porque tiemblas!! Y a la batalla contra la tirania, contra los despostas, el CHINO VIEJO lanzaba sus tropas Mambisas desafiado al extranjeron sin odios que opacaran sus dotes de gran estratega militar. Cuanto te extramos los cubanos en los ultimos 48 anos GENERALISIMO MAXIMO GOMEZ???Fabian Pacheco Casanova. EX-preso politico # 27088....