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PATRIA Y HUMANIDAD

GUARDA LAS APARIENCIAS

Diccionario de frases célebres

Por Luis Sexto

Posa de inteligente. Pero es sólo una frase habilidosa. Matrera. No sobrepasa la condición de la doblez, ni las fronteras de la malicia. Y se arrima a una tendencia en la que lo primordial consiste en pintarrajear la individualidad, atribuirle la cambiante naturaleza del camaleón.Guarda las apariencias. La recomendación peregrina desde lejos, de antiguo. En una página de El Habanero, su periódico, el Padre Félix Varela diseccionaba, criticaba, a los que alternaban sus colores. Se refería en esencia a lo político, y desde lo político ineludiblemente se empalmaba con la ética. Fustigaba  a los que, para defender intereses egoístas, cambiaban de casaca -¿ recuerdan los de mi generación y otras mayores el mote de cambiacasacas, aplicado incluso a cuantos hoy quebraban gritos por el Almendares y mañana por el Habana?-. Cambiar casaca, esto es, adaptarse, seguir la corriente, fingir... Cuidar lo mío. Guardar las apariencias.Mis coetáneos se acordarán también de aquel libro de José Ingenieros que, aún hacia l964, aún pudimos adquirir en alguna librería. La simulación en la lucha por la vida. El filósofo o psicólogo argentino dilucidaba  la capacidad humana para guardar las apariencias. Pero no la justificaba. Al menos, en otro texto, El hombre mediocre, nos ofrecía una ruta perfectible. Un ideal de grandeza. Eso creo.Precisamente, en Cuba nos hemos afanado por  exaltar la ética del ser por encima del tener. Valgo por lo que soy: por la generosidad, la disposición a servir, la afición al trabajo. No me juzguen por lo que tengo o... no tengo. Y tal norma excluye el apego a las apariencias. Porque, utilizarlas, equivale a andar en equilibrio frágil por el canto de la hipocresía; a afiliarse  a la filosofía de la mentira; consultar el manual de la doble, la triple moral.Qué enormidad de riesgo se afronta con quien guarda las apariencias. Si  desleal, jura morir antes de traicionar. Si  deshonesto, condena repetida y encarecidamente al ladrón. Y si haragán, aparenta que trabaja. Conservo una experiencia antológica. En l978, cuando el Gobierno Revolucionario propició el diálogo con los cubanos honrados de la emigración, mi hermana, que se marchó con parte de la familia a los cuatro años, regresó para reencontrarse con su raíz. La acogí con afecto, delicadeza. Cierto compañero me lo reprochó. Yo, me dijo, tengo un hermano allá y si viene le doy la espalda. Casi me abochorné por mi debilidad sentimental ante semejante entereza. Dos años más tarde, en l980, aquel patriota de la rutina, el que no recibiría a su hermano, fue recibido por este en el... yate donde lo vino a buscar. Y mi íntegro ex compañero, se fue por el puerto del Mariel.Por ese trillo discurren las conductas aparenciales. Por el trillo de nunca se sabe, ni se sabrá, en qué instante lo rojo se trocará en amarillo. Cuánta seguridad, en cambio, con quien dice sí cuando cree que debe decir sí y responde no cuando  lo estima. Podrá ser molesto. Por franco, erguido, firme. Pero con el sincero en cualquier trinchera. Con el otro, con el que es capaz de tirar la piedra y esconder la mano, ni en el paradero de Lista de espera. Hay quien dice pensar como uno, y no vive como uno. La confianza sólo puede habitar en la verdad, si no cuídese usted...    

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