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PATRIA Y HUMANIDAD

ÉCHATELO TODO A LA ESPALDA

Diccionario de frases célebres

Por Luis Sexto

Esta frase sería perfectamente hábil si no opusiese al entendimiento, desde el primer asalto, un equívoco, un desliz semántico. Generaliza demasiado. Y tendríamos que suponer a la espalda como una mochila imponderable, una especie de cuerno de la abundancia al revés, y cuernos- diría cualquier gente no astada-, ni para guardar la pólvora.
¿Acaso echarlo todo a la espalda es posible? ¿Y qué es todo? ¿También lo bueno?
Ciertos personajes suelen echarse lo bueno a la boca o al bolsillo, que son los dos sentidos principales de la voracidad. De modo que lo bueno, al menos lo bueno que me conviene, que me es útil, mi negocio, lo para mí, no se trasiega al vertedero.
A la espalda va, en consecuencia, lo bueno para otro. Lo que toca allí, al lado, al frente. Y vamos entendiendo entonces que todo puede definirse como lo que me molesta o me estorba, lo que me ordena o me exige. Hace poco me escenificaron la mejor versión práctica de esa filosofía. Necesité un servicio en un centro que los presta. Hombre práctico en suma, preparé la víspera el andamiaje para el día siguiente. Pero fueron inútiles el dinero y el tiempo previsor: amanecí en el mismo estado; el trabajo no sirvió. Y regresé al punto del entuerto. Iba a explicar y el compañero de turno me advirtió: Estoy terminando, no se haga ilusiones. Permítame... Y luego de un silencio propio del que manda y quiere hacerlo saber, sentenció:
-Usted no pretenderá que yo tenga que ver con ese problema.
-Usted no, directamente; pero su centro de trabajo sí. O lo que es igual, usted también, indirectamente.
-Yo no creo en la solidaridad, en la colectividad; yo soy yo, solo.
-Pues debía creer, porque según estimen a su centro lo estimarán a usted, y así actúe usted, así calificarán a su centro. Esa es la ley de la correspondencia transferible- rematé con un voquible original e incontestable.
El que inventó la frase quizás ignora que modificó la fisiología. Echarlo todo a la espalda equivale a no querer ver. Es decir, todo cae en un pozo ciego. O tras unas gafas exuberantemente oscuras.  La espalda se convierte  en el estuche invertido de los ojos. Más bien la frase es eso mismo: un andar hacia atrás. Un portazo delantero desde dentro para salir por la cocina. Y expertos aseguran que el uso prolongado puede crear inclinación hacia las sombras, los rincones. Y, un día, uno se despierta escribiendo, como Kafka, la Metamorfosis.
Convengamos  racionalmente que la frase es aplicable con cierta restricción. Porque nada hay completamente inservible. Cuando alguien te recomienda: no seas cretino, no hagas favores; cobra; o: distánciate, no te comprometas; o: haz como cualquiera, trabaja menos,  échatelo a la espalda.  No lo obedezcas. Y a la espalda, también,  mis amarguras y rencores. Y ese compañero, esa persona, ese amigo, échatelo también a la espalda. Pero para cargarlo, sobrellevarlo.


1 comentario

Julián -

Maestro, Luis Sexto, que Usted haya leído mi espacio personal es de hecho una satisfación, pero que decidiera poner un hipervínculo de su blog al mio, constituye un honor. Gracias.